VA DE...Batiburrillo literario

domingo, 31 de marzo de 2024

CAVILACIONES CON ROMANCE FINAL

  

Lo de que “no hay mal que por bien no venga” tiene su razón de ser. A mí lo de tener que quedarme en casa a hacer penitencia domiciliaria por causas meteorológicas me ha servido para hacer mi propia estación de penitencia: tomarle el pulso a la “Ñ” de ponsoÑosos, y echarme a huir de ellos como de la peste. Lo explico mejor en el DIARIO JAÉN de hoy, 31 de Marzo de 2024. Así que… ya mismo están bajando a por su ejemplar al quiosco.

 

CAVILACIONES CON ROMANCE FINAL

(Jaeneando)

34/2024

Anda una servidora algo descreída ya de enojosos postureos tan al uso en esos remilgados actos más o menos oficiales, a los que tanto se ansiaba ir de jóvenes como se detesta acudir ahora, cuando ya se está empedernida de artificios. Si hay que ir, se va, tras colgarse atrezos con los que velar los estragos del tiempo; pero nunca está de más llevar “analgésicos” emocionales. Con el tiempo, cada cual −de los que ya somos renegados− buscamos nuestras propias mañas para pasar el tiempo, mientras ponemos cara de estar embelesados con las arengas mitineras, expresamente escritas para “el señorito” por un fulanito de segunda a sueldo del patrimonio común.

Mi particular manera de solazarme en tales pejigueras es acechar las manos de los asistentes a la hora de ponerse para que les echen la foto. Ese “observatorio” me llevó a escribir aquel microrrelato −50 palabras−, en formato diálogo, titulado “SUSPENSORIOS OFICIALIZADOS”, que no me resisto a reproducir aquí como divertimento:

 

−Véase la “geolocalización” corpórea de esas manos y dígasenos si no semeja un anuncio de suspensorios digitales, sujetando “mondoños” furtivos.

−¿Y dónde se supone que van a poner las manos las criaturicas para la foto de familia?

−Pues…

−¿Ves? Tener manos es lo natural. Lo complicado es saber dónde meterlas.

 

Un segundo recurso para superar los tedios tumultuarios es vigilar a esas criaturas que van a la deriva hasta colocarse junto al cáterin oficial para atacar las primeras en cuanto se abre la veda.

 

Mi tercer afán es localizar a los insufribles para poner tierra de por medio entre ellos y yo. Me explico: confiada por naturaleza, y hasta un pelín gregaria, al más puro estilo cabra aznaitinera, va una por esos mundos con las entendederas abiertas de par en par para no perderse los jugosos encuentros que, entre tanto remilgo, nos regala esa gente sencilla, “sin-maneras-prefabricadas”. Para ellos siempre tengo preparado un venga-usted-con-Dios a maneras de abrazo de fiado y al por mayor. Sin reservas.

Claro que eso de ir por el mundo a cuerpo gentil y sin guardabarros tiene sus ventajas, donde no es la menor la de aprender de los verdaderos sabios: esos que nunca se ofenden, porque nunca ofenden ni conciben que alguien pueda ofender queriendo. Pero también tiene sus desventajas. Entre otras, se corre el riesgo de toparse, como yo me topé hace unos días, con uno de esos tiquismiquis taimados, siempre listos a llevarle la contraria al mismísimo EspirituSanto que viniera a iluminarlo en mitad de una cellisca, por si el EspirituSanto viene con malas intenciones.

¿De verdad no han topado nunca con una de esas criaturicas expertas en amargarle le vida a cualquiera? Pues, por si acaso, ahí va en formato romance un buen consejo:

 

¡Quién no se ha cruzado nunca

o padece la condena

de cruzarse en su faena

con uno de esos batucas!

 

Chinchosos de medio pelo

con los sesos de badana

biliosos, pobres pelanas

que aburren al mismo cielo.

 

Sus ingles siempre en sazón

a cualquier escocedura

le trastornan la cordura

al mismísimo Platón.

 

Criaturicas que dan pena:

Empuñan tal cerrazón

que ante cualquier solución

envidan con un problema

 

Garrulos sin expurgar,

tan melindrosos, tan finos

que hasta p’escardar pepinos

usan papel de fumar.

 

Tan escoci´os, tan chinches,

de mentes tan retorcí’as,

que les das los buenos días

y responden: “y-tú-más”.

 

Pues no hay que pensarlo más:

que si por casualidad

vamos y le echamos cuentas

a sus chuscas pejigueras,

las pobres entendederas

se nos empantanarán.

 

Así que, oído y al loro:

espantemos a esos tábanos.

Si hubiéramos de cruzárnoslos

¡pues como si no existieran!

 

Y si ellos persistieran

en intentar arrimársenos

pongamos tierra por medio.

Crucemos a la otra acera

y no perdamos el tiempo

con tan engorrosos loros.

Porque nuestro tiempo es oro

y esos son falsos orfebres

en busca de un buen pesebre

donde poder hocicar.

 

No derrochemos esfuerzos

con fauna sin desasnar

de la que por ahí hay.

 

Pues llevarles la contraria

es una inutilidad

convenzámonos: lo más

perspicaz e inteligente

es ignorar a esa gente.

 

No consentirles ni un ay.

 

En CasaChina. En el último y único día del mes de Marzo de 2024

sábado, 30 de marzo de 2024

TRES ERAN TRES

(ConVersionario a tres voces)

         01/2024- ConVersionarios

Así comenzó todo en este Tres eran tres.

Si hay serendipias literarias, los retazos (¿retozos?) de ConVersación que siguen podían ser una de ellas para el mundillo de las letras.

La cosa empezó con un breve texto de ese escritor maestro de escritores que es Enrique Gracia Trinidad, que el susodicho maestro subió ayer mismo, −JueveSanto por más señas− a un chat compartido, al hilo de una SemanaSanta sin santos, pero con muchas señas que vienen alertándonos desde hace tiempo sobre el maldito cambio climático que nos amenaza sin ahorrarse señales.

En secano llevábamos ya más de un año en este país nuestro (en los otros, también) sin verle las senagüas al agua del cielo desde la línea de puntos (y aparte) a donde nos alcanzaba la memoria cuando pasó lo que pasó, y que una servidora pasará a contar antes de rematar estos prolegómenos de indigencias hídricas.

Las carencias de las que hablo fueron aprovechadas, entre otros vegeteibols, por los olivos de mi tierra para revenirse en lo de engordar aceitunas a las que estrujar hasta sacarles el sagrado aceite; lo cual que, a su vez, fue suficiente para que las almazaras se agarraran como a un clavo ardiendo a la escasez de materia prima −léase aceitunas en sazón− para mandar al paro a las piedras de molino (que ahora me cuentan que ya no se usan desde que fueron sustituidas por unas más jacarandosas prensas hidráulicas); lo que, a su vez, fue aprovechado por los “Super” de cada barrio para cambiarle las hechuras a las etiquetas, poniendo los precios del aceite por las nubes, de tal manera que, salvo el habitante por derecho de aquellos pagos, el mismísimo DiosVerdadero, no quedó sobre el Planeta criatura capaz de apechar con los precios que ha alcanzado el LíquidoOleaginoso y demás pringues por escasez LíquidoElemento. Cómo no sería la cosa que hasta LosAltísimos −léase mercachifles− se vieron en el trance de apañarse sus particulares ÁngelesCustodios en forma de etiquetas con alarma para impedir que los menesterosos más audaces arramplaran con las garrafillas de OroLíquido para ponerse a hacer botellón graso en los fogones.

En esas estábamos cuando el personal, alentado (con “n”) por la solanera y alertado (con “r”) por el redoble de tambores destemplados, cargó los maleteros con sombrillas y sombrajos, llenó de gasufla a precio de aceite los depósitos, y se echó a las carreteras sin pensárselo dos veces, dispuesto a gastarse los préstamos en vacaciones de pisito de playa, de esos en los que las ventanas ajustan tan mal que dejan pasar por entre las ranuras hasta la más mínima ráfaga de malos humos que tenga a bien desmandarse, cualquier saeta trasnochadora que se desparrame a deshora o cualquier tamborrada marca joputa que tenga a bien dar la tabarra con sus despropósitos.

Llegado el personal a sus destinos, se sorprendieron ante la ausencia de lo esperado −los ruidos semanasanteros−, y se encogieron ante las desaforadas llantinas del cielo, que, tras arrancarse por peteneras de lluvias torrenciales y nieves desnortadas, arrancaron a su vez ayes de procesiones frustradas y remedo de llantinas en los ojos lugareños.

Fue entonces cuando el maestro −ya saben: Enrique Gracia Trinidad− escribió lo que escribió, a lo que la correcaminos oficial, Gloria Nistal, respondió lo que respondió, y una servidora, aquejada de incontinencia verbal crónica, terció de la manera que lo hizo.

El resultado, ahí lo tienen:

 

DE ENRIQUE GRACIA TRINIDAD: el Maestro

PARECE QUE A DIOS NO LE GUSTAN ALGUNAS COSAS

WhatsApp 29/03/2024

No sé por qué sospecho que al Altísimo no le hacen gracia las procesiones. Si no, no se explica que con tanta frecuencia mande a las lluvias caer sobre este país precisamente cuando en ciudades y pueblos de todo el territorio sacan a la calle palmas, encapuchados, esculturas y velas .

Y mira que cofrades, devotos y hasta turistas no paran de elevar sus miradas a los cielos entonando plegarias para que les permitan exhibir sus imágenes y capirotes y entonar saetas y otros cánticos. Pues nada, ni caso: lluvia al canto y lágrimas en las mejillas de penitentes, cofrades y nazarenos.  

No deja de sorprender que con la tradición de sacar al santo o la virgen de tantos pueblos para convocar la lluvia, en el preciso momento en que se pretende sacar a los de la Semana Santa, los aguaceros se pongan bravos y lo impidan.  

También cabe pensar que Dios sea antitaurino, al menos en los madriles, porque en cada feria de san Isidro abre los cielos y jarrea de lo lindo dejando la Monumental de las Ventas hecha un bebedero de patos y a los taurinos echando de menos verónicas y chicuelinas. Además, siendo el tal Isidro campesino de secano por excelencia aún es más sospechosa esa costumbre de llover allá por los alrededores del 15 de mayo. ¿O es que de tanto sacarlo en siglos pasados para ahuyentar a la sequía, el santo labrador mozárabe  se ha acostumbrado y nos manda la lluvia cada vez que llega su fiesta? Me estoy preguntando si pasa lo mismo en otras ferias taurinas como la de la Maestranza de Sevilla, los toros de Ronda, la Macarena de Medellín, la de Puebla mexicana y otras tantas. En mi próximo viaje por carretera preguntaré a algún toro de Osborne a ver si él tiene información privilegiada.

Pero hay algo que es todavía más incomprensible y que como escritor me tiene seriamente preocupado; y es que al Sumo Hacedor le caigan mal la lectura, porque cada vez que se celebra la Feria del Libro de Madrid, lectores, autores y demás gentes de letras se la pasan mirando al cielo, esperando que, según la costumbre no escrita, llueva con ganas igual que aquel día que enterraron a Zafra.

Dado que la fiesta de los libros en el Parque del Retiro es celebración más de editores y libreros que otra cosa, podría suponerse que son ellos los que no le caen muy bien a la divinidad. No se sabe si es que quiere castigarlos por dejar frecuentemente a los escritores a dos velas con los derechos de autor, disimular el número de ejemplares publicados, beneficiar sólo a los más famosos o a los que salen en televisión o ningunear a los poetas como es su costumbre.

Para la próxima feria de Madrid —en ningún otro lugar me ha llovido tanto— me propongo preguntar si alguien sabe por qué los libros convocan a la lluvia, pero, por si acaso, aunque caiga un sol de justicia, me llevaré el paraguas.

(E. Gracia Trinidad)

 

 

LLUVIAS DE SEMANA SANTA

(De Mí para el Maestro, Enrique Gracia Trinidad)

 

Tú lo has dicho, mi querido colega: debe estar tan acostumbrado el Altísimo a que, en cuanto se plantan dos geranios, el personal se eche a la calle con un santo en angarillas demandando lluvia, que cada vez que escucha cornetas y tambores, despacha orden general de jarrucheo, y manda abrir las tornas, sin darse cuenta de las fechas.

¡Si es que pareciera que Dios, con ser tan Dios y ejercer de Tal, no está a lo que hay que restar! Ni se para a poner la atención debida al fiestorro con el que sus partidarios le celebramos su epopeya propia.

 


DE GLORIA NISTAL: la CorreCaminos

😂[1] (se ruega leer la nota a pie de página)  😂😂sois geniales los dos, mis queridos escritores. Pero lamento contaros −y no quiero ser aguafiestas como El Salvador del que habláis− que las frías estadísticas delatan que hay más años de procesiones y ferias del libro en secano que jarreando. Creo, sencillamente, que dios[2] (se ruega de nuevo leer la nota a pie de página)  está a sus cosas (que, por cierto, ignoro totalmente cuáles son) y si llueve o sale el sol es cosa que ni le va ni le concierne.

Eso me hace recordar que el verano siguiente a la muerte del dictador[3] (se ruega por tercera vez leer la nota a pie de página)  diluvió con tal fuerza que se podría haber escrito la “Historia de Noé segunda parte” y algunos decían el chascarrillo de “con Franco teníamos verano”. Yo creo que los que están en el más allá (a donde yo, de momento, no quiero llegar), no se preocupan de nuestro calendario. Igual que nosotros, alocados, no nos preocupamos demasiado por el maltrato a la naturaleza y la tenemos muy desconcertada.


 

A GLORIA de Mí

 

Entonces, seremos criaturas del desierto. Nos desplazaremos en dromedario, en lugar de hacerlo en coches de gasoil; plantaremos dátiles en lugar de césped de campos de golf; esquiaremos en las dunas, en lugar de hacerlo en la nieve (por falta de); pescaremos días, en lugar de peces.

Y, al caer la noche, veremos estrellas, en lugar de farolas.

Y yo, en lugar de soñarme princesa de las sirenas, apoltronada en un trono de inexistentes corales y cegada por las algas, me imaginaré mujer azul de todos los desiertos, de esas que nunca se detienen porque tienen la inmensidad de la nada a su disposición.

¿Quizá, mujer de los humedales, quieras acompañarme en esa sólida aventura?

 

DE GLORIA para Mí:


Pues estaré totalmente encantada. Y que sepas que en estos mismísimos momentos me encuentro escribiendo un libro sobre mis vidas en África. Anoche estaba conociéndote en Túnez en 2014, y hoy estoy en 2022 también viéndote en unos espejos del gran mercado central y entre las columnas de Dougga. 🤗

 

DE MÍ PARA GLORIA:

Me encantará que me cuentes mi vida desde donde tú la ves. Siempre me ha resultado fascinante pensar que, aunque lleve el corazón a la izquierda, quien me cuenta lo perciba a la derecha, aunque ni yo, ni quienes quieran contarme de frente, podamos vernos la espalda.

Eso, entre otros prodigios.

¿No es genial?

 

 


 Y esta es la historia a tres voces del

TRES ERAN TRES:

1.  Enrique Gracia Trinidad: el Maestro (con mayúscula)

2.  Gloria Nistal Rosique: la CorreCaminos (con suplencia de mayúsculas allí donde ella no quiere ponerlas)

3.  Y la Yo: con mi “Y” griega a rastras: que es como un delta desembocante y desparramado, que recuerda que “nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar/ que es el morir…” como dejó dicho por escrito un tal Jorge Manrique, con miras a alcanzar la eternidad.

 

En CasaChina. En un 30 de Marzo de 2024



[1] NOTA DE LA REDACCIÓN: Pongo al cabezoncillo algo más grande para suplir la mayúscula omitida en el original.

[2] ¡Otra vez en minúscula! Ella −Gloria− sabrá por qué se reviene de semejante manera.

[3] ¡No hay dos sin tres! No por mucho “minusculear” se nos despinta a qué “dictador” se refiere la viajera. Porque, en este país nuestro, cuando alguien se refiere el “dictador” todos sabemos que “DictadorVerdadero” sólo hay uno. Como el DiosVerdadero: los nuestros.

martes, 19 de marzo de 2024

EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LAS VOCES Y LAS LETRAS

 

36/2024

¡Faltaría más! Pues claro que no puede una perderse lo que hay antes de la página 17 del Diario Jaén de hoy, 19 de Marzo de 2024. Pero ustedes me perdonarán si a una servidora se le remueven las pajarillas al leer el nombre de Noalejo, que de inmediato me trae a la memoria otro puñadillo de esos nombres de Sierra Mágina, que yo amo sobre todas las cosas como si fueran mis particulares vicarios de Dios en la Tierra.

(Cada cual con sus creencias y sus ídolos: que así se va pasando por esta vida, que es más de verbo que de sustantivo, y más de acción que omisión, a lo largo de diez páginas sin desperdicio).

Si, además, esa misma página 17 está presidida por fotos de personas, personajes y prójimos (o próximos por mejor expresarme) a los que amo como a mí misma, no les extrañará que dé por bien venido este día bendecido por el milagro de la multiplicación de las voces y las letras que, en forma de periódico provincial, y como el milagro de los panes y los peces, viene a alimentarnos el alma errante, en mitad del exilio urbanita, a quienes un día ya lejano, sin saber muy bien lo que hacíamos, echamos a andar calle adelante. Y, andando, andando, nos salimos del Pueblo. Y luego, de los linderos del Pueblo; y luego, de la comarca. Y después, de la provincia, hasta acabar perdiendo de vista la región, sin darnos cuenta de que esa distancia que estábamos tomando nos dejaba tan estragados que sólo echando mano de la palabra hablada y escrita de los que se quedaron se nos pasaba la rescoldera de estar más desterrados que aquel hijo pródigo que todos conocemos.

Pues eso: que ahí, a partir de la página 17 del periódico de hoy, y hasta la 27, están ellos, hablando y hablándose de lo nuestro: el Hombre de los Largos Silencios, −como gusto yo de mentar al director del Diario Jaén por razones obvias, porque, a fuerza de callarse, parece un acumulador de palabras aún por decir−, y el Hombre de la Mirada Infinita, que es como a mí se me representa el alcalde de Noalejo desde aquella tarde en que, en persona, me llevó a “mirar”, sin que me fuera dado alcanzar a terminar de ver, la inmensidad perdurable de todo lo existente a nuestros pies, desde la Tumba del Custodio hasta el perpetuo gris de la caliza, donde cualquier cosa que acaezca o que se sienta, por muy pasmosa que sea, es para siempre lo más “sobre-natural” del mundo.

Permítanme detenerme en la página 26 del periódico que hoy nos ocupa. Porque, si antes me emocionaba hablar de los “ellos” para abrir boca, hay una “Ella” con mayúscula, que es mujer de cuerpo entero, en la que se encarna la imagen viviente de la mujer rural. Me refiero a Toñi Rosales, la alcaldesa pedánea de la Hoya del Salobral, a la que todavía no le he puesto nombre, ni creo poder ponérselo, porque en ella se atesoran todos los nombres del mundo.

 Ella misma, la Mujer, es esencia, naturaleza y excelencia.

Algún día, si pasa lo que tiene que pasar, y paso yo por donde se me llama, me pondré a hablarles de La Hoya del Salobral con verdadero conocimiento de causa. Mientras tanto, …¡vayan y vean!

¡Y sientan…!

 Pero, volviendo al Periódico de hoy. Lo dicho: ya están alargándose al quiosco más cercano a hacerse con su ejemplar de este diario que hoy, hablando con la abundancia de ¡DIEZ PÁGINAS! de una tierra bendecida por los prodigios más simples, hace el milagro de la multiplicación de las voces y las letras, en boca de los mejores, para poder alimentarnos a los hambrientos de lo nuestro.

En CasaChina. En un 19 de Marzo de 2024

LA PRESUNCIÓN DE INDECENCIA

  (Mujereando)           45/2024   ¡Ya está bien! Hasta los “huevarios” estamos muchas mujeres de tener que “serlo”; pero, sobre tod...