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domingo, 6 de noviembre de 2022

ESTOY LEYENDO A... WILLIAM FAULKNER

    Una los descubre porque un “alguien” alertado por sus propias sensibilidades los descubrió primero.

    Hablo de esos escribientes magistrales de los que no cabe otra que aprender, ni se puede dejar de gozar.

    Nuestro generoso “alguien”, que sabe de nuestros afanes de juntaletras en ebullición, va y nos dice algo así como “no te lo puedes perder”. Y si ese alguien, por méritos propios, merece un algo de nuestra creencia, va una y se compra un primer libro del recomendado, y comienza a recorrerlo, primero con una cierta prevención (“a ver qué tiene que decirme esta criatura que no esté ya dicho”). Luego, se avanza como con algo semejante a un “¡no-me-digas!” cuando se descubre que aquello, por muy dicho que esté, tiene giros y maneras que ya quisiera una para sí misma. (No; si hasta va a ser verdad que esto sí que sí).

    Por buscarle el roto sin zurcir, −que los demontres de la duda esencial sobre los otros es cosa de escribientes−, se comienza a buscar -como quien limpia lentejas- algunas fallas inexistentes que nos rediman de seguir “colgados” de lo ajeno, cuando ya se ha advertido que aquello está cuidado y revisado como el atavío de una novia. ("No, si hasta va a tener razón el recomendador y esto va a ser bueno").

    Finalmente, en el culmen de ese yoísmo escrituril que nos infecta a quienes tenemos algún ISBN que rumiar, se echa una a buscar en plan pendenciero si allí hay o no hay “historia”. (“En algo tiene que fallar, digo yo”).

     Si, como en el caso de WILLIAM FAULKNER, se concluye que la “historia” −que la hay− es lo de menos, porque la belleza sublime de lo escrito nos introduce en las páginas para permitirnos vivir nuestra propia historia, se cierra el libro durante unos segundos y se envía un inmaterial mensaje de gratitud a aquel “alguien” que nos descubrió semejante maravilla, y se regocija una en aquella coyuntura que nos llevó a incorporarlo a nuestra biblioteca de lecturas de cabecera.

    ¿Lo habéis leído?

    A WILLIAM FAULKNER digo.

    ¡No dejéis de hacerlo! Es como envolverse en papel-regalo y autorregalarse una vida de repuesto con espejuelos incrustados para usar en días sombríos.

 En CasaChina. En un 6 de Noviembre de 2022

CARTA ABIERTA A MIGUEL FERNÁNDEZ PALACIOS GORDÓN

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