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sábado, 30 de noviembre de 2019

SIQUIERA POR EL ESPANTO



Foto tomada de internet. https://www.elperiodicodecanarias.es/tal-dia-como-hoy-ley-para-la-reforma-politica/
127/2019
        Si os yo dijera la inquietud que me produce pronunciar esa palabra…
       ¡Patria!
       Decidme: ¿existe a día de hoy una palabra más amenazadora?
       Con ella en la boca se alzaron las armas contra quienes las entregaron a sus matadores, se denunció al vecino por una sinrazón de viejas querellas personales, se dieron “paseos”, se instituyó lo de vencedores/gloriosos y vencidos/apestados, se fusiló al amanecer, se abrió la veda del ser humano, se pusieron bombas lapa, se mutiló a niños, se pagó con tarjetas de crédito oficiales el descrédito estatal de los prostíbulos, se  negoció la paz mientras que la paloma se apesebraba sobre un pienso envenenado en las plazas públicas, se enterraba la séptima obra de misericordia y se desenterraba a los muertos; se subieron los salarios y se bajó la guardia hasta dejar desprotegido el flanco más facilón: el del odio institucionalizado.
       Patriotismo, patrioteros, patriotas, patricios, patrimonio, patriarcas…
       ¡Patria!
(Destierro de título novelesco y arenga trasnochada).
       Pasa frente a nuestras ventanas entornadas de hastío una procesión de sonoros patricidas que, esgrimiendo la inquietante palabra “patria” como arma arrojadiza, aunque parapetados tras escudos envilecidos por otras palabras no menos inquietantes (fascistas asquerosos / rojos de mierda) siguen navajeando la tierra de todos y soñando con repartirse sus pedazos entre unos pocos, expatriando sin piedad a los mirones forzosos, como cuando jugábamos en el patio de recreo a acuchillar el cuadrado trazado en el suelo, sin alcanzar a entender que aquel cuadrado era un simple bosquejo transitorio en tierra de nadie, que se borraría (se borrará) con las primeras lluvias enamoradas.
       Entre tanto, en las habitaciones interiores de las casas, vestidos de andar por casa, sin ganas ya de salir a esas calles tan nuestras, donde patriciados tahúres han arrasado y arramplado con la palabra “ilusión”, seguimos a lo nuestro: tomarle de prestado a Jorge Luis Borges sus certeros versos: No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto”.

En CasaChina. En un 30 de Noviembre de 2019

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