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lunes, 7 de febrero de 2022

DE MAGIAS, RUTINAS Y TRASPIESES

 

18/2022

(Carta −aún no póstuma− a un amante imaginario)

 Por un momento creí imaginar que aún era un entonces −privilegio de un oficio en el que se puede imaginar cualquier trastorno, y ponerlo por escrito, para luego, si hace al caso, apostatar de él como si se tratara de un gusarapo apoltronado dentro de una imaginación calenturienta−.

Como te decía, creí imaginar que esta mañana me preguntabas (¿o me preguntaba?) por un tiempo pasado.

¿Pasado?

Ay, esta manía de los de nuestra edad, de enredarnos en el pasado como se nos enredan los pies con los escalones camuflados como bandidos detrás de las cataratas.

¡Pasado!

No creo −ni me preocupa más allá de un segundo− que nos quede demasiado tiempo que perder en discutir si el tiempo del que hablamos sea pasado (que ya no está), presente (que aquí está) o futuro (que nadie nos asegura que vaya a estar y está por ver).

Tuvimos (¿juntos o por separado?) nuestros momentos de gloria, nuestras magias sublimes. ¡Qué duda cabe!

Hilamos a conciencia nuestras tediosas rutinas; ¿a qué negarlo?

Y, ¡cómo no!, siempre acaba por suceder: trastabillamos en nuestros traspiés definitivos, sin apercibirnos de que los traspiés suelen ser definitivos.

Yo sé muy bien por qué trastabillé primero, para retraerme luego y enderezar el rumbo hacia otros destinos menos…

¿…?

¿Más “sensatos”?

Pero mis razones o sin razones −según se mire− son algo de lo que ya no quiero hablar, más bien porque no me gusta el eco que me devuelven esas conversaciones que por falta de tiempo.

Tú sabrás qué vientos (¿ventoleras?) empujaron tu propio periplo. Lo que sí que entiendo de ti, y de todos los que como tú echaron amarras, es que es demasiado difícil poner rumbo a cualquier parte cuando se descubre el astillamiento de todo el barco en el que se estaba acostumbrado a navegar con rumbo fijo, sobre todo si las cuadernas amenazan con abrir vías de agua fatales.

No hay nada tan adictivo como la rutina, ni momento de dolor más intenso que el de arrancársela cuando se hace preciso desinfectar la pudridera de debajo. Eso sí: hay que tener mucho talento para saber cuál sería el momento exacto en el que tirar de la gasa.

El caso es que nosotros, con mejor o peor talento, seguimos a lo nuestro, mientras la vida seguía su propio rumbo. Y es que la vida nunca se detiene a calcular el rumbo de los viajeros locos que la navegan. Como mucho, si se la importuna demasiado, se duele a su manera, y, con un golpe de mar, saca a la superficie su propio mar de fondo, como en aquellos versos que escribía hace más de treinta años:

“Le duelen al mar los barcos

que le acuchillan la piel…”.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, aquí seguimos, (o eso pensamos e imaginamos) haciéndonos preguntas que, como te decía antes, no quiero/puedo responder hoy por hoy (esta vez no se trata de rutinas) si no es con palabras ajenas, de esas que, por haberlas escrito alguien que ya no está, no nos comprometen a los que vamos quedando.

O, a lo mejor, resulta que sí que estoy contestando a tu pregunta… ¡Quién lo sabe!

 ODA AL TIEMPO

(Pablo Neruda)

 

Dentro de ti, tu edad
creciendo.
Dentro de mí, mi edad
andando.
El tiempo es decidido,
no suena su campana.
Se acrecienta, camina,
por dentro de nosotros,
aparece
como un agua profunda
en la mirada
y junto a las castañas
quemadas de tus ojos
una brizna, la huella
de un minúsculo rio,
una estrellita seca
ascendiendo a tu boca.
Sube el tiempo
sus hilos
a tu pelo,

pero en mi corazón
como una madreselva
es tu fragancia,
viviente como el fuego.
Es bello
como lo que vivimos
envejecer viviendo.

Cada día
fue piedra transparente,
cada noche
para nosotros era una rosa negra,
y este surco en tu rostro o en el mío
son piedra o flor,
recuerdo de un relámpago
.
Mis ojos se han gastado en tu hermosura,
pero tú eres mis ojos.
Yo fatigué tal vez bajo mis besos
tu pecho duplicado,
pero todos han visto en mi alegría
tu resplandor secreto.
Amor, qué importa
que el tiempo,
el mismo que elevó como dos llamas
o espigas paralelas
mi cuerpo y tu dulzura,
mañana los mantenga
o los desgrane,
y con sus mismos dedos invisibles
borre la identidad que nos separa
dándonos la victoria
de un solo ser final bajo la tierra.

 En CasaChina. En un 7 de Febrero de 2022

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