62/2020
Yo que cuidé los años uno a uno
como quien cuida lirios
o azucenas,
y les regué los quicios a los pétalos,
y les podé las iras,
y humedecí sus penas,
y talé las palabras injuriosas
y abone las raíces de ser buena,
y vine a ser muy pobre,
muy, muy pobre
a fuerza de largueza
cosecho hoy mis años de estiaje,
pura feracidad en mi cosecha;
atrojo mil aromas de recuerdos
de búsquedas y encuentros
de azarosas llegadas
y de ausencias.
Viene llegando un tiempo de inventario.
Tendida está la mies sobre la era.
Me percibo. Me huelo. Me traduzco.
Conjugo el verbo ser:
Yo soy mi tierra
bien trabajada, pródiga y fragante.
Una larga cobranza en sementera:
Aceite, pan caliente, vino espeso
manjares que de simples se asemejan
a un alígero son de colibríes
libando la ambrosía sobre mi mesa,
mientras me transfiguro en ofertorio,
en polen redivivo.
Y en nobleza
doblada en mil magníficas arrugas
que esbozan en mi piel la vida entera.
En CasaChina. En un 1 de Noviembre de 2020