VA DE...Batiburrillo literario

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jueves, 7 de enero de 2021

MÁRTIR -Quizá virgen-

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

(Serie Miedoseros)

Quién pueda (y quiera) entender, que entienda este cuentecillo. Yo sólo digo que quien es responsable de cualquier muerte está muerto de antemano. Porque el "levántate-y-anda" no funciona en la voz de los aficionados.


 

 

          Me cuentan que un trasnochado plagiario de nuestro Tejero-Nacional, con corbata de seda roja de nudo corredizo, embiste al aire con la testuz coronada de espumillón pajizo, mientras recorre a grandes zancadas el pasillo de su residencia, que no sé si queda en el ala Este u Oeste de la Casa Blanca, aunque la colocaran tal que en el centro del primer piso.

        Van a dar las doce de la noche, y las noticias que le llegan provocan una inconveniente erupción, a manera de cráter craneal, en la parte más alta de su mollera, desde donde se desmandan diversos arroyuelos de lava que, de forma tan progresiva como imperceptible, le van aplastado el espumillón pajizo, y crenchándole los indigentes mechones posteriores a la altura del occipucio, mientras que en la frente el desastre de las horas se convierte en canalillos capilares que gotean como un deshielo tardío. ¡Quién le ha mandado morirse! Él, no. Desde luego.

        Las últimas imágenes de la tarde mostraban la agonía en los ojos de una muchacha alcanzada por un disparo en el cuello. Dicen que la muchacha ha fallecido, y el del espumillón pajizo despotrica de impotencia por no poder gritarle un tajante “levántate-y-anda” que lo redima de la efigie de la muerte de esa loca que va a dejarlo tan mal visto.

        Siente que el damero de las baldosas se acaba bajo sus pies como se le está acabando el aire que respira.

Como el tiempo. 

“¡Que alguien me traiga una ración de tiempo!”.

Nadie va a darle ya el tiempo preciso para enjuagarse el espumillón antes de que la implacable historia lo retrate con su abrigo de vicuña, sus zapatitos de inconfundible construcción “tramezza”, propia de Salvatore Ferragamo, y en trance de aflojarse el nudo corredizo de su mejor corbata de seda roja, del mismo color que la sangre pisoteada por los salteadores de la Casa de las Palabras. “Hay que liar los bártulos e intentar desatar el nudo de la corbata”.

        Sin detenerse, saltando con repugnancia de una a otra casilla (blancos/negros, blancos/negros) se pasa la mano por la frente y la retira llena de sebillo translúcido como la siempre inservible vaselina.

        ¿Por qué hasta los suyos quieren ahora martirizarlo? ¿Acaso no les ha ofrecido a borbotones su engrasada y pajiza virginidad humanista y humanitaria?

En CasaChina. En un 7 de Enero de 2021

CARTA ABIERTA A MIGUEL FERNÁNDEZ PALACIOS GORDÓN

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