VA DE...Batiburrillo literario

Mostrando entradas con la etiqueta MEDIACION: ¡SUSTO! PERO... (O del valor sanador de alguunas palabras). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MEDIACION: ¡SUSTO! PERO... (O del valor sanador de alguunas palabras). Mostrar todas las entradas

sábado, 17 de junio de 2017

¡SUSTO! PERO… (O del valor sanador de algunas palabras)


 25/2017
 Asusta querer mucho y que te quieran.
Gloria Fuertes

       No hay nada más letal que una palabra.

Preguntadle, –o preguntaos- si no, a quienes tuvieron que pronunciar o escuchar la palabra “adios” antes de tiempo.

 No hay nada más sanador que la palabra.
Recordad, si no, aquella primera vez que escuchasteis un “te amo” en los labios de la persona amada.
Si además esas palabras, letales o sanadoras, llegan escoltadas de gestos y espesores resonantes o disonantes, los efectos matraquean en la memoria como si todo nuestro ser fuera una descomunal caja de resonancia en dimensiones 3D.
Recuerdo ahora algunos gestos, algunas palabras pasadas, y me asusto. Me asusto tanto o más que en el mismo momento en que vi y oí.


Por rellenar horas de este tórrido domingo, busco entonces en mis archivos algo con que reponerme del último susto emocional vivido –del que no hablaré porque no viene a cuento y porque, además, me da susto lo de desnudarme emocionalmente delante de los papeles- cuando en la radio suena un poema de Gloria Fuertes que me deja hecha una rodilla.

TODO ASUSTA
Asusta que la flor se pase pronto.
Asusta querer mucho y que te quieran.
Asusta ver a un niño cara de hombre,
asusta que la noche…
que se tiemble por nada,
que se ría por nada asusta mucho.
Asusta que la paz por los jardines
asome sus orejas de colores,
asusta porque es mayo y es buen tiempo,
asusta por si pasas sobre todo,
asusta lo completo, lo posible,
la demasiada luz, la cobardía,
la gente que se casa, la tormenta,
los aires que se forman y la lluvia.
Los ruidos que en la noche nadie hace
-la silla vacía siempre cruje-,
asusta la maldad y la alegría,
el dolor, la serpiente, el mar, el libro,
asusta ser feliz, asusta el fuego,
sobrecoge la paz, se teme algo,
asusta todo trigo, todo pobre,
lo mejor no sentarse en una silla.

        A primera vista no es que ayude mucho el poema en lo de recomponerse del propio susto, pero…, convencida como estoy de que nada sucede porque sí, ni nada salta delante de nuestros ojos sin tener un porqué, me obligo a detenerme en cada verso con más talento, y atino con la respuesta a mi susto.

Eso es: lo que verdaderamente asusta es el susto a que todo cambie cuando la emoción es gloriosa; o a que nada cambie cuando nos asfixiamos de dolor.

El miedo (a que todo cambie o a que nada cambie) es un intruso; una especie de “okupa” al que no podemos desalojar de nuestras vísceras sin la ayuda de un imaginativo y consciente “pero…” bien manejado.
Decido entonces ponerle un espejo de “peros…” a los miedosos versos de la gloriosa Gloria, contraescribiendo los suyos con mis propios versos esperanzados, y no puedo por menos que regocijarme en el efecto.


TODO ASUSTA
(Gloria Fuertes)
PERO…
(Soco Mármol)

Asusta que la flor se pase pronto.
Asusta querer mucho y que te quieran.
Asusta ver a un niño cara de hombre,
asusta que la noche…
que se tiemble por nada,
que se ría por nada asusta mucho.
Asusta que la paz por los jardines
asome sus orejas de colores,
asusta porque es mayo y es buen tiempo,
asusta por si pasas sobre todo,
asusta lo completo, lo posible,
la demasiada luz, la cobardía,
la gente que se casa, la tormenta,
los aires que se forman y la lluvia.
Los ruidos que en la noche nadie hace
-la silla vacía siempre cruje-,
asusta la maldad y la alegría,
el dolor, la serpiente, el mar, el libro,
asusta ser feliz, asusta el fuego,
sobrecoge la paz, se teme algo,
asusta todo trigo, todo pobre,
lo mejor no sentarse en una silla.

 Pero otra flor se anuncia en el retoño
Pero querer exalta y glorifica.
 Pero el hombre rebusca en la niñez-
Pero el día se anuncia tras la sombra...
Pero todo es temblor cuando se ama
Pero reir me es tan necesario...
Pero podré decirrte que te amo
al oído de algún jardín de otoño.
...aunque mayo marcee de aguacero.
pero pasa siquiera olvidadizo
y se consumarán los imposibles
con valerosa luz enfebrecida
cuando el nupcial cortejo atormentado
surque aires lavados por la lluvia.
Pero la noche ya vendrá sonora
-y él ocupará lo ocioso de la silla- 
acunando alegría con sus crujidos
y el gozo, la calandra, el sol, el verso...
Pero seré feliz entre su ardor
embebida en la guerra de su abrazo,
y todo el pan será trigo nutriente
que gustaré de pie, dispuesta a la partida .



En el fondo -concluyo tan convencida como reconfortada- esa locución de cuatro letras que componen el “pero…” es nuestra tabla de salvación frente al susto.

Me viene a la memoria en este mismo instante otra palabra que para mí es sagrada: Sawabona[1], de la que ya he hablado algunas veces y a la que quiero referirme una vez más.
El enlace al que remite la nota al pie comienza así:

Existe una tribu en el sur de África con una costumbre verdaderamente hermosa que se identifica con una palabra: Sawabona. Cuando alguien se comporta de forma inadecuada, lo llevan al centro de su aldea, y entre todos lo rodean. Durante dos días ellos le recuerdan a esa persona todas las cosas buenas que él hizo.

       ¿Quién de nosotros no guardaen salazón o malcría y encurte  esa pequeña o grande (pero siempre miserable) lista de rencores del “una vez me lastimaste…”, sin tener el valor de verbalizar todo lo  bueno recibido?
      
¡Ah, cuántos miedos se borrarían de nosotros si aprendiéramos el valor sanador del sawabona, o del “pero…”, y arrumbáramos de una vez la interminable lista de agravios para sacar del armario la de los reconocimientos…!

Sawabona=yo te reconozco
…el derecho a ser como eres

             En definitiva, se trata de la ACEPTACIÓN CORDIAL DE LO DIFERENTE mediante el “PERO…” que incluye lo que une, y que excluye la ruptura traumática sin esperanza para la que pocas veces se está preparado. 

     Pero... -habría que decir- si no puedo asumir con gozo y con sosiego mi propia convivencia diaria con tu “ser como eres”, no temas. No desamaré, no. Simplemente, te amaré desde la imperecedera seguridad de la distancia. 

Sawabona
Cuenta conmigo de alguna forma aún por definir.


Lo anterior es algo que los Mediadores hemos utilizado muchas veces en conflictos de familia a través de lo que me gusta llamar
Mi tabla salvadora de propuestas y opciones



ANTAGONISMO
(Encuadre del conflicto)

PERO…
(Causa básica del conflicto)



PROPUESTAS y OPCIONES…
No nos entendemos…
pero nos amamos.
· Permanecer tal cual. (Estancamiento).
· Alejarnos un tiempo.
· Romper para siempre. (Rigidificación).
· Buscar nuevas formas de relación (cuáles) (lluvia de ideas)
·      Etc… (Capacidad de innovación))
 
¿Acaso aquello de “renovarse o morir” es ineludible para perderle el miedo a los antojos de la vida…?
¿Acaso –me digo- es que la innovación no se ha contemplado aún con la atención necesaria en las relaciones humanas, y mucho menos en la introspección…?


Bueno será para los Mediadores aprender a utilizar la INNOVACIÓN[2] como herramienta de trabajo.

Mientras tanto, no está de más reconocer que, hasta quienes estamos hechos a lidiar con miedos ajenos, nos sentimos asustados de los propios, esos que nos dejan abatidos  en la cuneta, desarmados, inseguros y rodando por los cibantos[3] de la vida.

De lo que sí que estoy absolutamente segura en este momento de susto es del valor sanador del “No…pero…”.


En “CasaChina” en un 17 de Junio de 2017


[3] CIBANTO: Ladera estrecha y empinada entre dos suertes de tierra o entre una suerte y un camino. [EXPRESIONARIO DE MÁGINA] (Inédito).

LA PRESUNCIÓN DE INDECENCIA

  (Mujereando)           45/2024   ¡Ya está bien! Hasta los “huevarios” estamos muchas mujeres de tener que “serlo”; pero, sobre tod...