VA DE...Batiburrillo literario

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domingo, 9 de abril de 2023

YO SOY

 

(O del ahínco de ser, aunque no haya con quién)

39/2023

    Estaba una servidora ayer mañana como distraída, escuchando la radio, −por aquello de que en semejante tarea solo hay que aplicar el oído, dejando a los ojos libres de servicio para lo que se les antoje−, cuando se escucha la frasecilla de marras atribuida al tal Toronjo:

    "Todo el que dice, 'yo soy', es porque no tiene a nadie que le diga: ¡tú eres!" "Mantenerse. Lo difícil es mantenerse”.

    La cosa da que pensar. El “Yo-soy” es una cantinela −locución verbal que dirían los finolis− tan propia de los que nos dedicamos a lo de juntar letras que, por mucho que irrite al principio, acaba por causar la misma ternura que lo que algún maestro del husmeo dejó dicho sobre lo de leer El Quijote: “Primero se recibió con una carcajada; luego, con una sonrisa. Finalmente, con una lágrima”.

“Yo soy…”, “yo he escrito…”, “yo he ganado el premio…”, “yo soy la pluma más vendida…”, “yo…, yo…, yo…”. “Yo…, yo…, yo…”.

    Yo pienso que va a tener razón el Toronjo: cuando los juntaletras nos encastillamos en el “YO SOY”, suele ser, o porque somos tan jóvenes que el “tú” nos rebosa y no le echamos cuentas, o porque comenzamos a ser tan viejos que nos vamos quedando sin arrimos que nos digan “TÚ ERES” sin hacer amago de echarse la mano a su propio “YO SOY” de estraperlo recién garrapateado en una cuartilla y guardado en el bolsillo interior. (Por cierto, recuérdenme que otro día les cuente la historia del estraperlo).

        Yo, como tantos otros colegas de folio en blanco, lo intento con todas mis fuerzas, y reniego, −bien es cierto que sin mucho éxito−, del “YO-SOY”, como de la mismísima peste, por aquello de ahorrarme lo de la carcajada/ sonrisa/ lágrima. Pero una y otra vez me sorprendo con el dichoso “YO-SOY” de las narices saliendo de debajo de las idem como vapor de olla exprés pasada de hora.

    Entonces, puesta en jarras delante del espejo de reírme de mí sombra, me compunjo (¡toma palabro tan “yo”!), y me fustigo sin piedad con un imaginario chicote de trasnochado cauchero congolés, hasta que caigo en la cuenta de que el reniego del Toronjo pudiera ocultar más sabiduría de lo que pareciera a primera vista, y tener en sus dobleces un doble sentido digno de ser meneado con tiento: si repito tanto el literaturiero y cansoso latiguillo del “YO-SOY”, será porque no me van quedando tantos que me digan un “TÚ-ERES” en condiciones que me invite a seguir por estos pagos.

    Lo cual que eso me lleva a husmear con urgencia de buscadora de oro aquella vieja canción de Mercedes Sosa: “SOY PAN, SOY PAZ, SOY MÁS”, con la que aprendí de la maestra Cristina Carrero a arrancar algunas veces las sesiones de Mediación para legitimar y reforzar la confianza de nuestro alumnado en su propia esencia desde la mismidad.

    Y, como toda reafirmación propia reclama un rito de refuerzo, me pongo a pensar en la mejor manera de reafirmarme YO-MISMA como ser existente y longevo, sin necesidad de tener que darle la tabarra a los “YOSES y TUSES” de mi entorno.

    ¡Ya lo tengo! −le digo con infinita paciencia a la “YO” que me habita, me contempla y se me sale por los ojos desde el espejo del cuarto de baño: Vete a tu blog, mira en el ángulo superior izquierdo, y pincha donde dice “seguir”.

    ¡Lo he hecho!

    Ya SOY mi propia seguidora. Y quien me lee con más parsimonia, curiosidad y… benevolencia.

    ¿Que no se lo creen?

    Pues, pónganse en marcha y sigan las señales: pinchen en la imagen que ilustra este mensaje; entren en mi blog −el que lleva ese revelador y “advirtiente” nombre de “VA DE…BATIBURRILLO LITERARIO”− https://soco-marmol.blogspot.com/ −. Busquen en el ángulo superior izquierdo el letrero que dice “seguir”; pinchen en ese perentorio y desatendido “seguir” mientras comprueban de reojo que allí, entre los más bien escasos seguidores que puedan decirme “TÚ-ERES”, me encuentro YO.

    Después, si a bien lo tienen, mándenme un misericordioso “TÚ-ERES” que me exima de esta necesidad sin fronteras de decir y repetir “YO-SOY” para asegurarme que SIGO-SIENDO.

        Y luego, como en lo de la tarea de crear el mundo, descansen. Que hasta el mismísimo Dios se tomó un descanso después de meterse en lo de fabricar TUSES.

¡Manténganse!

        Como YO-MISMA trato de mantenerme.

    (A que va a ser verdad que, como dice el Toronjo, “…lo difícil es mantenerse…”).

En CasaChina. En un 9 de Abril de 2023


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