El libro "VIRGO FIDELIS" recién llegado a Sierra Mágina con el cerro Aznaitín al fondo.
Aquí está...
Podría estar hablando de la Puerta de Alcalá de la canción, pero hablo de otra cosa. Hablo del libro “VIRGO FIDELIS”, que tanto se ha hecho esperar.
“Son ocho bultos para María Socorro Mármol Brís” –murmuró el trasportista, quien, en lugar de presentarme a la firma el documento del “recibí”, se limitó a inquirir el número de mi carnet de identidad, que, según se lo decía, dígito a dígito, iba apuntando él con calma chicha en un aparatejo electrónico de esos que igual valen para confirmar una dirección y firmar con el dedo que para desvelar el extraño origen de los ocho paquetes de mediano tamaño, y mayor peso del que supondría que en su interior hubiera lo que sugirió el hombre mientras trasteaba en su artilugio: “viniendo e Santiago de Compostela, o es marisco fresco o son indulgencias”.
Con tan remoto origen como el que sugería el recadero, y con las calores que se aplastan sobre nuestro país, y en especial sobre estas tierras de la Andalucía interior desde que alzaron la cuarentena del viruso, era de extrañar que no hubiera ni rastro de la peste que tendría que escaparse de entre los cartonajes de las cajas, de haberse cumplido la primera de las figuraciones del transportista, y fuera marisco lo que en ellas se transportaba; así que deseché la primera opción.
En lo que hace a las supuestas indulgencias, tampoco está una ni en sazón de encontrar coyuntura que requiera lo de indulgenciarse, ni en edad para ser requerida de empecamizamientos de obra, por mucho que lo de pecar de pensamiento y omisión forzosa no conozca calendarios.
En esas perplejidades estaba yo a eso de las siete de la tarde de otro ayer que agradecerle al verano, cuando se desprendió el precinto de la primera caja y apareció el libro.
¡Por fin mi “VIRGO FIDELIS”
en papel color carne mortal!
¡Qué queréis que os diga! Que, siendo como es de Madrid mi editorial —GRUPO SIAL PIGMALIÓN por más señas–, que el libro recién impreso me llegara nada menos que desde Santiago de Compostela sólo puede significar una cosa: que mi difunto, gallego él hasta los tuétanos, aprovechando aquello de que en su juventud fue destacado impresor al frente de una empresa propia, con un nombre que no puede ser más gallego ni más mítico: BREOGÁN, y sin mucha tarea que hacer en el otro mundo, quisiera echarle una ojeada previa a este nuevo libro mío en el que, sin duda, hubiera metido lápiz corrector como hizo en vida con otros, dibujando en los márgenes símbolos que solo los brujos editores conocen.
Pudiera ser también que el jefe de mi editorial, BASILIO RODRÍGUEZ CAÑADA, que, cual granizo en albarda, no sabe él quedarse quieto ni para lo más preciso, se haya llevado trabajo a casa durante sus vacaciones estivales y, recalando en Galicia camino de Dios sabe dónde, haya mandado imprimir mi “VIRGO FIDELIS” en una ciudad de la que, entre otras cosas dignas de inquietar, dicen que mantiene una calle tapiada desde tiempo inmemorial porque en ella, y al parecer por orden real, fue asesinado el obispo don Suero Gómez cuando portaba la santa custodia, cayendo al suelo la Sagrada Forma, de manera que la única manera de evitar que nadie pisara allí donde calló el obleaginoso Cuerpo de Cristo, no encontraron los gallegos mejor solución que tapiar las entradas a la calle por arriba y por abajo, dejando en mitad de la nada una tierra de nadie que parece que con el tiempo haya comenzado a ser de los más listillos. (Habrá que escribir sobre ello algún día).
Sea como fuere, el caso es que ya está aquí esta novela, “VIRGO FIDELIS”, que tantos años ha costado alumbrarla, y que, a falta de mi gallego particular –emigrado hace aún más años a ese mundo en el que todos tenemos que juntarnos antes o después– no han faltado manos y ojos que la hicieran posible y le aumentara galanuras.
Y alientos para hacerle la respiración artificial cuando a mí se me acababa el resuello para seguir contando. En días anteriores ya fui agradeciendo a unos y otros su cercanía.
Vayan hoy dos nuevos agradecimientos con nombres propios.
Mi agradecimiento especial para dos alejados en la distancia, cercanos en el efecto y queridísimos amigos que están aún más lejos.
Con la doctora Cecilia Caicedo |
De una parte, mi amiga, mi casi hermana, la doctora CECILIA CAICEDO, que me ofreció una inolvidable estancia en su casa de Pereira, en la hermosa zona cafetera de Colombia, en cuya casa comencé a poner orden en los capítulos ya escritos de la novela, bajo la atenta y autorizada mirada de Cecilia.
Reunión de escritores en la casa de Cecilia Caicedo |
La sombra de Juan Revelo Revelo en Roma |
Ya que ambos bisabuelos habían andado por tierras italianas más o menos al mismo tiempo, Juan y yo imaginamos la posibilidad de hacer que nuestros antepasados se encontraran, aunque las consecuencias de tal encuentro las dejamos en manos de la imaginación y del oficio de escribir.
Callejeando por Roma en busca de historias (2017) |
En un principio, era una novela que debiera haberse escrito a dos manos, por Juan y por mí. Durante años propusimos distintos argumentos y buscamos paisajes reales donde asentar lo imaginario sin acabar nunca de encontrarle acomodo. Luego, con el paso de los años, la historia decidió vivirse y escribirse por sí misma, independizándose de aquel proyecto inicial de una novela conjunta.
La vida dispuso otra cosa, y mientras yo escribía y describía, Juan revisaba, apuntaba y proponía o enmendaba, sin atreverse –me decía– a romper el hilo de mis disquisiciones. La novela se empeñó en nacer a su manera a pesar de cualquier obstáculo o voluntad ajena. Si yo escribía, JUAN vigilaba, me apuntaba, me moldeaba personajes, me acotaba y corregía errores históricos y erratas prehistóricas...
Tras un primer paseo por el barrio de la Candelaria de Bogotá y sus inquietantes rincones, fueron muchos más paisajes colombianos los que nos sirvieron de escenario y documento en vivo. Varios años después, sólo nos quedaba recorrer los paisajes italianos que supusimos hizo el bisabuelo suyo, y los puntos de encuentro romanos donde debían juntarse los dos viajeros por obra y gracia de la imaginación de dos escritores capaces de transformar en verdad escrita cualquier mentira imaginada dos siglos atrás.
Roma, la eterna Roma, debía ser el epicentro de un encuentro tan eterno como aquella ciudad inolvidable.
Ello sin olvidar el periplo del abuelo
desde tierras piamontesas hasta Roma
Hicimos ese viaje en el año 2017, evitando a posta las comodidades de lo rápido y recorriendo casi artesanalmente la ruta imaginada.
El fin del viaje fue Sierra Mágina y sus mágicos caminos descritos en VIRGO FIDELISLuego la suerte estaba echada.
Y aquí ésta ya…” VIRGO FIDELIS” …viendo pasar el tiempo.
En CasaMágica”. En un 13 de Agosto de 2020
Cuando tu novela llegue a Colombia, prometo leerla y comentarla con mis estudiantes de la universidad, porque es interesante lo que cuentas Soco Mármol Brís sobre la concepción inicial de la obra que iba a ser escrita a dos manos, referida al ficticio o real encuentro, en Roma, de tu bisabuela y el bisabuelo de Juan Revelo Revelo, sobre el que, él mismo, narra su historia en "El baúl de Mercedes", novela que ya estudiamos. ¡Congratulaciones por tu nuevo libro!
ResponderEliminarEs un honor lo que me dices. Y deseo que tus alumnos encuentren en ello un motivo para emprender el camino de la LITERATURA COLABORATIVA
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