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martes, 8 de marzo de 2022

SIETE HITOS DESDE LOS QUE GOZAR OTRO DIA DE LA MUJER

(Siete Palabras para celebrar-Nos con Vos-otros)

         PROCLAMO: que mi militancia como mujer tiene un fuerte arraigo consonante en la consciencia del “ser”, aunque una base muy entendible, una asequible simplicidad vocal: yo diría que su formulación es el a, e, i, o, u del FEMINISMO.

       Proclamo un aquí y un ahora, que empiezan por la a de acogimiento.

        Proclamo como la esencia del ser, este sentirme elemento integral e integrante de un todo humano, que empieza por la e de la escucha.

        Proclamo la necesidad de esa independencia individual que nos hace libres para preferir y elegir, y que empieza por la i de inclusión en el mundo de los iguales.

        Proclamo la obviedad ostensible de que en la relación de convivencia nada se puede dar por entendido, obviedad que empiezan por la o de la palabra como obsequio.

      Proclamo la necesidad de mostrar y conocer el umbral territorial y emocional propio y el ajeno, la precisión en explorar sin invadir el dónde está cada cual como engranaje de un todo, que empieza por la u de ubicación.

 

        Acoger, escuchar, incluir, obsequiar y ubicar, comenzando por mí misma:  es el a, e, i, o, u del “no sin vosotros”. Esa es mi militancia.

        Percibo, pues, y tomo conciencia de que ese consonántico feminismo mío está cimentado sobre cinco vocales que introducen cinco palabras que lo definen. Lo percibo, me observo y os descubro a cada instante desde el “ser” pensante y consciente que soy junto a vosotros, “compañeros, del alma, compañeros”, que diría el poeta.

      Practico al fin un doble “des”; dos desaprendizajes con los que borro iniciales aprendizajes perversos, y con los que completo esas siete palabras que nada tienen de sermón y mucho de reflexión.

 

ESTOS SON MIS CATONES

 1. ACOGER en un aquí y en un ahora para que el tiempo no se tome su tiempo y emponzoñe mi hábitat.

·     Es prescindir a la convexidad del “yo” (me-mí-conmigo) sobresaliente, petulante y dominante para hacerme/ hacernos cóncavas y receptivas.

·     Percibo como mujer que mi arquitectura es cóncava por excelencia, continente y receptora de todo; un regazo perfectamente diseñado para que en él se cobije el mundo, y que el mundo me acoja de igual a igual, a pesar de nuestras gloriosas diferencias.

·     Practico el abrazo como seña de identidad, comenzando por abrazarme a mí misma como si fuera el último abrazo que voy a darme.

 

2. ESCUCHAR como esencia del ser: se trata de mirar a los ojos del que me habla, sin lentes de aumento interpuestas:

·     Es hacerle sentir a mi interlocutor que es bien venido si yo soy bienvenida en un plano de simetrías, o irme si no lo soy. Es pedir y ofrecer el equilibrio de semejanzas de trato entre desiguales.

·     Percibo como mujer que estoy abocada a ser alguien que no prejuzga, ni califica, ni etiqueta, ni mucho menos se permite decir “tú lo que tienes que hacer es…” allí donde puedo aportar un “¿qué te parece si…?”. Y, si no le parece, ni me parece, hacer el petate y partir peras.

·     Practico y me entreno cada momento del día para ser una escuchante activa, que es tanto como intervenir parafraseando sin interrumpir contradiciendo. Y, si es conveniente o necesario, me voy por donde he venido.

 3. INCLUIR: integrar e integrarme en esto que se llama vivir.

·     Es ser independiente como persona para no tener que vivir de…, y así poder ofrecerme a contener en la esencia de mi voluntad propia la presencia o la ausencia de los que me rodean.

·     Percibo como mujer: que soy incluyente por naturaleza; lo que supone exteriorizar mis intereses y necesidades con la asertividad suficiente para que se hagan visibles los hitos que informan de los linderos de mi propio territorio.

·     Practico: a solas conmigo misma, queriéndome como soy para hacerme un poco mejor; no demasiado. Admirándome a menudo, −que no dudándome−, de cómo pienso, para seguir pensante. Consintiéndome mis propios errores una vez descubiertos; y limados justo hasta donde acaba la uña y comienza la carne.

 

4. OBSEQUIAR: es obvio que la palabra es el mejor obsequio que pueda hacerse. Que, en este cuerpo a cuerpo que es vivir con la compaña, nada, ni las contenturas ni las escoceduras, ni los inquinas ni los apegos deben darse por entendido. ¡Hablar! ¡Hablemos!

·     Es usar la palabra como regalo leal; no como halago huero y oportunista o como arma arrojadiza en una guerra de “okupas”.

·     Percibo como mujer: que la instrucción recibida se instaló en mi instinto como deseable destreza de falsa “aduladora“. Por eso mi militancia está todavía haciendo el noviciado para amaestrar el don de la palabra.

·     Practico: un entrenamiento diario para sustituir el halago tácito y sobreentendido por el expreso y leal pronunciamiento. El manejo generoso del “te amo”, el “gracias”, siempre. Y el silencio sin alharacas cuando es preciso para declarar la paz.

 

5. UBICAR: Uso para las personas el refrán de “cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa” para saber que en el mapa del feminismo cabemos todos, pero cada cual con su propia tarea y en su sitio, que no es otro que el de poder elegir a voluntad.

·     Es situar los antagonismos, y rescatarnos en el antagonismo como oportunidad y encrucijada de conocimiento y reconocimiento

·     Percibo como mujer y contemplo los rozamientos propios del movimiento vital, no como contienda lesiva, sino como aprendizaje trascendente. Como mujer me veo/ nos veo en un recorrido significativo, centrado, trasversal y colateral; no sesgado, ni “en contra de”. Estar ubicada en el feminismo es una manera de ubicarse en la vida que requiere, si es necesario, des-andar el camino del sometimiento. Des-aprender culpas.

 

  1. DES-ETIQUETAR: limpiar el tablero donde se juega el día a día el rol genérico.

 DES-APRENDER: ¡Me cuesta tanto ahora creer en los que creen lo que creen sin rastro de duda alguna…!

¡Entre todas las mujeres! Y los hombres…

 

En CasaChina. En un 8 de Marzo de 2022

 

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