VA DE...Batiburrillo literario

Mostrando entradas con la etiqueta CRONIQUILLA DEL VIRUSO 08. Esto va en serio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CRONIQUILLA DEL VIRUSO 08. Esto va en serio. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de marzo de 2020

ESTO VA EN SERIO


33/2020
(Cróniquilla del Viruso Coronado – 8)

           La procesión iba por dentro.
Las tres hermanas llegamos a la puerta del hospital disfrazadas como Dios nos dio a entender con un falso júbilo desconchado, y hasta posamos para una foto de grupo −el trío de las Mármol Brís− antes de entrar.
Yo sé lo que yo pensaba −congoja− en aquellos momentos. Lo que ya se me hace más difícil es imaginar lo que pensaría −acongojaría− a mi hermana la chica, que era la portadora del “okupa” asesino, al que había que desahuciar como fuera antes de que fuera tarde, en aquel hospital, el único que entonces contaba con un aparato de operar tipo araña metálica.
Las últimas palabras de mi hermana la chica, antes de rendirse a los efectos de la anestesia, fueron un “esto parece que va en serio”, exclamación que no pudo evitar cuando vio avanzar hacia ella al tal Da Vinci, el robot que iba a meterle mano en lo que ella dio en llamar su “alien”, y su médico nombró con todas las letras sin comerse ni una: cáncer.
       Tal parece que el androide en cuestión, una máquina tan sofisticada como amenazadora, hizo bien su trabajo, y se llevó por delante sin mayores concesiones al maldito “alien” de mi hermana la chica.

¿Qué a qué viene todo esto?
Pues ¡a qué va a ser!
A lo del nuevo matancero con corona.
Cuando comenzó lo del Viruso Coronado en China, como ese país está tan lejos, y nosotros estábamos tan ocupados en poner verde a los mandamases de colorines, pues seguimos nuestra rutina como si no pasara nada que no fuera un lejanísimo cuento chino, en un país que a saber si existía, y demasiado lleno de gente como para hacer recuentos.
Cuando la cosa llegó a Italia, el sentimiento se me bifurcó a mí en una doble trayectoria, entre un cierto fastidio porque me frustraba un viajecillo que tenía yo proyectado a precio de saldo, y una alarma de desconsuelo por el hecho de que el Viruso fuera a sentar sus reales precisamente en aquella región del país vecino donde yo tengo empeñada una parte muy importante de mi corazón.
Cuando dijeron que el bicho había llegado a España, hubo de todo; desde los que corrieron a las estanterías del papel higiénico a procurarse material con el que limpiarse el desbordamiento de los miedos hasta los que sacaron la máquina de despellejar y rotular que muchos llevan/mos dentro para hacer etiquetas de todos los tamaños (y en contra de todos los colores) con las que clasificar a sus/nuestros adláteres con lindezas tales como histéricos, alarmistas, falsarios y hasta embaucadores o aprovechados.
Cuando comenzaron las recomendaciones oficiales, emergieron a su alrededor, como setas, las pillerías, las “listerías” y ¡cómo no!, las rebeldías de los más marisabidillos, dispuestos a poner en práctica ese himno tan nacional “en mí no manda nadie”.
Ahora que llevo yo OCHO DÍAS ENCONVENTADA en un monasterio unipersonal…, ahora que me llegan noticias de algún conocido hospitalizado sin poder comunicar con él…, ahora que las tres hermanitas estamos espurreadas, cada una en su casa, como si nos hubiéramos peleado como cuando éramos chicas…, ahora que por mi calle no pasan puñeteros (y añorados) niños con sus gritos a cuestas, ni nadie viene a verme, ni voy a ver a nadie… ni sé cuándo volveré a poner los pies en la calle, mientras esa cosa dañina, pequeñaja y coronada como un acerico campa por sus respetos por donde le da la gana, avasallando a quien le da la gana cual “¡Franco-Franco-Franco!”, y amenazando con dejar esta España nuestra llena de puntos negros, semejantes a los que quedan en mi terraza cuando espurreo el matahormigas…

Justamente, ahora, que ya nada volverá a ser igual…

Ahora creo que comienzo a entender algo de lo que está pasando: esto no es una broma.
Esto va en serio

Tan en serio que por fin hemos dejado de escuchar la monserga estigmatizante y resentida de los eternos detractores de todo lo que se mueve –“ piove, porco Governo”, que dicen los italianos cada vez que caen cuatro gotas−, para ponernos nosotros, los de a pie, a aportar cada cual lo que podemos: desde los que hacen mascarillas, a los que ponen hoteles a disposición de quienes los necesitan, hasta quienes pegan en el ascensor un cartelillo con el letrero “soy fulano de tal, vivo en el piso tal y mi teléfono es tal, por si alguien del edificio necesita que le haga la compra o le saque brillo a su soledad”.
Hasta los que están cuidando, atendiendo y aliviando a los demás, empeñando su vida en ello.
¿Habrá alguien todavía que se atreva a criticar ahora a Amancio Ortega por regalar aquello de lo que los hospitales carecen, a saber por qué, o por cambiar la producción de sus talleres de una confección rentable a una producción acelerada de batas y mascarillas de las que no teníamos en conserva porque Europa o quien fuera nos había puesto deberes de adelgazamiento humanitario?

¿Habrá alguien que llame capitalista de m., a ese encanto de hombre que es Quique Sarasola, dueño del establecimiento, por ceder generosamente su hermosísimo Gran Hotel Colón para alojar en sus habitaciones a las víctimas del Viruso Coronado?

¿De verdad queda alguien que sostenga todavía aquello de que había que rentabilizar (¿o era “optimizar”?) la sanidad pública, y “racionalizar” el exceso de sanitarios frente a tanta penuria de enfermos de los de verdad?

Y, puestos a llegar al fondo del pozo de las vergüenzas, en esos apartaderos crematorios que son algunos lugares ¿de verdad que los ancianos son un “producto” que hay que rentabilizar en residencias gestionadas por intereses privados de dudosa humanidad? ¿Acaso hay que gravar a los viejos con un IVA de carne y hueso?

Repito: esto va en serio

¿Queríamos no sé qué gobierno? Pues ahí está.

Ahora quien nos gobierna a todos por decreto
no es otro que el Viruso Coronado

Y ¡ojo!, que ha desenterrado por su cuenta
la pena de muerte para quien viole el toque de queda

Y, a fe mía que el gran dictador con alfileles ha cambiado la manera de gobernar de un solo plumazo, sin que pueda negársele su forma absolutamente igualitaria de repartir sus “atenciones” por igual entre ricos y pobres.
¡Tó pal pueblo!
Este despiadado dictador del mundo ha establecido su imperio de un solo plumazo.
O de un solo estacazo.

¿La oposición?

Jamás habrá una oposición más eficaz, más solidaria, generosa, más admirable.
La oposición somos nosotros.
Cada uno de nosotros.
Porque hemos entendido que esto va en serio.
Y hemos respondido como quienes somos:
Como humanos legítimos.
 
                                                         Enclaustrada en CasaChina. En un 19 de Marzo de 2020

LA PRESUNCIÓN DE INDECENCIA

  (Mujereando)           45/2024   ¡Ya está bien! Hasta los “huevarios” estamos muchas mujeres de tener que “serlo”; pero, sobre tod...