(Hablantes y escuchantes)[1]
214/2024
Άνθρωπο= antropo = persona
Ομιλία= omilía = hablar −> AntropOmiliantes
Ακροατής= akroatís = escuchante −> antropokroantes
Puesta a hablar, (por escrito, claro está), que es en lo que estoy yo esta tarde, voy y me pongo “estupenda”, y echo mano de etimologías griegas, que parece que quedan muy bien en cualquier escrito que se precie. Así que, metida en ello, me apaño yo dos palabrejas de esas de decir más de lo que ocupan: “OmiLiantes” y “KroAntes”, que, explicado convenientemente tras su expurgue, vienen a ser algo así como los que la lían hablando hasta por los codos creyéndose escuchados, y los que escuchan el croar ajeno en actitudes tan dispares como quien oye la voz de la conciencia, o como quien escucha llover.
A continuación, les coloco yo a las “grieguerías” su correspondiente “antropo” en la delantera, y ya está. Ya tengo a mis flamantes AntropOmiliantes y AtropoKroantes dispuestos para montarme mi teoría sobre el oficio de escribir visto desde fuera.
Esto viene a cuento de una publicación de la periodista colombiana Evely Kestemberg que acabo de localizar en una red social que frecuento a falta de AntropoKroantes disponibles.
Ella dice así:
Hoy empiezo a compartir lo que denominaremos "LOS ESCRITORES FAMOSOS OPINAN", y empezaré con la escritora Dubravka Ugresic.
1. LA PROLIFERACIÓN DE EDITORES QUE PUBLICAN CUALQUIER LIBRO SIN EVALUAR LA CALIDAD LITERARIA.
Esto es lo que dijo la escritora DUBRAVKA
UGRESIC, postulada varias veces al Premio Nobel de Literatura:
"La LITERATURA la han destruido editoriales hambrientas de dinero,
editores que publican sin criterios de calidad, críticos sobornables, lectores
poco ambiciosos y autores sin talento sedientos de fama".
>> DUBRAVKA UGRESIC nació en Yugoslava y vivió los últimos años de su vida en Amsterdan. Murió en 2023 a los 74 años de edad. Elogiada por críticos literarios de prestigiosas revistas y periódicos como el New York Times, fue catedrática en Universidades de Estados Unidos y Europa (Alemania, Reino Unido, Italia y Austria).
He leído de ella dos excelentes libros: "La edad de la piel" y "El ministerio del dolor", traducidos en España por Editorial Impedimenta.
Eso es lo que dice Evelyn. Y lo que opina sobre los presuntos “destructores” de la literatura haciendo suyo −interpreto yo− el pensamiento de la escritora Dubravka Ugresic.
Y, por si lo que diga yo tiene acogida, digo yo que nada ni nadie podrá destruir la literatura, porque la literatura está construida con el material divino por excelencia: la palabra. Y la palabra, como lo divino, −ya dijo un tal Antoine Lavoisier sobre la energía−, ni se crea ni se destruye. Simplemente, se transforma. Son luego los dicentes −conocidos por mí como “OmiLiantes”− quienes la transforman, en la misma medida o más que los “KroAntes”.
Otra cosa es que esa transformación dé como resultado una auténtica obra divina o un bodrio, a su imagen y semejanza de quienes dicen o de quienes escuchan.
Sucede que allí donde haya un “OmiLiante” siempre habrá uno o más “KroAntes” dispuestos a engullir un condumio, mejor o peor cocinado, y a repetir plato si los aliños y el punto de cocción les complace.
Lo que nos lleva a adelantar una sentencia a modo de proverbio literario: no debiera olvidarse que para cada condumio existe un paladar; pero lo que no puede evitarse es alimentarse; hay que comer cada día a riesgo de morir de inanición.
Será que, aun compartiendo el criterio de que la buena comida demanda de exquisitos paladares, yo lo de escribir y leer se le asemeja bastante. Yo lo veo a mi manera, que no necesariamente tiene por qué ser la más acertada o desacertada, pero es la mía y me llevo muy bien con ella. Porque, entre paréntesis: a ver, ¿quién se atreverá a afirmar qué es y qué no es lo acertado, arriesgándose a que la Historia venga a desmentirlo sin contemplaciones?
Yo lo veo así:
Si admitimos que escribir es una forma más de hablar, tendremos que convenir que cualquiera que piensa, y hasta quienes no piensan, tienen derecho a hablar, porque LA PALABRA es patrimonio de la condición humana; del género humano sin distinciones.
Otra cosa es la posición de quienes, en su papel de “KroAntes” consumados, tras oír que por allí se está diciendo algo, se paran o no a escuchar. LOS ESCUCHANTES (llamémosles en este caso, lectores) son quienes deciden sobre su propia escucha y sobre la evaluación de la calidad de lo que escuchan. Hay “KroAntes” tan usureros, o acaso conscientes de su tiempo, que solo acuden a la llamada de discursos escogidos, donde está garantizado de antemano la calidad del "producto". Los hay que prefieren arriesgarse a "escuchar" cualquier cosa por si, "entre col y col, lechuga" (interesante refrán que aconseja las alternancias como recurso de feracidad estacional[2]). Los hay, en fin, que se quedan fascinados en cuanto oyen decir, sean quienes sean los dicentes “OmiLiantes”, ya se trate de inventores de discursos originales e inéditos, ya sean papagayísticos rapsodas, ya sea que los parlantes no sean mucho más que campechanos charlatanes proveedores de falsos crecepelos.
¡Franquicia que concede la vida! Porque también esas distintas categorías “KroAntes” hacen su servicio a quienes necesitan trasmitir, se desgañitan por decir sobre cualquier papela o, lo que es peor: hablan solos, o consigo mismos, porque no tienen quienes los escuchen de viva voz.
Y llegamos a otra conclusión: ¡Qué sería de los menesterosos “OmiLiantes” vitales sin unos buenos “KroAntes”, fijos, eventuales o fijos discontinuos!
(Y viceversa).
En fin, que, desde un pensamiento puramente humanístico −en el sentido antropológico, que no antropomórfico− llegamos a la última de nuestras verdades capitales por hoy: el derecho a hablar (sea de palabra, por escrito o con la simple expresión corporal) es inalienable. Como inalienable es el derecho a escuchar, seleccionar lo que se escucha o, simplemente, no escuchar.
(¿O no?).
En CasaChina. En un 21 de Diciembre de 2024
[1] Άνθρωπο= antropo = persona
Ακροατής= akroatís = escuchante −> antropokroantes
Ομιλία= omilía = hablar
[2] “Entre col y col, lechuga” https://cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha.aspx?Par=58742&Lng=0