VA DE...Batiburrillo literario

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viernes, 26 de abril de 2024

LOS "LetraGenios" DE LA LÁMPARA

 

(Periodiqueando)

61/2024

Me gustaría contarles que, los que un día elegimos como oficio lo de juntar letras, dividimos nuestro tiempo en tres partes más o menos iguales: Aprender para honrar la tarea, escribir para practicar lo aprendido, y buscar al LetraGenio de la lámpara para que nos conceda los tres deseos que ahora referiré.

Ellos, los LetraGenio-de-la-lámpara, mis “héroes” de cabecera, que hacen posibles los tres deseos de cualquier juntaletras con oficio (crear/ publicar/ ser reconocido), merecen a su vez mi reconocimiento más alborotado y mi gratitud más rendida.

Por mentar a algunos…

Ayer mismo, en la Tertulia El Escribidor, que con tanto talento dirige la periodista (y además sublime PoetAmiga) Gloria Díez, en la Biblioteca Vargas Llosa,  asistía yo a una reunión de editores convocada por Gloria. Se trataba de cambiar impresiones sobre ese escalón del “y-ahora-cómo-publico” con el que nos enfrentamos quienes escribimos con mayor o menor “oficio”. Sobre todo, quienes escribimos poesía, un género en el que ya se sabe que hay mucha más oferta que demanda. Y, claro está: como en todo lo que abunda sin saber pararse a pulir sobras y rellenar carencias, hay por desgracia más morralla que esturión beluga, ese pez inscrito en el “Libro Guinness de los Récords” como el pez más caro del mundo.

Me enterneció muy especialmente un jovencísimo asistente, Adrián, en cuya cara se leía a la legua ese y-ahora-cómo-publico” que conocí en carne propia tantos años atrás, antes de que me llegase esta “incierta-gloria” de verme publicada por aquí y por allá, para acabar premiada por tan importante galardón como es el Premio Internacional de Poesía DIARIO JAÉN. Y, además, ser premiada y reconocida en mi tierra, que es lo más grande que puede pasarle a quien lleva toda una vida honrando su tierra.

Cuando hoy, de nuevo, me veo en la página 30 del periódico, no puedo por menos que darme por bien pagada de tantos años de mimar y adecentar palabras como si fueran las hijas que no tuve.

Volviendo a la tertulia de la que hablaba, tengo que reconocer que la presencia de Adrián me hizo admirar en ese mismo momento, y más aún si cabe, a Gloria Diez, y a tantas otras personas y entidades que se ocupan de promocionar encuentros, de crear premios pero, sobre todo, de abrir espacios de noviciado en los que aprender/aficionarse a escribir y propiciar que se escuche lo escrito.

· Como Gloria Díez y su tertulia El Escribidor.

· Como esas editoriales independientes que, con cargo a su propio presupuesto, se esfuerzan por expurgar con preciosismo y en rescatar “a pulmón libre” esas voces nuevas con las que remiendan los desgarros que nos dejan las muertes de los poetas de raza.

· Como esas entidades públicas, que subvencionan premios con el suficiente prestigio como para saber que a lo mejor lo pescado no es un esturión, pero nada muy parecido.

· Como el Diario Jaén que, entre otras estimulantes actividades siempre estimulantes de lo silenciado, está recorriendo con su Concurso Prensa Escuela, los colegios de la provincia, haciendo que los chiquillos de ahora sepan que también ellos pueden llegar a ganar otras metas literarias como la que yo he alcanzado, porque, desde pequeños, supieron que esto de escribir no es una casualidad, sino todo un largo y penoso/glorioso aprendizaje al que hay que aplicarse desde el primer día del curso de la vida.

 

En CasaChina. En un 26 de Abril de 2024

miércoles, 24 de abril de 2024

ASUMIR UN PREMIO versus RECIBIR UN PREMIO

 


58/2024

No se crean. Asumir un premio literario no es lo mismo que recibir un premio literario.

Asumir requiere de un movimiento voluntario de aceptación de algo que acaso se esperaba con tensión y quizá se temía que no iba a llegar.

Entonces, el vaivén emocional es aceptación/tensión. Y, si llega, lo mejor será tener el talento más sublime: ese que nos lleva a empaparnos de la suficiente humildad para saber que el dedo de la suerte que nos señaló al azar podía haber señalado en cualquier otra dirección. Hay en el mundo −y lo sé− por lo menos dos o tres docenas como yo. O mejores. Así que… menos humos.

Lo de recibir el premio (cualquier premio) es otro cantar. Son actos a los que todos van con sus allegados, y momentos en los que los premiados añoran desesperadamente a los que no pueden ya llegar.

En todo esto pensaba yo ayer.

Cuando ayer se me comunicó que había obtenido el Premio Internacional de Poesía Diario Jaén 2024, tras los primeros momentos de desconcierto, busqué y me agarré como una lapa a los talluelos de humildad que he ido cultivando con esmero a lo largo de mi vida como antídoto necesario contra las rebabas que crecen en este oficio de escribir, oficio que nos convierte en progenitores de criaturas que a veces son verdaderos engendros, sin que nosotros seamos capaces de verlos como tales solo por haberlas parido.

Yo, que deseo honrar a mi tierra con/desde este premio, solo lo conseguiré desde la humildad de la que hablo.

Llegará ahora el día de la entrega del premio. El momento de recibirlo.  Ahí me quiero ver yo misma. Porque, aunque no estén, estarán todos los que contribuyeron a que el dedo de la suerte señalara en mi dirección y no en otra. Todos los que se hubiesen sentido orgullosos de mí en semejante día; todos los que se hubiesen sentado después del acto a vaciar un vasillo de vino conmigo.

Esta noche, mientras pienso en todo eso, sé que hay un puñado de personas que sí que están aquí todavía, y que me gustaría a rabiar que estuvieran. No las nombraré a todas. Pero sí a cuatro que fueron muy especiales en mi vida, en mi avance como escritora, que lo siguen siendo y que, además, son de mi pueblo: BEDMAR:

1.  Luis Alberto Alcalá Martos, porque tiene más vocación de escritor que yo, y una chispa jovial que muchos quisieran para sí.

2.  Jesús Moreno García; un chico tan considerado conmigo, tan atento como no lo ha sido ningún otro hombre en toda mi larga vida.

3.  Marilo Cobo: tenaz como jamás he conocido a otra mujer, hasta trabajar como una jabata por ser autosuficiente.

4.  Cristóbal Triguero López: el artista pintor más grande y más inquietante que he visto crecer a mi lado durante años. El que, cuando era niño, encantaba a los pájaros, y en Sevilla, cuando fuimos a presentar el libro de SIERRA MÁGINA, territorio literario,  magnetizaba a las palomas.

 

Los cuatro tienen, además, un don que ya la quisiéramos alcanzar cualquiera de nosotros: carecen de maldad. Son el amor en estado puro.

 

En CasaChina. En un 23 de Abril de 2024

 

lunes, 22 de abril de 2024

FRAN MIRANDA: El mago

54/2024

(Periodiqueando)

 

       La erudición es directamente proporcional a la edad bien empleada e inversamente proporcional al desprecio por lo desconocido, sea pasado, presente o futuro.

       Lo digo porque FRAN MIRANDA es uno de esos eruditos de las cosas de su edad, capaz de azuzarnos a los que ya estamos de vuelta para que nos “iniciemos” en las claves que nos ofrecen los de ahora sin renunciar a lo de nuestra era: leer, leer, leer…

       Hoy, Fran Miranda me ha puesto el reloj en retroceso. Verán por qué digo esto.

       Soy de un tiempo en el que los dineros y las cosas escasearon tanto en este país que los pocos dineros que llegaban teníamos que emplearlos con tiento en lo poco que había, y a las cosas había darle usos múltiples.

       Como, por ejemplo, al periódico. Yo recuerdo (apenas recuerdo) cómo, una vez leído, −y mutilado con esmero, recortando y retirando lo singular y desechando la farfolla− mi padre iba troceando las hojas en cuatro rectángulos iguales que, a falta de papel higiénico menos rasposo que El Elefante, los colgaba en el cuarto de baño de un alambre grueso doblado en forma de gancho sujeto de una armellilla junto a la taza del váter.

       Y recuerdo también que un día muy caluroso de 1955 mi padre salió del cuarto de baño con gesto de desasosiego. Algo que no debía perderse había llegado al colgadero. Llevaba en la mano cuatro de aquellos pedazos de periódico multiuso, que acomodó encima de otra hoja arrancada del periódico del día, ya leído, pero aún por cuartear, para que le sirviera de bastidor por debajo. Por encima puso una funda de papel de celofán trasparente de las que se compraban por pliegos en la droguería de don Lorenzo del Río para forrar los libros más delicados, y se puso a manipular todo hasta que recompuso como Dios le dio a entender aquella página de periódico redimida por obra y gracia de una segunda lectura menesterosa de su triste último destino. En aquella página a punto de fenecer se daba cuenta del fallecimiento de un tal don Antonio Alcalá Venceslada, del que mi padre era seguidor emocionado como ahora parece que lo es Fran Miranda de otros magos de la palabra escrita.

       “Que no se te olvide este nombre; es un mago de las palabras” −me dijo mi padre, apuntando un dedo sobre el titular del fallecimiento, mientras que con los ojos buscaba en un estante de su librería el libro de Cuentos de Maricastaña, del que solía leernos a mis hermanas y a mí algunas noches. Cuando lo localizó, lo bajó hasta su mesa de abogado, colocó en su interior la necrológica rescatada del váter en el último momento, y le deseó buen tránsito: “Descansa en paz, maestro”.

       No se me olvidó. Y no por mi buena memoria, sino porque mi padre siguió leyéndome los Cuentos de Maricastaña desde aquel 1955 hasta el segundo mes del año 1959, en que también él decidió morirse, y hacer el camino de vuelta que todos tenemos que recorrer. (Descansa en paz, padre. Hasta más ver).

       Y porque el Grupo Escolar “Alcalá Venceslada” de Jaén fue mi primer destino como Maestra Nacional, en el barrio Belén de Jaén, allá por 1963, antes de acabar con mis huesos dentro de una toga de abogada. (Como él). O con la boca llena de palabras, como el otro Él.

       Y porque, como escritora que ama hasta la obsesión la manera de hablarse que tienen las gentes de mi tierra, en cuanto tuve ahorradas unas pesetillas, me compré a plazos el Vocabulario andaluz, de don Antonio, con ese regocijo que da el poder tener entre los habitantes de mi librería casi tantos libros como los que tuvo mi padre. Incluidos los de Harry Potter, esos con los que Fran Miranda juega a las prendas.

       ¡Si es que estos sabios que salen en los periódicos…! Yo no me lo perdería. A lo mejor también a ustedes se les despiertan los duendes de todos los tiempos.

 

En CasaChina. En un 22 de Abril de 2024

miércoles, 10 de abril de 2024

LO IMPRESCINDIBLE

 

48/2024

Lo IMPRESCINDIBLE para escribir es leer, leer, leer… 

Y leer por lo menos un periódico cada día.

      Hormigueando en BERTOLT BRECHT, y leyendo mi periódico de cada día, pienso que…

·   Hay periódicos que se ocupan de las cosas de la POLÍTICA, y son buenos, porque hablan del hoy por hoy de cada día. (Presente)

·   Hay periódicos que escriben sobre CREENCIAS. Y son mejores, porque se ocupan de ventilar el almacén de nuestros aprendizajes. (Pasado)

·   Los hay, como el PERIÓDICO JAÉN, que apuesta día a día por la INFANCIA. (Futuro). Esos son los IMPRESCINDIBLES. Porque, con lo aprendido del ayer (intergeneracionalidad), trasladado en persona al hoy por hoy  (multiculturalidad), están construyendo el mañana(innovación).

En CasaChina. En un 10 de Abril de 2024

LA PRESUNCIÓN DE INDECENCIA

  (Mujereando)           45/2024   ¡Ya está bien! Hasta los “huevarios” estamos muchas mujeres de tener que “serlo”; pero, sobre tod...