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sábado, 19 de agosto de 2023

HIJOS DE...A PESAR DE...

(Jaeneando500)

99/2023

    “¿Y tú de quién eres?” −se preguntaba en mi pueblo, en lugar de interesarse por algo tan irrelevante y común a la hora de ponernos identidad como era el nombre propio−.

    La respuesta −¡lógico!− nunca incluía echar mano de nuestro nombre propio aunque lo tuviéramos. Lo que contaba era el mote del clan igualitario y consanguíneo. O el apellido más o menos rimbombante, si es que una se creía directa descendiente de la pata del Cid.

Lo importante para existir era ser hija/ hijo de…

    Hay un apellido, −HIDALGO−, que siempre me ha fascinado por los múltiples resquicios que implica eso de ser “hijo-de-algo”, que es su sentido etimológico. Lo que, además de ser un “algo” “propiedad de…”, viene a ser lo mismo que una especie de cosificación, de “desidentificación” personal; un no ser nada propio, sino una especie de resultado de lo que otros hicieron o dejaron de hacer; de lo que hicieron mis antepasados, sin pedirme permiso u opinión, y por algo tan contundente, inelegible o inevitable para mí como lo de ser mis antepasados.

    Lo que quiero decir es que, por alguna irreflexión inducida, nos rasgamos las vestiduras o nos echamos flores por lo que otros hicieron in illo tempore, sin pararnos a pensar que… a saber lo que hubiéramos hecho nosotros de haber estado en cuerpo mortal allí y entonces.

    Personalmente, prefiero verlo con los ojos del aquí y ahora, y desde mis propias experiencias, y no como lo leo hoy en el artículo de opinión de mi periódico de cabecera: “el Judas Español” era hijo ilegítimo y sacrílego del clérigo.  ¿Ven dónde pone las comillas el más que versado articulista? Eso quiere decir que lo de era hijo ilegítimo y sacrílego del clérigo es de factura propia y actualizada del escribidor.

    Lo cual me lleva a reflexionar sobre algo interesante, −y usted perdone, señor autor−.

    Verá: con la que está cayendo sobre abusos sexuales en la Iglesia, lo de hablar de hijossacrílegos”, cargándole a los hijos el sambenito de lo que puedan hacer en plan coyunda inconsentida un clérigo o una clériga saltándose a la torera la Ley del SÍ ES SÍ, es tanto como “acogerse a sagrado” de manera oportunista y −esta vez sí− sacrílega (en el sentido coloquial de la palabra, que diría un erudito. Una erudita, NO. Vaya, que no lo diría).

    Lo de “adulterinos”, ahora que nadie se casa, y lo que se lleva, hasta en las realezas, es arrejuntarse por detrás de la Iglesia, ya comprenderá que viene a ser como echar mano de la viejísima “Novísima Recopilación”. O ir de boda con miriñaque.

    Está bien. Pongámonos serios: digo yo que no es necesario acudir a las evoluciones legales sobre filiación y su juiciosa nomenclatura para saber que ser “un hijo de…” ya no es ni tan denigrante ni tan relevante como lo de ser simplemente hijo o hija, con una historia propia por escribir al margen de la de nuestros progenitores.

Que también…Con ellos. Y a pesar de…

 

En CasaChina. En un 19 de Agosto de 2023

 

 

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