(Palabras como llanto para apagar la guerra)
Me cuentan
que una tropa de ángeles caídos,
(en desgracia)
al mando de su Bestia,
(¡qué desgracia!)
anda violando alondras.
¡Pobre!
Como un ángel caído, roe sus propias alas
desde el viscoso cálamo hasta el raquis.
No sabe que devora hasta su esencia
y no le queda más que el fruto de sus ingles.
La historia es bien sencilla:
nació sin atributos que no sea
un ombligo titánico
y un corazón de plomo derretido.
¡Cómo no va a embestir!
El gran “MachoCabrío”, el gran “joeputa”
nació con la testuz tan enristrada
que perdió la cerviz durante el parto
después de desgarrarle la matriz al vientre de su estirpe.
Luego se trasmutó en pura bazofia
que hay que retirar al muladar si no queremos
morirnos de ponzoña.
(Y de vergüenza).
¡Cómo presuponerle un alma a un desalmado!
¿Y cómo perdonarle la vida
a quien nació del vientre de la muerte?
¡Pobre!
Al cabo de los tiempos
te cegará la luz de tu ignominia.
Serás
incendiado tizón vuelto en pavesa,
reseco combustible
en la fragua en que fraguas las ruindades,
con las que bombardeas tu propio infierno,
Nauta de alguna nausea contenida,
desperdicio
arrumbado en su privado cubo de basura.
¡Desecho deshumano!
¡Pobre!
En CasaChina. En un 5 de Marzo de 2022
