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sábado, 4 de noviembre de 2023

PASAN COSAS - A la memoria de la poeta colombiana Maruja Viera

151/2023

Todos lo sabemos, porque todos hemos vivido alguno de esos acontecimientos que, por inexplicables, acabamos por asumirlos como mágicos. Lo que voy a contar es una de esas cosas.

Hace ya trece años que viajaba yo a Colombia como participante del Encuentro Internacional de Escritoras (EIDE) dedicado a la desaparecida poeta colombiana Matilde Espinosa. En aquel encuentro conocí a una de las más significativas poetas colombianas vivas, y amiga de la homenajeada. Era Maruja Viera, y tuve el honor de departir con ella, y de que ella, en un momento, me dijera “me gustaría que fueras mi voz en tu país”.

Colombia, sus creadores y sus poetas me fascinaron de tal manera que, a partir de aquel año de 2010, he regresado cada año a rendir homenaje a tan fascinantes voces, lo que me ha permitido acudir a eventos inimaginables.

De repente, me encuentro que el columnista del periódico “EL TIEMPO”, José Miguel Alzate publica en ese periódico un trabajo sobre mi poemario “DOLIENDAS” justamente el mismo día en el que se publica la noticia del fallecimiento de MARUJA VIERA, cargada con sus CIEN AÑOS DE POESÍA. Y con mi recuerdo.

Me quedo con tu voz, Maruja, de prestado.

 

https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jose-miguel-alzate/mi-admiracion-por-la-poesia-de-maria-del-socorro-marmol-jose-miguel-alzate-822262

Hace varios meses tenía sobre mi mesa de noche, esperando para ser leído, el libro de poemas Doliendas, de la poetisa española María Socorro Mármol. Al tomarlo en mis manos esta semana para leerlo, me sorprende el prólogo escrito por Juan Revelo donde dice que en la poesía de esta abogada nacida en Jaén “cada verso comunica al lector algo, lo toca, lo confronta, lo invita a reflexionar sobre los seres humanos, especialmente cuando estos se ven enfrentados ante el amor, la soledad y la muerte”. A esta frase yo le agregaría que la voz de María Socorro Mármol despierta en el lector un sentimiento de admiración porque en su lenguaje se descubre a una mujer que expresa sus preocupaciones existenciales en un tono que tiene percusiones rítmicas.

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https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/murio-la-poetisa-colombiana-maruja-vieira-a-los-100-anos-820231

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A la autora de este libro la conocí en un encuentro de escritores realizado en Ibagué, organizado por Pijao Editores. Fue invitada para presentar un estudio sobre la obra narrativa de Jorge Eliecer Pardo. Mi sorpresa al escuchar su ponencia fue grande. ¡Qué conocimiento sobre la obra del novelista tolimense! ¡Qué estilo literario para abordar sus argumentos! ¡Qué precisión en el uso del lenguaje para escribir sobre sus personajes! Sorprendido con sus conocimientos sobre literatura, le pregunté a un profesor de la Universidad Millikin, de Illinois, que estaba a mi lado, quién era María Socorro Mármol. Entonces me dijo que era una abogada española que escribía narrativa y poesía, profesora de la Universidad Complutense, de Madrid. Al terminar su exposición, me fue presentada por Carlos Orlando Pardo.

Me volví a encontrar con María Socorro Mármol en la Feria Internacional del Libro de Bogotá este año. Había llegado de España para presentar un libro de poesía publicado por Sial Pigmalión, una editorial que publica en su país a escritores colombianos. En este encuentro me entregó Doliendas, uno de sus últimos poemarios. Al leer la solapa del libro me enteré de que ha publicado, además, los libros de poesía Preseas y tumbagas (2008), Recuerdo que una tarde (2014) y El corazón del Chimborazo (2010). También los libros de cuentos Mágina mágica (2005) y Ellas: manual uterino para machos en celo (2007). Este último hace pensar en un libro de contenido erótico. Uno se imagina que la autora debe manejar muy bien este tema debido a la calidad de su prosa como narradora.

La suya es una poesía de bellas imágenes, construida con palabras que expresan su asombro ante las cosas elementales.

La lectura de este poemario de María Socorro Mármol ha despertado mi admiración hacia su obra poética. Encontrar una mujer que escribe versos tan sentidos, donde sacude su alma para expresar la razón de sus dolores, el porqué de sus alegrías, el motivo de sus silencios, sus quejidos de amor y sus historias de vida, es reencontrarse con temas que despiertan admiración en el lector. En Doliendas está la voz de una poetisa que sin miedo desnuda su corazón para decir que sus hombros son el soporte que deben sostener al amado para no dejarlo hundir en un piélago de tristeza. La suya es una poesía de bellas imágenes, construida con palabras que expresan su asombro ante las cosas elementales, tejida con metáforas que revelan su conocimiento del arte poético.

María Socorro Mármol es una mujer que escribe versos pletóricos de ternura. Cuando le pregunta al hombre que se roba sus desvelos si recuerda “el rumor de las noches del invierno o cuánto vale una lágrima en el viejo mercado del olvido” está expresando el sentimiento que aflora en su corazón cuando él está a su lado, bañándola con su mirada, llenándola con sus besos, cubriéndola con su pasión. La autora de Doliendas siente alegría al cantar sus verdades en el amor, llora cuando un recuerdo llena su alma de pesadumbre, se estremece cuando le dice “emerges de mis sueños cada noche” y celebra haberlo conocido para “poder desabrocharte la tristeza y poder tocar tu risa con un beso”. Hay en estos versos la expresión sentida de ese estremecimiento interior que le produce el saberse amada.

Hay un poema en este libro que deja sentir, como si fuera un soplo dulce, la inspiración de María Socorro Mármol. Me atrevo a decir que es, para mí, uno de los más hermosos del libro, se titula “Soy la mujer estancia”. En uno de sus versos dice, comparándose con una casa: “Y me desangro herida, gota a gota: / grifos que siguen siendo todavía / un cálido goteo de la ternura”. El poema finaliza con este verso: “Soy una casa de segunda mano / sin cancela. / Con la puerta entornada. / Sin cerrojo”. En este poema, que tiene remembranzas de una casa “con grietas y goteras”, está el alma de una mujer que se enternece al ver la lluvia caer “sobre un lecho sin calor de cobertores”. A María Socorro Mármol esta casa, “con su esencia de escarcha sobre el musgo”, le despierta bellos recuerdos.

La poesía hace el milagro de llenar los vacíos que deja la muerte. En Doliendas, María Socorro Mármol utiliza la palabra para exaltar la vida, pero también para cantar sus tristezas. Exalta la vida cuando pone a un niño a preguntar con voz tierna de qué color se viste el amor, cuando habla de un arco iris lleno de luz, cuando dice que el silencio se recuesta en su cama y come en su mismo plato. Y, ¿cómo llena los vacíos de la muerte? Aquí está su quejido por la muerte de su compañero de vida. Evoca su recuerdo en versos plenos de tristeza y reconoce la herida que se abre en el alma cuando la persona amada parte hacia la eternidad. En este sentido, me trae a la memoria a una gran poetisa caldense, Teresa González García, que en su poesía volcó ese dolor que le produjo la pérdida del ser amado.

Un buen poeta y ensayista uruguayo residente en Colombia, Fernando Chelle, escribió: “La poesía penetra en territorios de la intimidad del individuo como ninguna otra manifestación artística”. Utilizo esta frase para decir que en la poesía de María Socorro Mármol este tema es manejado con sutileza. En su poesía la palabra refulge con resplandor de estrella cuando escribe sobre momentos de plenitud en su vida. La autora de Doliendas, un poemario que por esa voz de finos matices líricos uno quisiera leer varias veces, puede repetir con Hanna Barco este verso: “Tengo luz en los labios para besar tu boca, un rayo de amor para abrazar tu cuerpo y mil recuerdos para llenar tu ausencia”. Todo porque la ausencia del esposo que ha partido esta excelente poetisa la llena, evocándolo en sus versos.

JOSÉ MIGUEL ALZATE

 

CARTA ABIERTA A MIGUEL FERNÁNDEZ PALACIOS GORDÓN

  (Periodiqueando adherencias)     Querido Miguel: (y permíteme que, a falta de conocencia propia, eche mano de ese “querido”, form...