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sábado, 15 de julio de 2023

LA REDOSFERA DEL QUÉ Y DEL CÓMO

(Pensamentario500 palabras)

74/2023

        Lo de cumplir años (más muchos que menos años) tiene sus dengues, sus achaques y sus pamplinas; pero tiene una prerrogativa: se van acabando esas petulancias que dan tanta risa a nuestras espaldas, y comienza la verdadera maestría en el arte de ser personas.

        ¡Que haya tenido que cumplir los años que cumplí no hace todavía un mes para comenzar a entenderlo! Me refiero a lo que se puede aprender leyendo un periódico, o las enseñanzas a las que se llega leyendo entre líneas, y que hoy lo resumo en una sola palabra: Humildad.

        Lo digo porque me doy cuenta de que, en esto de lo de escribir, no todo es saber cómo colocar las palabras, los puntos, las comas, los adverbios, los adjetivos y demás “ortografismos” y “sintaxismos”, para decir por escrito lo que se quiera decir. Lo verdaderamente importante es lo que se quiere decir desde la gramática del corazón, que no necesita de gramáticas pardas.

        Si, hace no más de un par de años, llego yo a leer lo que acabo de leer en mi periódico de cabecera, los gritos de mi petulancia se hubieran escuchado más allá de la REDOSFERA. (Por cierto, recuérdenme que, en cuanto acabe con esto, les explique lo de la “REDOSFERA”).

        ¡A quién se le ocurre! –hubiera gritado yo–. ¡Lo que hay que ver y leer! Mira que escribir “dentro NUESTRO”, colocando ese ADJETIVO POSESIVO “NUESTRO” donde debiera haberse escrito “DENTRO DE NOSOTROS”, que es el cabal ADVERBIO DE LUGAR, la forma gramaticalmente correcta de expresar esa ZONA donde se quedan los que se van cuando no acaban de irse porque pasaron por nuestras vidas haciendo el bien “transit benefaciendo”.

        ¿Ven? Lo mío era petulancia en estado puro. Porque, cuando se trata es de reconocer públicamente a los mejores, lo que vale ya no es cómo se dice, sino lo que se dice, sin tener que decirlo desde esa ZONA de la gramática a la que un puñado de principales tuvimos acceso, mientras una mayoría, quizá mejores que nosotras y nosotros, aprendían como Dios les daba a entender las mejores maneras de poder comer cada día poniéndose a nuestro servicio.

        ¿Demagogia? Así es si así os parece. No seré yo quien a estas alturas me detenga a discutir sobre etiquetas. Porque resulta que voy aprendiendo que, si yo sé dónde, más o menos, poner un punto y seguido o un punto y aparte, es porque tuve quien, sin saber leer y escribir, me hacía la cama y planchaba mis cancanes mientras yo zascandileaba por mi libro de gramática.

        Pues eso: que lo importante es lo que se quiere decir. El cómo se dice… depende muchas veces de los caudales habidos y de la suerte mejor o peor aprovechada.

      Yo tuve demasiada suerte como para echarles en cara a quienes no la tuvieron que no la tuvieran.

      ¡Ah! Lo de REDOSFERA: capa vacía de la atmósfera terrestre entre el cerebro y un teléfono móvil.

 

En CasaChina. En un 15 de Julio de 2023

 

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