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viernes, 17 de noviembre de 2023

JA JA JA

(Siete charadas y media)

156/2023

I

Aquel alfeñique de brazos escuálidos y piernas arqueadas por la miseria se echó a llorar, mientras, a gatas, tanteaba el suelo buscando sus gafas de cegato que el matoncito oficial y oficiante del patio de recreo acababa de pisotear con el tacón de su bota. Al propio tiempo, en el patio de recreo se escuchaba un despiadado ja, ja, ja falseado por matoncito oficial y oficiante, deslucido por esa crueldad que sólo los niños adiestrados para el oficio de matoncitos-de-patio-de-recreo son capaces de alcanzar a falta de manuales donde enseñarse sobre los elementos del respeto ajeno para evitar convertirse en lo que son.

El ja, ja, ja del machito fue coreado por ese orfeón pandillero que, a falta de coraje suficiente para jactarse del más elemental respeto propio y ajeno, se entrega siempre a lisonjear a los matoncitos-de-patio-de-recreo.

Recordé entonces ese restaurante de carretera (tierra de paso) en cuya entrada hay una advertencia contundente:

“Se admiten perros. Niños, NO”

 

II

Una señorita de murmullo verdulero interdental proclama un “me-gusta-la-fruta” que arranca un jajaja, tan asambleísta como asambleario, propio de tal vergel.

La fruta verde y materna, se supone.

¡Lo que hay que escuchar! Como ya dejó dicho Cervantes en el II – 13 del Quijote, “En todas las casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas”.

 

III

Los señoritos se llevaron a su fiesta al tonto del pueblo, aquel que vivía de lo que le daban por caridad. Como era más chistoso y más disperso cuando estaba achispado, lo emborracharon hasta que su vejiga se desordenó. Entonces comenzaron a tirarle al suelo las sobras de su jarana y lo azuzaban para que se pusiera a cuatro patas y lo pillara con la boca, mientras ellos llenaban sus bocas de lo mejorcito del pueblo. Para terminar de animar la fiesta, se arrancaron a dar palmas por bulerías para que el tonto cabrioleara haciendo cucamonas, lo que fue jaleado por el anfitrión a pleno ja, ja, ja en falsete, coreado con desaforados jas, jas, jas en “sí-señor” por sus secuaces.

Recordé entonces a aquel gobernador civil de mi juventud que proclamaba su irreductible oposición a cualquier tipo de educación especial con su frase preferida:

“Que me den un sinvergüenza antes que un tonto”

 

IV

Cuando la anciana, (una anciana cualquiera) tullida por la vida, dio con sus huesos en el suelo en mitad del arroyo, se escuchó una carcajada general que, con ese ja, ja, ja con el que se explayan los necios, silenció el crac-crac-crac de las fracturas de la vejez.

Antes de fenecer, la anciana aún tuvo alientos para echar mano de un refrán que la ancianidad utiliza a veces como bastón: “Por mi puerta pasarás. Y, si no pasas, por nada bueno será”.

¿Que no van a pasar? ¡Vaya si pasarán! −se canturrea por las calles.

A lo mejor, no pasan.

Yo recordé lo que dicen que se dice de las hienas en los burdeles: “No se comprende de qué se ríen. Dicho mal y pronto, comen mierda, huelen a lo que comen y joden una vez al año”.

Así que, a ver lo que va a pasar aquí cuando se cierren las puertas a nuestras espaldas.

 

V

No, a mí, en estos días, no me sale del cuerpo ni un miserable “ja” en mi sostenido menor, porque, de repente, con el revoleo de las togas, me acuerdo de aquel suelto de un periódico en el que Ánxel Vence, allá por 2006, decía algunas cosas estremecedoras sobre las risas flojas tipo hiena:

“Cuenta la cada día más enojosa crónica judicial que los acusados del secuestro y asesinato a sangre fría de Miguel Ángel Blanco se rieron ante la madre y demás familiares de este desdichado hijo de gallegos emigrados a Euskadi, durante el juicio actualmente en curso en la Audiencia Nacional”.

“La risa floja sin razón aparente que la justifique es −según certificará cualquier etólogo− un rasgo típico y casi exclusivo de las hienas”.

Ahí dejo el enlace para quien quiera echarle un vistazo. No tiene desperdicio:

https://www.farodevigo.es/opinion/2006/06/21/rien-hienas-18221449.html

 VI

            Por mi parte, yo, que tan incapacitada estoy para ponerme de parte de las sinrazones de nadie sin reconocerle una cierta razón al oponente, por irrisoria que sea, tengo que reconocer que, si cualquier ja, ja, ja usado como tapabocas me encocoriza, en esta ocasión ese ja, ja, ja parlamentario me hiela la sangre por lo que tiene de extraparlamentario.

 

VII

Así que, como dicen los que saben que “mientras cantas tus penas espantas”, voy yo a por un popurrí que me consuele y me redima de tantísimo ja, ja, ja jactancioso, tan insustancial y tan capaz de dar el cante que hasta al pobre tenor parece que se le atraganta: “Tú que tanto reías y presumías de ser valiente…por qué tienes ojeras esta tarde… no me vayas a engañar, si la verdad di que sientes, a lo mejor tú me mientes y yo… yo sé bien que estoy afuera… pero sigo siendo el rey”.

 

Y media

¡Cachis! ¡Machismo puro eso de “sigo-siendo-el-rey”! Los tiempos, aunque pinten bastos, van de reinas. Y de momento yo sigo siendo la reina −del despropósito, claro está− en eso de reírme hasta de mí misma.  (Por no llorar).

 

En CasaChina. En un 17 de Noviembre de 2023

 

CARTA ABIERTA A MIGUEL FERNÁNDEZ PALACIOS GORDÓN

  (Periodiqueando adherencias)     Querido Miguel: (y permíteme que, a falta de conocencia propia, eche mano de ese “querido”, form...