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sábado, 25 de mayo de 2024

LA RESURRECCIÓN DE LOS PAISAJES MUERTOS

(Periodiqueando)

96/2024

              Abro el periódico en la pantalla de mi ordenador y, como cada mañana, lo ojeo a golpe de “ratón”, aunque hoy sin mucha fijeza. Me he despertado yo esta mañana con la mente emigrada marcha atrás, y como dispersa, hostigada quizá por ciertas estrecheces para fijar la atención en algo que no sea este ir y venir de/a los recuerdos en los que busco el rencuentro con aquel tiempo pasado, que, a lo mejor, como dejó dicho el poeta Jorge Manrique, (aunque yo lo ponga en duda), cualquier tiempo pasado fue mejor.

I Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida/ cómo se viene la muerte/ tan callando./ Cuán presto se va el placer/ cómo después de acordado da dolor./ Cómo a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado fue mejor.

 

Así estaba yo en divagaciones cuando me fija al trapo el capotazo de una fotografía del Archivo Histórico del Diario Jaén, que ilustra un artículo de Antonio Morales.

       La fotografía tiene un título sobreimpreso: “Derrumbe de la antigua Escuela de Peritos”. El artículo de Antonio Morales, otro: Te espero”.

    A mí, herida en pared medianera por mil piquetas transitorias, se me remueven todos los recuerdos del mundo antes de preguntarme ¿qué será eso que espera Antonio Morales, recluido en su sótano, como él mismo apunta?

        Mientras trato de desentrañar la pregunta leyendo a su autor, pienso que esa fotografía a cielo abierto a mí lo que me sacude es la mismísima base de los cimientos de mis veinte años, aquellos que cumplí en aquel Jaén de 1964, bajando cada día desde El Barrio Belén donde vivía por entonces −y del que tanto habría que hablar, siquiera sea por lo estremecedor del “Rollo” que le dio primer nombre y lo innombrable del cementerio que yo veía desde mi habitación cada noche−, para, tras desayunar en el Bar La Luna, ubicado en el esquinazo de la calle de idéntico nombre, seguía camino hacia el complejo deportivo de “La Victoria” con la disculpa de entrenar baloncesto, (por entonces las muchachas teníamos que buscarnos disculpas) lo que me concedía el poder pasar cada mañana, a la hora de entrada en clase, por delante de aquella ya inexistente Escuela de Peritos, en cuya esquina achaflanada crucé tantas veces la mirada con aquel muchacho de difícil olvido, que no necesita de foto fija para resucitar cada trecho de mi vida en la emoción de aquel primer beso, resumido esa misma tarde en un corazón mal cicatrizado con sospechosa pintura roja sobre el muro sur de la mentada Escuela de Peritos de 1964.

        Cuando años después regresé a Jaén, la Escuela de Peritos ya no estaba. Se la había zampado un plagio vidrioso de CorteInglés sin corazón. 

De pronto me pregunto si habrá algún Dios justiciero que monte un juicio final para juzgar como se merecen a los que asesinan paisajes y fusilan muros con corazones de pintura roja.

        Pero, sobre todo, tras bizquear un poco en busca de mi particular y enconado maldeojo contra quienes, grúa al aire, “asesinaron” mis paisajes de ladrillo y argamasa para levantar moderneces de cristal y hormigón (que el demontre arrastre a su averno), me pregunto si habrá un buen Dios que, en un juicio final sobre ripios y cascajo, se invente una buena ceremonia de “resurrección de los muertos” donde el paisaje recién resucitado vuelva a ser aquel en el que yo di y recibí aquel primer beso ahora escombrado como un mal grafiti arrojado al vertedero.

     Mientras alguien me saca de dudas sobre la resurrección de los muertos murales paisajísticos, me consuelo pensando que, por lo menos, me queda el paraíso de la memoria, bajo cuyo prohibido Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal poético sigo yo escribiendo versos sobre paisajes con memoria más o menos histórica.

 

 

En CasaChina. En un 25 de Mayo de 2024

 

ME MOVIERON DE SITIO OTRO PAISAJE

49/2018

Me movieron de sitio otro paisaje,

otra fatalidad, casi otro encuentro.

 

Cual el árbol que cambia de vestido

cuando llega su tiempo, y se desnuda,

y se entrega en los brazos del invierno

sin saber lo que hace

el paisaje vestido de frescura

fue asaltado

a golpe de piqueta.

 

Igual que el anticipo del ocaso

fueron desmantelando su armazón

dejando el esqueleto a la intemperie.

 

Tendré que convenir

que allí donde reinaban los escombros

hay ahora una plaza con estatuas

(con las que no me hablo, aunque me miren

con esos ojos muertos sin pupila).

(Nunca crucé palabra con extraños).

 

¿Pero dónde?

¿Dónde estará el paisaje que sabía

el último motivo de un recuerdo?

 

En CasaChina. En un 17 de Octubre de 2018

 

Del Poemario <PROBABLEMENTE OTOÑO, 2019>

MUSICADA POR JUAN CANO PAREIRA: https://youtu.be/p-qWLG1cV88

 

 

NO ME NIEGUES. ÓYEME - Brevería

  (Brevería50)   Si junto dos negaciones en una sola frase y digo   “NO-SOY-NADIE”, es que “SOY-ALGUIEN”. Esa es la regla gramatical...