VA DE...Batiburrillo literario

sábado, 12 de junio de 2021

IMPRENSENTEVERANCIAS


53/2021

Del poemario “Prohibido matar caperucitas”

 Por más que lo procuro

y que me esmero

en sacudirme el cieno de su tacto

y grito, y me pregunto cómo pudo

 nacer y haber vivido

tan fiera aberración…

Por más que miro

con incredulidad de navegante

el siniestro sarcófago del mar,

no logro perdonar ni un solo instante.

No puedo.

No hay perdón.

No lo consigo.

 

Ni alcanzo a liberarme del espanto.

 

¿Qué mal viento lo trajo?

Qué mal viento

inmundo e inhumano

acarreó su trágica simiente

esparcida y segada por su mano

antes que floreciera.

Y engranara

en espigas maduras y doradas.

 

¡Qué triste, qué afligida sementera!

 

Qué inclemente

mente de segador, guadaña en ristre,

sanguinario facsímil de la muerte.

Qué profunda aversión.

Qué destemplanza.

Que raza tan atroz,

Qué repugnancia.

 

Que inmunda impregnación

Que nauseabunda

imprensenteverancia.

 

En CasaChina. En pura nausea de un junio negro enlutado de mujer.

 

miércoles, 2 de junio de 2021

MI LIBRO DE LAS HORAS: LAUDES

69/2021

Laudes

Loado sea este poder seguir percibiendo.

Percibiéndoos.

Percibiéndome.

Y percibiendo ese mensaje que llega hasta mi teléfono desde alguna habitación de alguna casa de algún lugar, donde un alguien o una alguien, con nombres propios que parecen míos, me recuerdan en la distancia sobre un teclado algo rendido a los coloquios sin tacto aunque con rostro imaginado.

Hoy amanece en Madrid con esas leves maneras de amanecer que se gasta cualquier tierra de secano que se precie. Esas tierras que nunca renegaron de un asma ancestral y crónica. Esas tierras con tamo emborronando el aire, con pedregal de ida y vuelta entre olivos inmortales, y con el alma cuarteada de estiaje.

Y de éxodos.

Amanezco yo en Madrid y, antes de abrir los ojos, me recreo por unos segundos en el tacto de lo invisible, y me pienso en aquellos amaneceres de Sierra Mágina, donde, antes de que se instale la canícula en las cornisas de los vencejos y en las calorinas de la siesta, paralizándole el aliento al mundo, se siente que una brisilla recorre los despertares de los zaguanes cómplices del siseo de las aspidistras, y entra por las ventanas, abiertas como bocas de pez en desaliento, entreteniéndose en tremolar a su paso todas las cortinas de la casa.

Amanece en mundo.

Amanezco yo en este mundo de paso, y me gozo de esta tregua de frescor que es despertarse en otro 2 de junio.

¡Tantos ya!

Hoy tampoco saldré a la calle. Prefiero pensar que, cuando salga, podré encontrarme con los que ya no están, y podremos buscar cualquier sombra para retomar la conversación allí donde quedó en suspenso.

Claro que… según ha pasado este tiempo, −tiempo de siega−, devolviéndole el amarillo a las espigas, antes o después tendrá que llegar el tajo hasta mi haza.

Tampoco está tan mal haber sido gavilla en manos segadoras, y haz enhiesto sobre las angarillas, y parva en era bien trillada si se deja buen trigo en los graneros.

Ya vendrán otros a sembrarnos.

Mientras tanto, loada sea la hora en que la brisa aún me pertenece; y permanece. Y mueve las cortinas del presente.

Y las del recuerdo.

 En CasaChina. En un 2 de Junio de 2021

 

jueves, 13 de mayo de 2021

PANADUMBRADOS


PANADUMBRADOS
: término acuñado por la escritora española MARIA SOCORRO MÁRMOL BRÍS en su relación de <PALABRARUSAS>, a partir de su relato corto del mismo título, [https://soco-marmol.blogspot.com/2021/05/panadumbrados.html]  para referirse al inespecífico estado psicofísico experimentado por los que viven en el tiempo del COVID-19.

Se compone del prefijo "PAN" = a TODO y del participio del verbo adumbrar "ADUMBRADOS" =  DIBUJO OCURECIDO o EMBORRONADO.

miércoles, 12 de mayo de 2021

PANADUMBRADOS

67/2021(Estado anímico y corpóreo en tiempos de pandemia)

         ¿Que cómo estamos?

        ¡Cómo vamos a estar! Pues de esa manera.

       Claro que, después de una charleta telefónica, he/hemos llegado a la conclusión de que la gente, TODA la GENTE, está metida en una especie de efluvio seroso y sofocante, en una grisura neblinosa difícil de clarear.

        Estamos pan-adumbrados.

        Sufrimos de panadumbre.

        Sin saber muy bien cómo ni cuándo (el cuánto dura ya largos meses) hemos sido contaminados por algo mucho más pegajoso y más contagioso que el propio COVID-19. Se trata de un trastorno de localización personal imprecisa y de secuelas sociales indefinibles que, por decir algo, nos ha convertido en un magma espesado en mansedumbres sediciosas.

        Bien mirado, no existe un término que defina el estado de ánimo que nos posee tras estos larguísimos meses de pan-demia.

        No es tristeza, ni miedo, ni pena, ni desconsuelo, ni angustia, ni rebeldía, ni sumisión, ni… y, sin embargo, es todo eso junto. 

        Y más.

       Esta tarde lo comentaba con un “MejorAmigo” de esos que, sin saberlo, me sostienen las ganas de vivir y estar dispuesta por si esto se acaba algún día y podemos volver al abrazo. Hablábamos de la absoluta ausencia de palabras con las que poder concretar lo que nos pasa, y dudábamos en que ninguno de los dolores físicos o de los estados de ánimo o de desánimo conocidos incluya la dimensión exacta para contener todo lo que dudamos, sentimos o hemos dejado de sentir.

En eso estábamos, cuando él dijo que estamos paaandémicos, con un alargamiento estertóreo de la “a” que más parecía una entrada en trance de apnea pulmonar que un vocablo coloquial bien acomodado dentro de su frase.

Ese “pan” expansivo fue el que hizo saltar el chispazo que me lanzó al vacío, haciéndome caer de bruces en el diccionario:

pandemia

Del fr. pandémie, este del lat. mod. pandemia, y este del gr. πάνδημος pándēmos 'que afecta a todo el pueblo', compuesto de παν- pan- 'todo' y δῆμος dêmos 'pueblo', y el lat. -ia '-ia', sobre el modelo del lat. mediev. epidemia 'epidemia'; cf. gr. πανδημία pandēmía 'conjunto de la población'.

1.   f. Med. Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.

         Contagiada de ayes asmáticos, objeté yo, sin la más mínima seguridad, un “apesaaadumbrados, que tuvo la virtud de hacer planear entre los entresijos de mi cerebro un verbo algo descolorido por la falta de uso: “adumbrar”. La palabreja de marras saltó al vacío jadeante y sin paracaídas para terminar por posar su terrible ausencia de color en el momentáneo silencio que nos concedimos mi “MejorAmigo” y yo:

        adumbrar

Del lat. adumbrāre.

1. tr. Pint. sombrear (‖ poner sombra en un dibujo).

         ¡Toma ya! De manera que eso es todo: agarras un mundo dibujado a mano alzada, le pones sombras aquí y allá, espurreas una sin-luz que te obliga a caminar a trompicones, y quedas más adumbrado que un día sin pan.

        ¡Ya está! Así, como quien no quiere la cosa, entre ese “MejorAmigo” y yo creemos haber encontrado la palabra exacta que define este “contagio” pestilencial e indescifrable que nos posee, que va más allá del virus y que nos tiene contaminados a todos de ese “algo” sin nombre al que nosotros, mientras se encuentra mejor etiqueta, vamos a llamarle “estar panadumbrados”.

        ¿Que cómo estamos?     

 ¡Pues cómo vamos a estar a estas alturas! 

Estamos panadumbrados.

 

En CasaChina. En un 11 de Mayo de 2021

 

ELENA CAMY RUS EN MI MEMORIA

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