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martes, 24 de marzo de 2020

¡SE ACABÓ!


38/2020
Se acabó el comercio al PorMayor de carne humana
(Croniquilla del Viruso Coronado - 13)



Algo bueno tenían que tener los pavorosos “efectos colaterales” de éste Viruso Coronado, como lo tienen todos los horrores que los seres humanos somos capaces de crear.
En este caso, el “algo bueno” es este “se-acabó” que me brota de los bandullos como un geiser vomitando quinientos grados sobre cero.
¿Acaso puede haber un horror mayor que el de ir a fumigar una residencia de ancianos y encontrarse a muchos de ellos abandonados por sus “cuidadores”, e incluso muertos en sus camas, y a saber si de hambre, de desconsuelo, de Viruso o de qué?

¡Pues se acabó!
O eso espero

Se acabó el comercio al PorMayor −no pienso separar esta palabra− de carne humana.

Se acabaron las “residencias” de “PorMayores”, a los que nos llevan por mayores, y donde la materia prima es el confinamiento, el apartamiento, el agravio y la humillación. Como es esa lamentable y asumida costumbre de llamar “abuelos” a quienes ni lo somos ni queremos serlo.

Tres cosas hay en la vida −como decía la canción− que no deben generar más plusvalía para particulares que no sea el disfrutar de su existencia:

1.  La educación.
2.  La salud.
3.  La vejez.

Así que: ¡se acabó!

imagen de Internet
No es exactamente por morbo, sino por razones de concienciación, que me obligo a mí misma a imaginar cómo les llegaría la muerte a esas criaturas, etiquetadas ya con fecha de caducidad, pero con las mismas ganas de vivir que las que tenían / teníamos a los quince años, o de que alguien les acaricie los últimos alientos para hacerlos menos “transitorios”.
Pienso en ello y algo se remueve en mi interior como si me hubiera tragado un bote entero de chiles sin desbravar.
Imagino que yo misma me convierta en MateriaPrima al-por-mayor; por-ser-mayor, y todo el miedo que no tuve a lo largo de esta ya no menos larga vida en mis peores momentos de peligro −que los hubo− se me sube a los pulsos, hasta ponerme la tensión por las nubes y el ánimo por los suelos, de tal manera que solamente que queda resuello para gritar en voz alta:
¡Se acabó!

Residenciada en CasaChina. En un 24 de Marzo de 2020

CARTA ABIERTA A MIGUEL FERNÁNDEZ PALACIOS GORDÓN

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