VA DE...Batiburrillo literario

miércoles, 26 de septiembre de 2018

LA CONGOJA DE SEGUIR VIVO



  
 CasiCosas de Piturdo – 4

            Si era o no verdad lo de que los aviones habían venido a Jaén a vengarse del ataque de los milicianos en Córdoba era algo que le interesaba más bien poco a Piturdo. Su único delito era haber ayudado a su padre a esconder a la señora vieja y a la señorita Casilda en la bodega para que los milicianos que fanfarroneaban por Jaén pensaran que se habían ido. Eso, y bajarles por las noches cualquier cosa con la que mantenerse hasta que pasara lo peor de la guerra o tuvieran noticias del señor desde el frente. Cuando los aviones comenzaron el espurreo, Piturdo atravesó el jardín corriendo, justamente en el momento en que una bomba hacía saltar por los aires la casucha del fondo con sus padres dentro, y otra atravesaba la casa grande estallando dentro de la
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bodega. A lo mejor, si él hubiera corrido más, le habría dado tiempo de retirar los sacos terreros de delante del portillo del encierro, y las dos mujeres se hubieran salvado. A lo mejor, si él se hubiera quedado en la casilla del huerto, sus padres hubieran sido los que salieran a socorrer a las señoras. Pero la vida tuvo la mala sombra de dejarlo como el único superviviente. Y, bien pensado, no sabía muy bien qué hacer con su vida sin tener a quién dedicársela. En eso estaba pensando, envuelto en polvo y en sangre de rasguños, cuando escucho los gruñidos del Canelo y vio al Miau escabullirse por debajo de los escombros. 
      Y supo que tenía que seguir vivo por alguien.

En “CasaChina”. En un 27 de Septiembre de 2018

martes, 25 de septiembre de 2018

LOS AVIONES




Bastan cinco minutos para soñar toda una vida.
Así de relativo es el tiempo
Mario Benedetti

Mucho antes de que Piturdo fuera ya muy, muy viejo, fue muy muy joven…
Fue tan joven, que apenas era un rapazuelo nacido en una de las mejores casas de uno de los mejores barrios de aquel Jaén donde hacía tiempo que amagaba Guerra. La única guerra que debiera hacer que se nos cayera la cara de vergüenza a unos y a otros en España. 
Claro está que Piturdo nació en la casilla del fondo del huerto, casi por las mismas fechas en que nació Casilda, la nena de la casa principal, para la que, en cuanto levantó dos palmos del suelo, Piturdo bajaba uvas de la parra y subía moras desde el rio que pasa por el Puente Tablas, mientras soñaba en convertirla en su princesa.
Luego, cuando Casilda y él empezaban a mocear mirándose desde la distancia que marca un jardín de por medio, llegaron los aviones, aquel 1 de abril de 1937, y, en una ciudad con demasiados rencores rebullendo y sin sitios donde resguardarse, los aparatos soltaron muerte a chorreones; una muerte que se llevó por delante a toda la familia de la casa grande; y a los de la casilla del fondo del huerto, menos a él. Pero nadie quiso echarle cuentas a Piturdo, que se echó a la calle sacudiéndose el polvo y la pena de la muerte de la señorita Casilda, sin tener a quien arrimarse que no fuera Canelo, el perro de la casa, y Miau, el gato de su “ella”.
Así fue cómo empezó Piturdo a formar parte del paisaje callejero del Jaén de aquellos años en los que aún sonaron muchos tiros en el patio de la cárcel donde encerraron a los rojos cuando ganaron los otros.

En “CasaChina”. En un 25 de Septiembre de 2018.

ELENA CAMY RUS EN MI MEMORIA

  (Moribundarios)   Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar que es el morir Jorge Manrique. 83/2024 A mi lado, −co...