VA DE...Batiburrillo literario

Mostrando entradas con la etiqueta JAENEANDO: Hoy nuestros condumios reconocidos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta JAENEANDO: Hoy nuestros condumios reconocidos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 29 de noviembre de 2023

TRES ESTRELLAS MICHELÍN PARA JAÉN

159/2023

En mi tierra, al paso de una procesión, lo mismo se suelta a voz en grito un “viva-la-Virgen-de-Cuadros” que un “viva-la-madre-que-te-parió”.

Hablando de lo de parir… En mi tierra, −hablo de antes−, una vez rotas aguas, se avisaba a prisa y corriendo a la comadrona para aligerar el alumbramiento, tarea confiada a mujeres, generalmente abundantes en hechuras y poderosas en ademanes. No vayan a creerse que ese “antes” del que hablo pusiera a las mujeres por delante de los hombres a la hora de darles empleo. Los nombramientos mujeriles se hacían por falta de pretendientes del género opuesto para semejante tarea de precisión: y la concesión a la abundancia obedecía al hecho de que ser un alfeñique no era buena carta de presentación para asistir y meter mano en espectáculo tan prodigioso como un nacimiento, en el que un titubeo en lo que hacer o un aspaviento ante cualquier emergencia podía dejar huérfanica a la criatura por nacer, o de cuerpo presente al recién nacido aún antes de estrenarse respirando dentro del nuevo cuerpo que amamantar, alimentar y mantener en condiciones de buen servicio.

Ahora, aún antes de romper aguas, se apaña un coche, se alarga la comitiva al hospital más cercano, se deja una llevar en camilla a ese sitio de nombre tan provocativo como “paritorio”, y, encaramada a un moderno potro de tortura cubierto con mantelillos verdemanzana, empuja y jadea al ritmo marcado por la batuta de cualquier voz paritaria hasta que se escucha la gloriosa melodía del lloro.

Una vez iniciado el camino de la vida, pasa como con los coches cuando se echan a la carretera: hay que “repostar” cada x kilómetros si no quiere el personal quedarse en la cuneta y convertirse en chatarra.

Quiero decir que las personas podemos hacer o dejar de hacer muchas cosas. Pero lo que nunca podremos hacer es prescindir del yantar, a riesgo de que semejante elección nos conduzca a la meta antes de haber agotado todas las etapas del circuito señalado por el invisible encargado de la vida y de la muerte.

Tantos rodeos para llegar a lo que MiSanto proclamaba, a manera de “bendice-Señor-estos-alimentos” cada vez que empuñaba la faca y la forca: “dignifiquemos lo forzoso; hagamos arte de lo que no queda más remedio que hacer”.

Y es que en mi tierra, en la que todo lo que tenga que ver con el arte de lo imposible se toma muy en serio, se ha convertido en arte esa perentoria necesidad de comer. A ver, si no, qué provincia consigue de una tacada nada menos que tres Estrellas Michelín, que es algo así como tener asegurada la imposibilidad de conseguir mesa y mantel en esos tres lugares de lujo paisano durante más tiempo del que va a tardarse en que baje el precio de nuestro aceite de oliva.

Pues eso: que, a la hora de los condumios, sois/somos muy grandes las gentes de Jaén.

(En lo demás, también).

 

En CasaChina. En un 29 de Noviembre de 2023

 

LA PRESUNCIÓN DE INDECENCIA

  (Mujereando)           45/2024   ¡Ya está bien! Hasta los “huevarios” estamos muchas mujeres de tener que “serlo”; pero, sobre tod...