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martes, 1 de septiembre de 2020

RESPUESTA A UN SUELTO DE JUAN CANO PEREIRA

 104/2020

          “Tres eran tres”.

        “No hay dos sin tres”.

        “A la de tres va la vencida”.

        Y así el refranero nos acuna de tres en tres, para inculcarnos que sin un buen trío no hay desempate.

        “Vaya tres patas p’a un banco” −me digo mientras lo releo por tercera vez.

He necesitado una noche entera para “pensa-disfrutarlo”. Para disfrutar este hermoso artículo, de Juan −digo− en el “IDEAL de Sierra Mágina”, sobre la presentación de nuestros tres libros, “LOS NIÑOS DE LAS CARAS” de Juan Cano Pereira, “NUEVE RAZONES” de Gloria Nistal Rosique, y “VIRGO FIDELIS” de mí misma, en distintos rincones de esa Sierra Mágina que me abduce.

Y lo he disfrutado, −el artículo de Juan, digo, vive Dios− por muchas cosas.

PARA EMPEZAR, lo he disfrutado comprobando que el nombre de Gloria Nistal Rosique (tan entrañable para mí) es ya tan “magineroso” ( que es como decir imprescindible en Sierra Mágina) como el de cualquiera de nosotros, los oriundos. Se van cumpliendo mis lejanos sueños de ver a nuestra Sierra Mágina convertida en una gran jaima literaria, donde no haya anfitriones e invitados; asentados y temporeros, nativos y forasteros, para acabar por convertirnos todos −aborígenes o incrustados− en consistencias de lugareños arraigados o aclimatados a la recacha de LA GRAN ALDEA CALIZA donde se escriben hechos inauditos y vidas mágicas injertado todo ello en patrones inmemoriales.

Lo tengo dicho: para “sentir” y “sentirse” Sierra Mágina hay que saber de injertos. Y es que, a fin de cuentas, si buena, esencial y sabrosa es la aceituna que brota del acebuche, (por muy “menual” que sea), fueron los injertos los que dieron esplendor a la inicial (e iniciática) minimez concentrada en los oleastros silvestres hasta llegar a los sesenta y seis millones de olivos de nuestra provincia.

SEGUNDO porque el suelto de Juan Cano Pereira es una manifestación de generosidad sin fronteras con la que nos engrandece a nosotras, a Gloria y a mí, convertidas en libros viajeros, sin darse cuenta de que, por encima de todo, el verdaderamente enaltecido por sus propias letras es él.

Siempre he sentido una especial admiración por los seres naturalmente generosos, tanto como me ha fascinado comprobar cómo esa misma generosidad intrínseca se convierte en el podio donde la vida coloca a los más grandes. (Y Juan lo es).

PARA TERMINAR, la glosa de Juan sobre mi libro “VIRGO FIDELIS” me lleva a la querencia de volver a leerlo como si yo fuera él, y como si, en lugar de ser una mujer escritora, fuera un hombre escrito por mí misma. Porque, bien pensado, es cierto que mi libro −como siempre− está habitado y “contaminado” por mujeres de distintas partes del mundo en general, y de Sierra Mágina en especial; pero ahora caigo en que, cuando tuve que valerme de personajes/hombre, con el firme propósito de que esas páginas no se convirtieran en un gineceo desmadrado, no tuve que esforzarme mucho para tratar a los hombres de <VIRGO FIDELIS> con toda la piedad que germina y brota ante la contemplación del sentimiento de culpa universal que se instala (y se injerta) con idéntica intensidad en hombres y mujeres hasta convertirnos en seres asustados dispuestos a pagar la manumisión de nuestros propios miedos, aunque sea a plazos.

O, lo que es más triste; hipotecando nuestras vidas

de por vida.

 
Miedo/ fidelidad.

Miedo/culpa reclamando un ritual liberador

Los "PARES ENFRENTADOS" que ahora al fin contemplo, CULPA versus FIDELIDAD, se fortalecen con las palabras de Juan, que, como “NIÑO DE LAS CARAS”, fue injertado en “culpas”, propias, ajenas, inducidas o importadas, pero a pesar de sus miedos, ha sabido SER FIEL a una infancia redimida de culpa a través de su novela iniciática, “LOS NIÑOS DE LAS CARAS, que yo, tras prologarla desde el alma, quise −y creo que conseguí− hermanar con la redención contenida en mi “VIRGO FIDELIS”, y ello a través de las “NUEVE RAZONES” con las que Gloria puso poesía en un reparto de culpas ajenas que asumimos como nuestras hasta hacerles sitio en nuestra mesa y engullirlas como un mal trago necesario.


Mientras reflexionaba en el artículo de Juan Cano sobre las presentaciones “maginerosas” de nuestros TRES LIBROS, vino a mi mente (¿se me presentaron?) el cuadro de “Abraham y los tres ángeles”, tres seres de luz a quien Abraham, el primero de los tres patriarcas que recibe el mandato de trasladarse a la Tierra Prometida, comparte su tienda y su pan.

Miro ese cuadro al que me refiero, anónimo y durmiente en el Museo del Prado, y siento que Sierra Mágina es Abraham. Y nosotros tres, Juan, Gloria y yo misma, redimidos por obra y gracia de la diversidad en nuestras tres distintas escrituras, hemos viajado, físicamente o con el deseo del corazón, hasta la TIERRA PROMETIDA DE SIERRA MÁGINA, para compartir nuestro propio pan, que no es otra cosa que LA PALABRA.

¿Se puede ser más afortunados?


En CasaChina. En un 1 de Septiembre de 2020

CARTA ABIERTA A MIGUEL FERNÁNDEZ PALACIOS GORDÓN

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