VA DE...Batiburrillo literario

jueves, 13 de agosto de 2020

VIENDO PASAR EL TIEMPO

 

 El libro "VIRGO FIDELIS" recién llegado a Sierra Mágina con el cerro Aznaitín al fondo.

Aquí está...

            Podría estar hablando de la Puerta de Alcalá de la canción, pero hablo de otra cosa. Hablo del libro “VIRGO FIDELIS”, que tanto se ha hecho esperar.

 

            “Son ocho bultos para María Socorro Mármol Brís” –murmuró el trasportista, quien, en lugar de presentarme a la firma el documento del “recibí”, se limitó a inquirir el número de mi carnet de identidad, que, según se lo decía, dígito a dígito, iba apuntando él con calma chicha en un aparatejo electrónico de esos que igual valen para confirmar una dirección y firmar con el dedo que para desvelar el extraño origen de los ocho paquetes de mediano tamaño, y mayor peso del que supondría que en su interior hubiera lo que sugirió el hombre mientras trasteaba en su artilugio: “viniendo e Santiago de Compostela, o es marisco fresco o son indulgencias”.

Con tan remoto origen como el que sugería el recadero, y con las calores que se aplastan sobre nuestro país, y en especial sobre estas tierras de la Andalucía interior desde que alzaron la cuarentena del viruso, era de extrañar que no hubiera ni rastro de la peste que tendría que escaparse de entre los cartonajes de las cajas, de haberse cumplido la primera de las figuraciones del transportista, y fuera marisco lo que en ellas se transportaba; así que deseché la primera opción.

En lo que hace a las supuestas indulgencias, tampoco está una ni en sazón de encontrar coyuntura que requiera lo de indulgenciarse, ni en edad para ser requerida de empecamizamientos de obra, por mucho que lo de pecar de pensamiento y omisión forzosa no conozca calendarios.

En esas perplejidades estaba yo a eso de las siete de la tarde de otro ayer que agradecerle al verano, cuando se desprendió el precinto de la primera caja y apareció el libro.

¡Por fin mi “VIRGO FIDELIS”

en papel color carne mortal!

 

            ¡Qué queréis que os diga! Que, siendo como es de Madrid mi editorial —GRUPO SIAL PIGMALIÓN por más señas–, que el libro recién impreso me llegara nada menos que desde Santiago de Compostela sólo puede significar una cosa: que mi difunto, gallego él hasta los tuétanos, aprovechando aquello de que en su juventud fue destacado impresor al frente de una empresa propia, con un nombre que no puede ser más gallego ni más mítico: BREOGÁN, y sin mucha tarea que hacer en el otro mundo, quisiera echarle una ojeada previa a este nuevo libro mío en el que, sin duda, hubiera metido lápiz corrector como hizo en vida con otros, dibujando en los márgenes símbolos que solo los brujos editores conocen.

        Pudiera ser también que el jefe de mi editorial, BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA, que, cual granizo en albarda, no sabe él  quedarse quieto ni para lo más preciso, se haya llevado trabajo a casa durante sus vacaciones estivales y, recalando en Galicia camino de Dios sabe dónde, haya mandado imprimir mi “VIRGO FIDELIS” en una ciudad de la que, entre otras cosas dignas de inquietar, dicen que mantiene una calle tapiada desde tiempo inmemorial porque en ella, y al parecer por orden real, fue asesinado el obispo don Suero Gómez cuando portaba la santa custodia, cayendo al suelo la Sagrada Forma, de manera que la única manera de evitar que nadie pisara allí donde calló el obleaginoso Cuerpo de Cristo, no encontraron los gallegos mejor solución que tapiar las entradas a la calle por arriba y por abajo, dejando en mitad de la nada una tierra de nadie que parece que con el tiempo haya comenzado a ser de los más listillos. (Habrá que escribir sobre ello algún día).

Sea como fuere, el caso es que ya está aquí esta novela, “VIRGO FIDELIS”, que tantos años ha costado alumbrarla, y que, a falta de mi gallego particular –emigrado hace aún más años a ese mundo en el que todos tenemos que juntarnos antes o después– no han faltado manos y ojos que la hicieran posible y le aumentara galanuras.

Y alientos para hacerle la respiración artificial cuando a mí se me acababa el resuello para seguir contando. En días anteriores ya fui agradeciendo a unos y otros su cercanía.

Vayan hoy dos nuevos agradecimientos con nombres propios

Mi  agradecimiento especial para dos alejados en la distancia, cercanos en el efecto y queridísimos amigos que están aún más lejos.

Con la doctora Cecilia Caicedo

De una parte, mi amiga, mi casi hermana, la doctora CECILIA CAICEDO, que me ofreció una inolvidable estancia en su casa de Pereira, en la hermosa zona cafetera de Colombia, en cuya casa comencé a poner orden en los capítulos ya escritos de la novela, bajo la atenta y autorizada mirada de Cecilia.

Reunión de escritores en la casa de Cecilia Caicedo

 
Mi profunda gratitud al escritor e investigador JUAN REVELO REVELO. Con él, y a sugerencia de él, comencé a concebir la posibilidad de escribir esta novela, basada en un doble hecho real, quizá el único real de toda la novela: el viaje de mi bisabuela a Roma y el de su bisabuelo a américa allá por el s. XIX.
 
La sombra de Juan Revelo Revelo en Roma

Ya que ambos bisabuelos habían andado por tierras italianas más o menos al mismo tiempo, Juan y yo imaginamos la posibilidad de hacer que nuestros antepasados se encontraran, aunque las consecuencias de tal encuentro las dejamos en manos de la imaginación y del oficio de escribir.

Callejeando por Roma en busca de historias (2017)

 En un principio, era una novela que debiera haberse escrito a dos manos, por Juan y por mí. Durante años propusimos distintos argumentos y buscamos paisajes reales donde asentar lo imaginario sin acabar nunca de encontrarle acomodo. Luego, con el paso de los años, la historia decidió vivirse y escribirse por sí misma, independizándose de aquel proyecto inicial de una novela conjunta.

La vida dispuso otra cosa, y mientras yo escribía y describía, Juan revisaba, apuntaba y proponía o enmendaba, sin atreverse –me decía– a romper el hilo de mis disquisiciones. La novela se empeñó en nacer a su manera a pesar de cualquier obstáculo o voluntad ajena. Si yo escribía, JUAN vigilaba, me apuntaba, me moldeaba personajes, me acotaba y corregía errores históricos y erratas prehistóricas...

Tras un primer paseo por el barrio de la Candelaria de Bogotá y sus inquietantes rincones, fueron muchos más paisajes colombianos los que nos sirvieron de escenario y documento en vivo. Varios años después, sólo nos quedaba recorrer los paisajes italianos que supusimos hizo el bisabuelo suyo, y los puntos de encuentro romanos donde debían juntarse los dos viajeros por obra y gracia de la imaginación de dos escritores capaces de transformar en verdad escrita cualquier mentira imaginada dos siglos atrás.

Roma, la eterna Roma, debía ser el epicentro de un encuentro tan eterno como aquella ciudad inolvidable.

Ello sin olvidar el periplo del abuelo 

desde tierras piamontesas hasta Roma

Hicimos ese viaje en el año 2017, evitando a posta las comodidades de lo rápido y recorriendo casi artesanalmente la ruta imaginada.

El fin del viaje fue Sierra Mágina y sus mágicos caminos descritos en VIRGO FIDELIS

Luego la suerte estaba echada.

Y aquí ésta ya…” VIRGO FIDELIS” …viendo pasar el tiempo.

 En CasaMágica”. En un 13 de Agosto de 2020


miércoles, 5 de agosto de 2020

LA "BienPlantá" EXISTE


         En algún lugar de uno de nuestros pueblos, del que no diré su nombre pero que cualquiera puede adivinar, sigue resistiendo al paso de los años esa oliva a la que le dicen La BienPlantá, que, junto con una higuera y un chozo, fueron (y quizá sean todavía) una finca mínima inscrita en algún Registro de la Propiedad de la comarca.

          Debajo de esa oliva sucedieron muchas cosas que ella, narradora omnisciente y testigo de excepción,  cuenta a su manera en el libro "VIRGO FIDELIS", a punto de ser presentado en sociedad.

          De lo que La BienPlantá cuente, que cada quien se crea lo que quiera y tenga a bien, teniendo siempre presente que, salvo concretos pasajes históricos mejor o peor narrados, nunca sabremos cuándo miente y cuándo dice la verdad, si es que dice alguna.

            Lo que sí que puedo afirmar es que existe. La BienPlantá existe.

            Y, además, habla y pega la BienPlantá la hebra con quien quiera oírla.


La BienPlantá existe

 Existe.

Os lo juro por Dios:

la Oliva existe.

Y habla con quien quiera que la escuche

si antes aprendió a oír sin espantarse

la sólida congoja del lenguaje

que impregna por los siglos de los siglos

la lóbrega maraña de la ausencia,

la crónica presencia del ausente.

 

Avistadla

en toda su altivez, sangre de aceite,

fiel inmortalidad al fin desagraviada,

insomne guardiana del civanto,

ese que en otros tiempos fue insurgencia

de cicuta, de eléboro y acónitos,

yerbas brujas

prontas a ser feroces verdugos casuales,

remedios sin remedio de lo triste.

 

Vedla

tozuda resistencia

crecida en su talada altanería,

mil veces rebrotada de unos troncos

hechos a la fatiga de lo recio,

a la inconstante lisonja de los pájaros.

 

Oídle

sus furtivos y rotos balbuceos,

sus lúgubres murmullos con la higuera,

comadre inmemorial junto a las zarzas,

que ahonda abrigaderos subterráneos

y le tienta a la tierra sus incógnitas

de amores inhumados,

y se duele,

al lado de la oliva,

con todos los que duermen a sus pies

un sueño eterno.

 

Miradla

(miradlas)

cómo aboca hacia el río su sed eterna

sobre una tierra seca, antaño desdeñada.


Deteneos.

Paraos a escuchar.

Hablad con ella.

Quizá quiera contaros sus enigmas:

los mismos que ahora sueñan en el libro

que duerme en mi regazo.

 

En CasaMagica. En un 5 de Agosto de 2020


Album de fotos de La BienPlantá















ELENA CAMY RUS EN MI MEMORIA

  (Moribundarios)   Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar que es el morir Jorge Manrique. 83/2024 A mi lado, −co...