Hacía tres días que se lo había dicho y no se lo podía creer. Al principio lo había tomado a broma. Sólo cuando vio que estaba haciendo la maleta, metiendo en ella lo imprescindible, se le encendió aquella pequeña alarma que algunas veces le había avisado de que algo no iba como tenía que ir. Pero ¿qué era lo que no iba bien? ¿Acaso no eran un modelo de matrimonio?
“No es por nada
concreto. Fue ese descuido; ese pequeño descuido lo que…” -había dicho por toda
explicación, sin acabar la frase, y con los ojos como emigrados a algo amoroso
que supo que ya no podían compartir.
¿Ese descuido? No
acababa de entender a qué se refería. Ciertamente, quizá hacía demasiado tiempo
que no se habían dicho un “te quiero” de los de al comienzo. Pero, después de
tanta vida juntos, no era necesario desperdiciar palabras; el amor se
sobreentendía.
¿O no…?
¿Y qué significaba
aquella nota que había dejado encima de la mesa de la cocina, que le causaba un
vacío tan inmenso a la altura del estómago?
“Un mínimo descuido de desamor
se convierte en un gran agujero negro codicioso de relleno inaplazable”.
En CasaChina.
En un 9 de Noviembre de 2018