VA DE...Batiburrillo literario

Mostrando entradas con la etiqueta PERIODIQUEANDO EMOCIONES: Hoy con mi agradecimiento al Colegio de Abogados de Jaén y al Diario Jaén. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PERIODIQUEANDO EMOCIONES: Hoy con mi agradecimiento al Colegio de Abogados de Jaén y al Diario Jaén. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de noviembre de 2024

ABRIGO VUELTO

 

Periodiqueando

199/2024

Querido padre: No ando yo muy segura de dónde estarás desde que decidiste morirte aquel día de la Candelaria de 1959. Con semejante decisión tuya añadiste a mi escaso currículo de nena chica una nueva etiqueta: la de “huérfana”, que, a semejante edad, duele tanto como debe dolerle sobre la piel a una yegua todavía sin doma la marca del hierro al rojo vivo que le acuña pertenencias.

Desde entonces, las etiquetas han ido arrimándose unas junto a otras sobre este cuerpo ya incurso en fecha de caducidad casi hasta borrarme cualquier cosa menos mi nombre y tu apellido.

Sabrás que, pocos años después de irte, grabaron en un título oficial mi propio nombre avalado con el orgullo de la misma etiqueta que tu llevaste con tantísimo talento: Maestra Nacional. Qué lástima te hubiera dado a ti, padre, tan MaestroEscuela como fuiste, ver cómo, con el tiempo, nuestros colegas, los Maestros, se metieran en trastornos de medio pelo y reclamaran para sí la rimbombante etiqueta de “profesores-de-enseñanza-general-básica” cuando, con una sola palabra, Maestro, se dice tantísimo más.

¿A ti cómo te suena eso? A mí, cada vez que lo pienso, me rechinan los dientes más que a las probeticas almas del purgatorio de la Iglesia de San Ildefonso.

¿Tu te imaginas, padre, al “Divini Illius Magistri”, al Maestro por excelencia, con el titulillo de “profesor” en boca de sus apóstoles? ¿O a Judas diciendo “salve, profesor-de-enseñanza-general-básica” en lugar de aquel “salve, Maestro”? O, por acercarlo más a nuestro tiempo, ¿te imaginas que a cualquier Maestro de los gremios medievales se les cambiara lo de Maestro por lo de “Profesor”? ¿O que a un oficial gremial le soltaran que su magnum opus ya no lo habilitaría para presentarse como Maestro en la Plaza de Armas, sino como “Profesor”?

 

Lo dicho: yo sigo conservando aquella etiqueta tuya y mía de Maestra, aunque anoche mismo alguien me aconsejara por mi propio bien, que, si quería ser bien mirada, que pusiera en las tarjetas lo de “Abogada” antes de lo de “Maestra” porque quedaba mejor de cara al personal…

 

Para mí que, quitado un puñado de acomplejadillos sin palmeros, derogados de sí mismos, el “tanto monta, monta tanto” sigue plenamente vigente como etiqueta regia. Aunque te diré que la que más perdura es la etiqueta de “huérfana”. Esa no se me borra ni con ese quitamanchas abrasivo que es el tiempo. Sigo llevando la orfandad a tiempo completo como quien lleva una cicatriz queloide que engrosa por los bordes y se “endolorece” cada vez más con el paso de los años.

Con mi etiqueta de huérfana de ti, pero no de tu apellido, te contaré que no me encontraba yo demasiado consumada por entonces si no añadía a mi piel tu marca del Abogado que fuiste; y allí me tienes, yendo a mi escuela durante el día −como hacías tú−, y quemándome las pestañas por la noche −como también hacías tú− para añadir a mis quehaceres de Maestra lo de vestirme algún día una toga y poder decir con empaque: “cada vez estoy más cerca del que se fue”.

Necesitaba tanto, padre, que te sintieras orgulloso de mí, aunque hubiera nacido nena en lugar del nene que tú hubieras querido…

 

Por eso, de lo que sí estoy segura es de que, estés donde estés, te gustará saber lo que sigue pasando por aquí abajo, con tu nombre como disculpa y tu apellido arropándome en esos lugares en los que tu abriste camino.

Abrigándome.

Como abrigó los últimos días de mi infancia aquel abrigo tuyo que dejaste a medio estrenar, y del que me hicieron un abrigo que me arrancó escribir los versos que tú ya sabes. ¿Te acuerdas?

 

 ABRIGO VUELTO

 

Con su abrigo

me hicieron un abrigo aquel invierno.

Un abrigo muy ancho

huérfano de su olor y muerto de tristeza.

 

Nunca entendí muy bien cómo un abrigo

tan suave entre sus brazos anteriores

pudo hacerse tan áspero y tan duro

con lo de arrodearle las costuras.

Nunca entendí del todo

que enajenarle el cuerpo a la medida

imponente de padre

pudiera entristecer tanto un abrigo

y enjaretarme a mí tanta mudez.

 

Porque a nadie le dije por entonces

que dentro del bolsillo

unas pelusas

seguían envolviéndome de pena

las manos ateridas.

  https://youtu.be/yc4KioVspB8 

A estas alturas, padre, sigo con las manos ateridas de ausencias que se suceden como gotas de plomo derretido sobre mi mundo. Ya sabes que la etiqueta de viuda fue otra de las que añadí a la maleta de mi viaje vital dejándome un vacío casi tan grande como el que me dejaste tú, pero con menos futuro por delante.

Aunque sabrás que no todo son pesares.

Porque ayer, padre, en ese mismo Colegio que fue tu Colegio, y gracias a no sé qué conjura entre dos alquimistas del tiempo, los del Diario Jaén y los del Colegio de Abogados de Jaén, −que, entre tú y yo, ya sabemos que saben conspirar como nadie para convertir en posible lo imposible−, con la disculpa de llevarse de jarana a mi último hijo literario −HABITANTES DEL PÁRAMO− y, durante algo más de un par de horas, me “deshuerfanizaron”, a fuerza de blandir, de traer y de llevar tu nombre y nuestro apellido por el espacio que nos cobijaba: el salón de actos de tu Colegio de Abogados de Jaén, padre.

Tendrías que ver lo que dijeron tus/nuestros colegas sobre ti, a pesar de los más de 60 años que han pasado desde que causaste baja en el listado de colegiados; desde tu muerte.

Tendrías que ver el calorcillo que desprende ahora la proximidad a esa Junta de Diputados de tu Colegio, con su exquisito decano, Manuel Martos, al frente, avisando de su irreductible voluntad de abrir aún más el Colegio de Abogados a la ciudad de Jaén a través de la palabra que, como bien sabemos tú y yo, es nuestra inembargable e inalienable herramienta de trabajo.

Tendrías que haber oído al entrañable Diputado poeta, Francisco Moreno Medina proclamando que “la generosidad siempre vence” a pesar de los años. Tendrías que ver lo que soltó por su boca esa colega tuya y mía, adjunta a la dirección del Diario Jaén; hablo de Ana Gómez Martos, afirmándose en “el poder del oficio de abogados y de la buena usanza de la palabra para cambiar las vidas de las gentes”. Tendrías que leer con tus propios ojos lo que escribieron en el Diario Jaén, por boca de un elenco de Diputados, como el delicado y emotivo Fernando Garzón, el delicioso y cristalino Alfonso Moraleda, el comprometido y urgente Frenando Laguna o la mujer/Mujer, Manuela Rosa Ruiz, Secretaria del Colegio, que a posta he dejado para el final para poder recoger sus palabras textuales:

“Es un orgullo poder presentar la increíble obra de la hija de, como se suele decir, una de las grandes glorias de la Institución?

 ¿Te das cuenta, padre? Manuela dijo de ti que, aunque solo estuviste en aquella casa de la palabra desde 1949 a 1959, quedaste en tu Colegio como  “…una de las grandes glorias de la Institución”.

Y yo, con la garganta seca y los ojos enchortalados de emoción, recogiendo la cosecha plantada por ti en forma de insignia colegial, con pin para mujeres y no como la tuya, que solo se podía meter en el ojal de una solapa masculina; o copia de tus cartas al Colegio pidiendo cuartelillo para una cliente sin posibles; o un ramo de rosas blancas –“probeticas”, sajadas de su tallo antes de tiempo para venir a fenecer en un florero de mi solitario dormitorio…−. Y, de remate, un estuche de lujo, con una metopa en su interior, en la que brilla el escudo del Colegio, y con una leyenda conmovedora:

A Dª Socorro Mármol Brís

hija de nuestro compañero D. Ángel Mármol Torrente

Colegiado del 18-08-1949 al 31-01-1959

Jaén, 20 de Noviembre de 2024

 


        ¿Te has dado cuenta, padre, de que la sabiduría de nuestros colegas, señores del poder de la palabra, los mueve a escribir “Noviembre” con mayúscula como hago yo?

Como no podía ser menos. Porque ese 20 de Noviembre de 2024 es tan uno y tan único que bien merece la cicatriz recién cerrara de la divina mayúscula.

Por cierto, que ya me dirás a qué dirección puedo mandarte las fotos de todo lo vivido en semejante fecha. Que las tengo en abundancia pareja a la abundancia de la generosidad de quienes se inventaron ese día.

 

¿Y si te dijera, Padre, que, en el que fue tu Colegio de Abogados de Jaén hasta el 31 de Enero de 1959, tuve la certeza de que, en ese 20 de Noviembre de 2024 aún podría encontrar en alguna de sus togas los restos de tu tacto como si fueran las pelusas del bolsillo de tu abrigo que aquel día me caldearon las manos de niña?

Ay, padre: ¿Cómo contarte lo que me han hecho sentir los nuestros de siempre? Cómo poder decirte que, titubeando como siempre se titubea durante la juventud, y trastabillando ahora como se trastabilla a esta edad que tú no quisiste alcanzar, sigo siendo “la hija de don Ángel”.

Resulta, padre, que gracias a dos instituciones, confesas de maquinación manifiesta, sigo recorriendo los brillantes caminos que tú abriste. Ya sabes de quienes hablo:

Hablo del Colegio de Abogados de Jaén con su esmerado Decano, Manuel Jesús Martos, al frente, y del Diario Jaén, con su silencioso Director (con mayúscula), Juan Espejo, ejercientes y ejerciendo de conspiradores mágicos.

Pues eso, padre: que estoy segura de que, en aquellos tiempos en los que las mujeres abogadas eran pura anécdota de los Madriles, si tu deseabas por descendiente a un nene en lugar de a una nena era para que alguien recogiera lo que tú sembraste. Y ya sabes lo que dejó dicho Paulo Coelho:  "cuando se desea algo de verdad, el universo conspira para que realices tu deseo".

El universo ha conspirado contigo.

Y conmigo: fui profeta… en TU tierra. En TU Colegio.

Porque ellos, padre, tus/ nuestros colegas, me abrigaron las manos en tu nombre con un ramo de flores de todos los colores.

 

En CasaChina. En un 22 de Noviembre de 2024

TAMBIÉN ELLOS

  ( GitaneandoEnVerso ) Gitaneando en verso - 09/2025 También ellos… No es un grito fugaz y destemplado. Tan solo es un murmullo...