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martes, 10 de enero de 2023

PAGO EN ESPECIE

 

06/2023

       Ser, lo que se dice ser −y no hablo de carné de afiliación−, sino de saber de dónde soy −y no hablo de lugar de nacimiento−, la verdad es que nunca he sabido a ciencia cierta ni lo que soy ni de donde soy de pensamiento, obra y omisión, porque a todas las credenciales les encuentro yo su colorido y sus desteñidos.

       Sé que no soy de su partido porque si lo fuera, lo sabría; así que nadie podrá afearme que “barro para casa” si digo que me alegraré mucho si deciden que Griñán no vaya a la cárcel estando como está la criatura, tan metido en años, tan tocado de ala (o de próstata) y tan en deuda con los que nos quedamos fuera que de poco vale que pague en especie.

       Miren ustedes: si lo siguiente es ponerme de chupa de dómine por lo que acabo de confesar, están en su derecho de hacerlo, como yo estoy en el mío de decir que eso de mandar a la cárcel a cualquiera no le veo yo mayor ventaja que la de satisfacer pobretonas rabietas para justicieros de farola y la de incrementar los gastos de quienes apoquinamos el mantenimiento de semejantes instalaciones.

       ¿Qué no es así?

       A ver: que alguien me demuestre lo que ganamos el personal del pan nuestro de cada día encerrando a los condenados, y manteniéndolos a la sopa boba sin provecho alguno.

       Otro gallo nos cantara si algún día encontrásemos la manera de que esas criaturas, deudoras de la sociedad que los juzgó, nos pagaran el total de la deuda contraída, incluidos los sueldos de quienes los detuvieron, los investigaron, los juzgaron y los condenaron. Tengo la certeza de que, entre lo que nos ahorráramos en gastos suntuarios, lo que ingresáramos por restauración de daños causados, y, en último término, la tranquilidad de conciencia en lo del ojo por ojo, de seguro que podríamos mantener en condiciones a criaturicas que no solo no nos deben nada, sino que somos nosotros quienes estamos en deuda con ellas, tales como las residencias de ancianos, las escuelas públicas y la sanidad, a quienes podríamos proporcionarles por lo menos idéntica dignidad a la que se ve ahora  --y bien visto sea-- en instituciones tales como la penitenciaria.

       ¿Qué si estoy hablando de trabajos forzados?

       Pues miren ustedes, ya que lo dicen…; pero mejor será ponerse en “función-gallega” y  responder a una pregunta con otra pregunta:

       A ver: ¿qué diferencia hay entre unos condenados a trabajos forzados y quienes tenemos que trabajar como (no voy a mentar el color) para pagarle a las haciendas públicas cualquier deudilla de nada, o a los Bancos el recibo de la hipoteca, o a las eléctricas una miaja de kilovatios para calentarnos los pies en el brasero?

       ¡No señor! será que estoy espesa; o que no acabo de incorporarme al signo de los tiempos de los que se jactan de modernos y de evolucionados. Pero no veo yo la diferencia entre trabajar para pagar lo que se le alza a la sociedad y lo que se les alza a los amarrados al remo de esas compañías −estatales o privadas− que nos están chupando la sangre con todas las bendiciones de la ley, y nos obligan, sin parecer que nos obligan, a trabajar como a mulas que, atosigaitas por las ganas de beber aguas más claras que las de la indigencia, no saben elegir con tino el manantial en el que se paran a beber.

       ¿Es o no es verdad que lo de la cárcel es la demostración del fracaso de quienes no hemos sabido encarrilar la manera de que los que se lo llevan limpio de polvo y paja a cambio de unos pocos años de retiro nos devuelvan lo que nos deben?

       ¿A ver si va a ser verdad aquello de que “la verdad os hará libres” que pusieron los señoritos de la cruz gamada a la entrada de Auswitch…?

       Cuando digo que me alegraría saber que Griñán no va a ir a la cárcel estoy diciendo una verdad como un puño. Porque no estoy hablando de que la alternativa es que pongan a la criaturica a picar piedra en una cuerda de presos, sino que, por mucha piedra que pueda picar a sus años, y en sus circunstancias, no le va a dar la cuerda para devoluciones de lo debido. Así que…

       ¡Bueno…! A lo mejor también estoy hablando de misericordia, por si también es verdad aquello de “donde las dan, las toman” y que “bienaventurados sea los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.

 

En CasaChina. En un 11 de Enero de 2023

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