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viernes, 13 de septiembre de 2024

LA LONJA DE LAS PALABRAS

 El profesor Francisco Rodriguez Carbajo se dirige a LA FAMILIA SIAL

El profesor Francisco Rodríguez Carbajo se dirige a la FAMILIA SIAL

(Croniquilla de una inauguración editorial)

156/2024

Les contaré un secreto de escritora trasnochada −que lo soy gracias a los dioses que pastorean los rebaños de las palabras−: esto de escribir tiene tan personalísimos telenguendengues como criaturicas habemos entre quienes nos afanamos, poniéndonos a la tarea más o menos particular, oficial u oficiosa de mirarle los tientos a los decires. Y, además, hacerlo por escrito.

La anterior parrafada, que es la que le sale naturalmente a mi habitual fárrago, puede traducirse a algo más ligerillo de cascos:


Esto de escribir depende de la chiripa de cada cual para que le salgan al paso las palabras que se precisen para decir lo que haya que decir y encontrar un alguien que le ordene los dichos en forma de libro.

A mí, esta mañana, cuando me disponía a glosar el fiestorro que nos ofreció ayer tarde la firma SIAL PIGMALIÓN con motivo de la inauguración de su nuevo domicilio, me tomaron al asalto dos palabras:

·    LONJA

·    LAR

Acostumbrada como estoy a semejantes caprichos léxicos con los que me salen al paso palabrejas sueltas, me limité a escribirlas, negro sobre blanco, y a entretenerme en jueguecillos de sumar y convertir letras en dígitos, al más puro estilo “Académico-Justo-Bolekia-Boleká”, mientras aguardaba a que las dos palabras en cuestión decidieran por sí mismas lo que se supone que, según su capricho, yo debiera decir valiéndome de ellas:

·    L-O-N-J-A= 5

·    L-A-R=3

·    5+3=8

·    8=INFINITO

·    I-N-F-I-N-I-T-O=8

 

−¿Y ahora que hago yo con este ocho? −pregunté al Albur.

“Haz lo que te salga del mismísimo teclado −me ha parecido escucharle decir al Albur−; pero yo, en tu lugar, me centraría en lo de LONJA+LAR”.

Sin duda el Albur tenía una vez más sus razones para encarrilarme en lo que debía. Porque de lo que se trataba era de celebrar que SIAL PIGMALIÓN, LONJA DE LAS PALABRAS donde la haya, nos abría las puertas de su nuevo LAR, de su hogar palabrero. Y lo hacía a su manera: diciéndonos que las palabras no son stips de limosneo fruslero.

Las palabras brillan como el fuego del LAR y son como los peces: una mercancía con escamas superpuestas que debe ser expuesta en una buena LONJA.

Como, por ejemplo, la vieja lonja de pescado del Puerto de Santa María, a la que llaman “El resbaladero”. ¿Puede haber un nombre más brillante y fluido que ese?

¡Si señor! Una LONJA. He dicho una LONJA. Un lugar donde se ofrecen y se demandan por lo que valen los mejores y los peores peces. Donde, como en cualquier lonja que se precie, hay de todo: desde exquisiteces sacadas de zonas abisales hasta morralla de superficie para paladares de segunda, (que el hambre, como el sueño, es patrimonio de todos y, por ello, lo más democrático y de todo lo que pueda existir). Una alhóndiga donde poner a las palabras a charlatanear entre sí mientras llegan nuevos proveedores de MERCANCÍA y acuden a su reclamo ávidos consumidores de lo que se les ofrece: chucherías o artesanía pura; que de todo debe haber en la gran feria de las palabras para que los parroquianos puedan elegir a tenor de la disponibilidad de sus entendederas.

¡Sí señor! Ahora he dicho “MERCANCÍA”. ¿Por qué tantos remilgos ante palabras hermosísimas? ¡MERCANCÍA! Salida de nuestras entrañas. Como lo es la seda que gusanos laboriosos sacan de sus buches con mil fatigas para que los humanos la traigan, la lleven, la disfruten. Peor o mejor “mercancía”, pero MERCANCÍA.


Porque, digo yo: ¿qué son las palabras si las palabras, que son a mi entender lo más valioso del mundo, no pueden considerarse una preciosa “mercancía”? De mejor o peor calidad, pero mercancía, elaborada letra a letra con sangre, sudor y lágrimas por la gusanería de nuestras mentes, y “adecentada” y dispuesta por especializados mercaderes en los escaparates de las líneas de los libros con los que poder comerciar en honestos trueques.

Si las palabras no son eso, ya me dirán ustedes lo que son.

¿Acaso platos de lentejas con gorgojo de Antiguo Testamento?

¿Acaso bazofia de comedor de caridad?

¿Acaso papiros del Nilo cautivos de vitrinas cancerberas?

 


¡GLORIOSA MERCANCÍA!


¡DO UT DES!

 

EL TOMA Y DACA DE LA YA INDISPENSABLE

TEORÍA DE LOS JUEGOS

 

LONJA+LAR+REMUNERACIÓN A LA PALABRA = EDITORIAL FAMILIAR 

CON NUEVA SEDE

Eso fue la tarde de ayer: la celebración de nuestras palabras, más o menos acertadas, pero trabajadas a ciencia y conciencia.

Eso es: nuestras palabras tienen nuevo LAR, nueva LONJA a pie de calle, nuevo escaparate desde el que darle a cada cosa y a cada cual el brillo y el salario que merece.

Ayer tarde Madrid estaba envuelto en ese halo bienparido que le da a Madrid el otoño: ni frío ni calor en las calles, aunque en los interiores aún ronronearan esos aparatejos cenitales a los que los entendidos llaman Split, mientras que “los de la Familia Numerosa Sial” nos sentábamos a la mesa.

Ayer, en el número 7 de la madrileña calle Huesca de Madrid, a pie de calle, como cualquier LONJA que se precie, se abrieron las puertas de un nuevo LAR DE PALABRAS donde poder sentarse al banquete del lenguajeo.

¡Benditos sean estos lugares y su vocación de eternidad!

 

En CasaChina.  En un 13 de Septiembre de 2024

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