VA DE...Batiburrillo literario

jueves, 21 de septiembre de 2023

DE IDA Y VUELTA

 

(Pensamentario100)

130/2023

    Aquel día, con el miedo muy dentro, le pregunté a mi madre: ¿de verdad tengo que irme?

    Ella, tras musitar un inaudible “ya-volverás”, entornó los ojos, retiró algo de sus pestañas y me mandó al internado.

    “Quiero irme de casa” −me emborricaba cada día, durante aquella adolescencia emborronada, mientras mi madre, silenciosa, seguía pasándose la punta de los dedos por la humedad de las mejillas.

    −Me voy −le dije aquel día aprovechando un abrazo−.

    −Ya volverás.

    Entonces recordé las ansias de regreso de la infancia. Y supe que, en efecto, volvería, para que mis propios hijos conocieran a mi madre.

 En CasaChina. En un 21 de Septiembre de 2023

miércoles, 20 de septiembre de 2023

DES-TUTELA JUDICIAL EFECTIVA

 

129/2023

    No hay nada más efectivo para mantener vivo el MALTRATO A LA MUJER que la DES-TUTELA JUDICIAL EFECTIVA. Dicho queda.

 

    “¿Qué está pasando?” −pregunta el locutor a la Fiscal de Sala, señora Peramato, para que…, y sale a relucir todo eso: que a esta fecha, el recuento de mujeres muertas a manos de sus parejas durante el presente año sea ya CUARENTA Y OCHO, y que hoy nos desayunemos con dos noticias más que estremecen: la de los desnudos virtuales de las niñas de Almendralejo[1] y la de los pequeños, de ¡SEIS AÑOS!, abusadores de una pequeña de la misma edad en un colegio de Montijo[2], con unas maneras feroces, inconcebibles en niñitos de esa edad.

    Como otras veces, se disparan las respuestas y las hipótesis en todas direcciones; unas demasiado cansinas, demasiado manidas, demasiado “déjà vu” al más puro estilo Émile Boirac y su L'Avenir des sciences psychiques (El futuro de las ciencias psíquicas), a cuyo manual, por cierto, no estaría de más echarle un vistazo. Otras cargadas de rabia; o, por mejor perfilar, de impotencia, como la del interlocutor que enuncia contundente que “el negacionismo funciona”, y, a continuación, menciona siglas partidistas siempre al acecho de que, por los que se empeñan cada día en la lucha, se baje la guardia, para volver a las guaridas.

    Todas ellas descorazonadoras.

    Me pregunto cuántas ELLAS están a punto de perder la vida a manos de sus amorosísimos matadores mientras se está emitiendo el programa, −Radio Nacional de España−.  O cuántas ELLAS están siendo abusadas; o cuántos ELLOS están cargando pilas para descargar sus jolgorios y sus jocosidades exhibicionistas a la primera de cambio.

    Sea como sea, esto no funciona. Por lo menos, tengamos el valor de reconocer y pregonar que esto no funciona, porque, como dejó dicho Julio Cortazar: Nada está perdido si tenemos el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo.

    Empecemos de nuevo aunque sin un paso atrás. Pero lo tenemos que     hacer entre todos.

    Quizá, si fuéramos un poco más allá en el análisis, si comprendiéramos el pensamiento sistémico y reconociéramos que esto es cosa de todos, que nos lastima por igual a la totalidad de quienes padecemos y miramos, pudiéramos dar con la clave.

    Se me ocurre que no podemos seguir delegando en terceros lo que −insisto− es cosa de todos, sin que nos empecinemos en creer que la cosa va con quienes mandan.

Hay que hacerlo entre todos.

    Desde esta afirmación, y a riesgo de lo que sea, no puedo por menos que asumir la obligación que me arrogo y tengo de denunciar un hecho que ayer mismo me abría las carnes: estarán conmigo en que es muy triste que una ABOGADA/MUJER, defensora de un hombre, use para su defensa, y, además POR ESCRITO,  algo tan execrable como lo de humillar y culpabilizar a otra mujer, convirtiendo en “reprochable”, y como elemento de defensa, el hecho de que la mujer descalificada se atreviera por su cuenta a tener una hija con su cliente y, encima, pedirle al padre que se responsabilice de esa hija, cuando el pobretico mío a lo mejor lo único que puso de su parte fue un calentón sin preservativo.

    Como una imagen vale más que mil palabras, juzguen ustedes sobre el papel: ahí, en el encabezado y al final, tienen la imagen del escrito que comento y denuncio. Se trata de la página 3 de la contestación contraria a nuestra demanda.

     Comprobarán que:

·    La madre que demanda alimentos para la hija común, la mujer cuyos derechos defiendo, miente según la abogada contraria porque: Nuca, y repito nunca, mi representado ha convivido maritalmente…” con la madre de la criatura. [Lo copio tal cual está escrito].

·    Se supone que ese “la” o esade la, repetido hasta tres veces sin más nombre, se refiere a la madre demandante quien “…se encontraba en situación de irregularidad…de tal forma que el caballero andante “…se ofreció… invitándola a que se fuera a vivir con él...”; y la “la” (y ahí se omite cualquier nombre que acompañe a tan jacarandoso artículo) va y se preña: Sin haber consolidado su relación, ella a los pocos meses de irse a residir a la casa de los padres del demandado…” (así de enfatizado en negrita y subrayado consta en el escrito contrario) se quedó embarazada ¡…! De manera que “El nacimiento de la menor, [aclaro que esa coma entre sujeto y verbo consta tal cual; yo nunca la pondría]le facilitó [a la “la”] poder regularizarse por arraigo familiar”.

·     Momento en el que …previo a que naciera la menor salió de la casa de sus padres [el “embarazante”] para irse a vivir con su novia pese a que la madre y la menor se quedaran a vivir con los padres del demandado, donde todavía siguen residiendo”.

    He copiado tal cual el texto con el que una MUJER-ABOGADA defiende a su cliente en la forma en que lo hace: proyectando sospechas sobre la MUJER-MADRE-SOLTERA, a la que priva incluso del nombre, y le traslada en exclusiva la responsabilidad de “quedarse embarazada” como a traición, INSINUANDO que el embarazo incluía la perversa intención de usar de la criatura nacida para “regularizar” su situación de residente extranjera.

¿No es todo esto muy triste?

        Pero hay algo más triste todavía: que yo, durante la Vista Oral −que está grabada− reclamara del ¡JUEZ DE FAMILIA!, que pidiera a quien así se expresaba una rectificación de disculpa hacia la ofendida, y que el ¡JUEZ DE FAMILIA!, en presencia de una FISCAL DE FAMILIA, bajo la alegación de que “él era conciliador”, nos negara de manera urgente y desabrida su amparo diciendo que él no iba a entrar en eso.

     ¡…!

    Idéntica hostilidad y negación mereció la solicitud de que se dedujera testimonio de semejante párrafo por entenderlo cuasi delictivo. Grabada tengo, como digo, su desairada negativa a otorgar el amparo judicial en la persecución de un posible delito.

        ¿Ven?

        ¿Es o no es cosa de todos cuando los llamados a intervenir se vuelven tan “conciliadores”?

        Por mi parte, cumplo con mi obligación de DENUNCIAR PÚBLICAMENTE LOS QUE PASA CADA DÍA a riesgo de que los que pueden me invaliden.

¿Que qué está pasando? Pues lo que decía al inicio: que no hay nada más efectivo para mantener vivo el MALTRATO A LA MUJER que la DES-TUTELA JUDICIAL EFECTIVA. Dicho queda.

 

En CasaChina. En un 19 de Septiembre de 2023


 

domingo, 17 de septiembre de 2023

ESTO DE VIVIR TANTÍSIMO (en su versión original)

Recuerdo que el día que, por parte de quien dirige el cotarro, se me propuso que escribiera una croniquilla mensual para ese periódico de cabecera que es el DIARIO JAÉN, sentí algo así como dos tantarantanes simultáneos: una GRATITUD INFINITA por incluir mi voz (algo cascada) entre tantas otras afinadas al milímetro, y un RESPETO REVERENCIAL ante la posibilidad de participar desde dentro en ese juego vertiginoso, en ese BATIBURRILLO EMOCIONAL que es “fabricar” cada noche un periódico para que, en cuanto amanezca, los lectores tengan en la  mano el trabajo de quienes no duermen.

Tras varias incursiones de respuesta a la propuesta, −que incluía el de “tratar de” no traspasar los 4000 caracteres− he descubierto que lo más apasionante es lo de calcular cada uno de mis trabajos para ajustarlos a esos 4000 caracteres exactos, contando guiones comas, signos, etc., de manera que la sintaxis sea cabal sin romper en sentido semántico y emocional de una frase. Ello obliga como quien dice a no mover ni una coma para no trastocar el sentido de una frase, ni confundir lo que se quiere decir.

Lo que sucede es que no debe ser nada fácil escaparse de las varias trastadas de los duendes que pululan por cualquier redacción, que van y trastocan los papeles, y mueven lo que una escribió, quitando aquí un guion y añadiendo allá un párrafo que hace dudar del buen juicio de la autora.

Eso es lo que ha pasado con mi colaboración de hoy, 17 de septiembre, lo que me mueve a valerme de este rinconcito particular que es mi propio BATIBURRILLO LITERARIO, y subir aquí lo que yo escribí de verdad, para que comparen, y puedan comprobar por ustedes mismos que una servidora no ha sido; que habrán sido los Minguillos, esos diminutos seres maliciosos, saltarines y retozones de mi tierra, capaces de aprovechar el mínimo descuido para atarnos los cordones de los dos zapatos en un solo nudo para que nos rompamos las narices contra el suelo de las prisas.

En cualquier caso, me reafirmo en mi gratitud a quienes me ceden esa ventanita periodiquera para poder hablarme con la gente de mi tierra, aunque sea a distancia y con interferencias minguilleras.

Vean y comparen las pequeñas diferencias entre lo que yo dije y lo que sale en los papeles.


(Jaeneando4000)

“No la toques más; que así es la rosa”. −J.R.J.

(Y la metáfora)

116/2023

De pronto me canso de tanto vivir.

¿Deprimida yo? ¡Ni hablar! La vida me parece bellísima; (una pasada, como dicen ahora), y está a bosar de ofertas para cualquier edad, incluida la de descuento. Y me quedan mil libros sin leer, y mil calles por caminar, aunque sea con el bonobús gratuito de mayores; y, por si se retrasa el autobús, tengo en el perchero de la entrada un bastón con pomo de plata repujada, en lugar de aquella garrocha de diez reales, que era lo más que podía gastarme en galguerías a los veinte años; y dos nuevas recetas de Arguiñano con las que agasajarme delante de mi plato solitario… Lo que pasa es que, sin público en la sala, se me hace algo cansino esto de seguir representando la tragicomedia de vivir.

Todavía recuerdo aquel regocijo solitario de mi infancia en la calle Méndez Núñez, 7 de Jódar, donde, como en cualquier casa que se preciara, había un pozo en el patio trasero. Me gustaba a mi doblar la cintura sobre su brocal y, con la cabeza colgando por dentro, lo que me obligaba a alzar los pies del suelo, aguardaba la largueza con la que el eco del pozo me devolvía duplicado el nombre del chiquillo que yo le gritaba a lo más hondo. Sé que, a pesar del imperio del agua corriente de ahora, todavía podría buscar un pozo, −alguno habrá− y abocarme sobre su brocal, y gritar el nombre residual que aún me gorgotea en la garganta. Lo que pasa es que procuro evitarme disgustos. Lo digo porque eso que refiero lo intenté la última vez que se cruzó un pozo en mi camino, y el eco me chasqueó con aquel “no busques ya aquí, donde no hay; el nombre que suspiras ya no está por aquí abajo. Voló a muy arriba hace ya algún tiempo”.

¡Y yo sin darme cuenta de que me estaban moviendo las baldosas debajo de los pies! Bueno, las baldosas, o lo que sea. Porque ¿cómo podría explicar lo que es estar hasta la coronilla del jueguecito del tiempo y, al mismo tiempo, saber que este tiempo se acaba sin acabar de acabarse, sin darnos tiempo a desaprovechar otro poco más del inasible tiempo que pueda quedarnos?

Lo dicho: no voy a perder más tiempo en explicarme para el público, aunque sí que quisiera darme a mí misma las explicaciones que yo precise.

Ahora que he llegado a donde estoy tengo la misma sensación que tiene alguien que está de pie durante horas haciendo cola delante de una ventanilla y, cuando llega su turno, cierran la ventanilla porque el ventanillero tiene que irse a comer.

Eso fue lo que sucedió hace ya tantos años que hasta iba yo de copiloto en lugar de tener que empuñar el timón por falta de enrolamiento. Volvíamos −qué extraño se me hace utilizar el plural− de pasar unos días de exotismo en Marruecos, ese país donde todavía quedan chiquillos jugando en las calles sin asfaltar, hombres avizores sentados en los cafés y mujeres laboriosas acarreando agua. Y muchos pozos a los que asomarse. Era Ramadán y, cuando nos tocaba el turno de control de pasaportes, se escucharon las voces de mil minaretes, y el zurupeto bajó la ventanilla: “es la hora que romper el ayuno” −y sacó un tazón de harira cuyo aroma traspasaba las barreras del cristal ventanillero y fronterizo.

Me telefonean desde un pueblo. Que si quiero ser pregonera de las fiestas. Digo que sí sin pensármelo dos veces; será la ocasión para hablar de todos los recuerdos atrojados. En cuanto cuelgo el teléfono me hago consciente de que ya no queda nadie que pueda acudir a la Plaza a emocionarse con la vuelta a aquel pasado. Los pocos que quedan están en la Residencia y los acuestan mucho antes de que comiencen los cohetes. Y a los que acudan a la Plaza poco les va a interesar lo que pueda decir alguien que añora las albercas con sus insalubridades de ovas, echa en falta el mosquerío que percudía nuestros pueblos cuando las caballerías se desesperaban sacudiendo las colas para espantarse los tábanos, y el agua se buscaba en los pilares o se sacaba de los pozos, con los veneros todavía plenos de abundancias.

Lo dicho: esto de vivir tanto, sin saber hasta cuándo, es muy cansino.

En CasaChina. En un 5 de Septiembre de 2023

ELENA CAMY RUS EN MI MEMORIA

  (Moribundarios)   Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar que es el morir Jorge Manrique. 83/2024 A mi lado, −co...