VA DE...Batiburrillo literario

miércoles, 9 de noviembre de 2022

MARISOL ESTEBAN en el Libro "FRANKFURT, Territorio Literario"

Cualquier rincón de cualquier ciudad del mundo es bueno para esconder en él pedazos de emociones huérfanas a la espera de ser adoptadas por "descubridores" avisados. Ninguna ciudad como Frankfurt para ocultar sensaciones por escribir desde la sensibilidad onírica de una escritora como Marisol Esteban.

Estand de SIAL PIGMALIÓN, y  autores Marisol Esteban, Roberto Gil de Mares
y Soco Mármol en la Feria del Libro de Frankfurt 2022



INFORMACIÓN
: "TERRITORIOS LITERARIOS" es una colección del Grupo Editorial Sial Pigmalión en cuyos distintos libros de los aparecidos hasta ahora, y bajo la coordinación de un/una escritor/ escritora designado al efecto, intervienen variados autores, ofreciendo su personalísima visión del territorio elegido.

 

 

 

martes, 8 de noviembre de 2022

BELLA CLARA VENTURA en el libro FRANKFURT Territorio Literario

 

Cuarenta y cinco son los autores que nos hablan de esa ciudad asomada al río Meno. Cuarenta y cinco pares de ojos mirando en una misma dirección: esa donde el paisaje se convierte en literatura.

CON PAJARITA


(Micro300)

124/2022

Me hipnotizan los hombres con pajarita.

        Es como si bajo esa hermosa parte del cuerpo llamada cabeza, donde, a ritmo de latido cardiaco, comienza y termina todo, le pusieran un pedestal al pensamiento ante el que hubieran de “genuflexarse” todas las rodilleras del mundo en clamor de acceso universal a los símbolos de la hermosura.

        Digo rodilleras −que no rodillas− a propósito. Que una rodillera remendada para intentar cubrir con decoro zurcido las miserias de lo escaso no es lo mismo que una rodilla genuflexa ante los poderosos y sus epulones haberes.

        A veces, ante la gracia alada de determinadas pajaritas, fantaseo con la idea de que se tratara de una mariposa recién metamorfoseada en seda, escapada de los pensamientos de quien luce tan delicada añadidura. Una acrobacia de centelleos hechos a buscarle las cosquillas a su portador a la altura de las cuerdas bucales.

        Tiene la pajarita por otra parte un tinte redentor y manumiso frente a la prosa cansina de la corbata, de quien alguien me contó −no sé si con razón o sin ella− que es la reminiscencia de aquel pedazo de tomiza con la que los siervos de la gleba acudían a la llamada de su amo, llevándola anudada al cuello con nudo corredizo en señal de reconocimiento y sumisión ante el “señor de horca y cuchillo”, privilegio que por aquellos tiempos les confería autoridad para disponer de vidas ajenas.

        En cualquier caso, con una corbata, por muy colorida que sea, puede hasta estrangularse a una criatura sin demasiada dificultad.

        No así con una pajarita, inofensiva como una mariposa.

        Sin necesidad de ponernos dramáticos, lo cierto es que, llegado el caso, una corbata puede usarse como ronzal; una pajarita, no.

        ¿Será por eso por lo que me hipnotizan los hombres con pajarita?

        Los con corbata, también.

 En CasaChina. En un 8 de Noviembre de 2022

 

lunes, 7 de noviembre de 2022

CONFUSO y CONFESO

A veces una sola palabra bastará para...            lo que sea. 

                           Yo necesité 30

 

domingo, 6 de noviembre de 2022

DICE RICARDO GIL OTAIZA QUE...

…eso de ser escritor −y hacer literatura de la buena incluida la ortosintáxis− ni se improvisa como quien hace un guisote juntando condumios a granel, ni se consigue sin trabajárselo de manera minuciosa −siquiera sea por respeto al lector−, sin que, por otra parte, ello requiera como condición sine qua non un determinado diploma lleno de sellos de colores y rúbricas académicas.

¿O acaso una titulación académica es garantía de saber escribir decentemente?
No hay más que abrir el libro de algún “licenciado” para comprobar que…
¿Por qué viene a mi memoria aquel refrán de “ni son todos los que están, ni están todos los que son”?
Leo con mucha atención este trabajo sobre lo de SER ESCRITOR, del columnista americano RICARDO GIL OTAIZA, y no puedo por menos que mostrar mi más profundo agradecimiento a su contenido, porque trabajos así son los que legitiman y dan alas a verdaderos escritores que, dotados de un talento envidiable, andan ellos indecisos por su carencia de titulación sellada y certificada.
En efecto, y como nos dice y documenta Gil Otaiza, lo de escribir requiere ese talento de base donde cimentar la creación. Lo de “mamá, quiero ser artista” no funciona sino como simple enunciado ramplón. El oficio de escribir necesita su maña y entrenamiento por muy “dotado” que se esté por la madre naturaleza.
¿Recuerdan aquello de «quod natura non dat, Salmantica non præstat»? ¡Exacto!: ninguna Universidad puede encarrilar lo que no nos trabajemos, día a día, quienes nos dedicamos a este oficio.
Así que dicho queda: con ello −con la dotación natural digo− no basta. Hay que empeñarse además en un trabajo de formación constante y minucioso, que no necesariamente ha de ser académico, pero sí especializado en el oficio elegido, si lo que se pretende es desplegar con reconocida legitimidad el título de ESCRITOR.
        Diríamos que, como en todo aprendizaje, se trata de APTITUD creativa, capaz de organizar una obra que colme las expectativas del lector, y ACTITUD revisora, por la que el lector que se acerca a una obra se sienta respetado como tal a través de la excelencia de lo que se le ofrece.
    Y es que no hay mayor fraude que el de tratar de engatusar a lectores confiados con una bazofia gramatical y/o literaria envuelta en papel de celofán de colorines con ISBN oficial incluido tras la cubierta de acceso.
http://www.eluniversal.com/el-universal/141911/ser-escritor  

En  CasaChina. En un 6 de Noviembre de 2022

ESTOY LEYENDO A... WILLIAM FAULKNER

    Una los descubre porque un “alguien” alertado por sus propias sensibilidades los descubrió primero.

    Hablo de esos escribientes magistrales de los que no cabe otra que aprender, ni se puede dejar de gozar.

    Nuestro generoso “alguien”, que sabe de nuestros afanes de juntaletras en ebullición, va y nos dice algo así como “no te lo puedes perder”. Y si ese alguien, por méritos propios, merece un algo de nuestra creencia, va una y se compra un primer libro del recomendado, y comienza a recorrerlo, primero con una cierta prevención (“a ver qué tiene que decirme esta criatura que no esté ya dicho”). Luego, se avanza como con algo semejante a un “¡no-me-digas!” cuando se descubre que aquello, por muy dicho que esté, tiene giros y maneras que ya quisiera una para sí misma. (No; si hasta va a ser verdad que esto sí que sí).

    Por buscarle el roto sin zurcir, −que los demontres de la duda esencial sobre los otros es cosa de escribientes−, se comienza a buscar -como quien limpia lentejas- algunas fallas inexistentes que nos rediman de seguir “colgados” de lo ajeno, cuando ya se ha advertido que aquello está cuidado y revisado como el atavío de una novia. ("No, si hasta va a tener razón el recomendador y esto va a ser bueno").

    Finalmente, en el culmen de ese yoísmo escrituril que nos infecta a quienes tenemos algún ISBN que rumiar, se echa una a buscar en plan pendenciero si allí hay o no hay “historia”. (“En algo tiene que fallar, digo yo”).

     Si, como en el caso de WILLIAM FAULKNER, se concluye que la “historia” −que la hay− es lo de menos, porque la belleza sublime de lo escrito nos introduce en las páginas para permitirnos vivir nuestra propia historia, se cierra el libro durante unos segundos y se envía un inmaterial mensaje de gratitud a aquel “alguien” que nos descubrió semejante maravilla, y se regocija una en aquella coyuntura que nos llevó a incorporarlo a nuestra biblioteca de lecturas de cabecera.

    ¿Lo habéis leído?

    A WILLIAM FAULKNER digo.

    ¡No dejéis de hacerlo! Es como envolverse en papel-regalo y autorregalarse una vida de repuesto con espejuelos incrustados para usar en días sombríos.

 En CasaChina. En un 6 de Noviembre de 2022

ELENA CAMY RUS EN MI MEMORIA

  (Moribundarios)   Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar que es el morir Jorge Manrique. 83/2024 A mi lado, −co...