VA DE...Batiburrillo literario

jueves, 5 de enero de 2023

EXPRESIONARIO DE MÁGINA. Hoy... PINICOS (RUBORESCENTES)

 

(Méndez Núñez, 7)

02/2023

Como tengo ya dicho, tanto da que “S M” se trueque en Sierra Mágina que en Socorro Marmol; que la una y la otra, en la migaja de nuestras croniquillas, somos grandes, porque grandes nos hacemos la una a la otra en la travesía de nuestro abrazo circular a lo que se quedó. A quienes se quedaron.

 

         El otro día, de vuelta de mis recurrentes haceres, gozares y padeceres por SM, traducido en esta ocasión por una fugaz estancia en Huelma para disfrutar del buen hacer de nuestra Cristina Vico Galiano, pasé otra vez por ese Jódar que, a pesar de su empeño en moverme de sitio los viejos paisajes, permanece en un rincón de mi memoria con dirección postal imborrable: la casa con el número 7 de la calle de Méndez Núñez. (Aunque ya comprobé que hasta el número me lo han cambiado de sitio).

Sin pretenderlo, recordé que aquel entrañable poeta, de nombre Rainer Maria Rilke, dijo en alguna ocasión que «la verdadera patria DEL HOMBRE es la infancia», y acertó de pleno. Yo, remedando sus decires, digo que la verdadera MATRIA[1] DE LA MUJER es su adolescencia; la misma adolescencia que se me metió en los ojos el otro día al cruzar la circunvalación de Jódar, obligándome a buscar inútilmente en el bolso mi inseparable paquetillo de clínex que debe acompañar a toda ancianidad que se precie y se guarde.

A punto estuve de abandonar la circunvalación y alargarme a la FARMACIA DE MIGUELITO, que sigue donde yo la dejé, como yo la dejé hace más de medio siglo, aunque sin el Miguelito que yo dejé detrás del mostrador.

Cuando ya había puesto el intermitente, aparecieron los clínex, y desistí de apañarme un consuelo de celulosa para mis ojos en un pueblo que me lo está poniendo cada vez más difícil con esa “re-re-remodelación” de la Plaza, que le corta el paso de mala manera a mi coche y me manda a mí a hacer puñetas mentales y equilibrios rodantes imposibles y rasposos por las faldas del cerro de San Cristóbal, donde antes estaban las cuevas de despellejarse los dedos haciendo capachos, y ahora hasta las calles han encogido de tanto mojarse en sudores de ida y vuelta sin remunerar.

Curiosamente, no necesita una servidora regresar a los paisajes visuales para rememorar lo que mi adolescencia grabó a… (iba a escribir a sangre y fuego, pero me corrijo a mí misma) …golpe de latido adolescentes y de nostalgia del primer nombre de muchacho, del que todavía no voy a hablar porque en mi recuerdo aún va con pantalones cortos y hay que respetar infancias.

En un pis-pas −me dije− tendremos aquí la primavera, y con ella el rebrotar de los pinicos del patio trasero de aquella casa en el que se calentaban al sol los barreños para el baño de “las-hijas-de-don Ángel” −como se nos conocía a las tres retoños de nuestra casa de entonces.

¡Desnudas! Así nos bañaban en aquel patio, y en aquel barreño de zinc que se calentaba a sol.

Hasta que un mes de septiembre, no sé muy bien por qué, comprendí lo que era la desnudez.

Es muy posible que la razón esté en que acababa de entrar en mi “Matria”, en mi adolescencia; y, mientras los ojos de padre volvía a su eterna manía de retratar nuestro paso por la vida, yo me puse del mismo color que los pinicos de aquel patio del último septiembre.

Luego llegó febrero. Nuestro padre se fue para siempre. Y nuestra madre vendió la casa de Méndez Núñez, 7 a alguien a quien no le gustaban las viejendades y echó mano de piqueta.

Me contaba el más que documentado cronista actual, Ildefonso Alcalá Moreno, que nuestro padre fue el primero que hizo fotografías en color en Jódar. Menos mal que las fotos de aquel último septiembre desnudo es en blanco y negro. Porque, a tenor del sombreado de mis mejillas, los sonrojos debieron dejar pálidos los rubores septembrinos de los pinicos, y encender semáforos en el objetivo de la cámara fotográfica de nuestro padre.

Nunca más volvió a fotografiar los barreños de los sábados al sol, porque ya no hubo otro verano.

Pero a mí no se me olvidan. 

Con la disculpa de tomar de mi nunca acabado  <EXPRESIONARIO DE MÁGINA> la palabra "PINICO", hago lo que mal que bien yo sé hacer para mantener con vida aquellas fotos fijas en blanco y negro desnudo, aunque los pinicos de aquel último septiembre se ruborizaran de semejante manera en color sangre derramada; en carne viva: ESCRIBO. 

En CasaChina. En un 5 de Enero de 2023

 

 BARREÑOS PARA EL SÁBADO

11/2010

Con la infancia desnuda de ropa y de pudores

padre nos retrataba en el patio trasero

metido en medio día templado en primavera

que cumplía con su rito de hermosear los sábados.

El sol daba de mano a eso de las doce

en su fatal faena de calentar jofainas

y se quedaba absorto como un foco lascivo

mirándonos atónito allá, desde lo alto.

 

El agua estaba tibia como una mano lúbrica

que acariciara incauta nuestros cuerpos desnudos.

 

Eran aquellos sábados indómitos presagios

fecundando los úteros de zinc de los barreños

donde el jabón de sosa se convertía en materia

para alumbrar burbujas fugaces como el tiempo.

 

Finalmente, la umbría de las toallas blancas

nos ceñía castidades de espliego y limonero

allí donde la luz iba dejando huellas.

 

Y el sol se reenganchaba a su tarea de siempre:

calentarnos la infancia tan desabastecida

de inútiles recatos a plena luz del día.

 

Más tarde era septiembre.

La dulce adolescencia que estrenaba rubores

y teñía los pinicos al fondo de aquel patio

de cándidos sonrojos sobre verdes zozobras.

 

Vagos presentimientos de envites primerizos.

 

Gaviola en CasaMora. En un 30 de Marzo de 2010.

(Revisado 5/01/2023)


[1] Sobre el término MATRIA, es interesante lo que dice Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Matria

martes, 20 de diciembre de 2022

¡PUÑETAS DE PUÑETEROS..!

(Micro50)

151/2022

        ¡Marditos roedores!

        Pues no van y se ponen a escribir con pluma ajena…

        Si todos leyéramos un poco más y nos tupiéramos un poco menos, a lo mejor llegábamos a las Pascuas con los estómagos en condiciones para atracarnos de alfajores en lugar de atragantarnos con nuestros propios sapos.

En CasaChina. En un 20 de Diciembre de 2022

ALGO QUE LEER:  file:///C:/Users/Socorro/Downloads/1126-Texto%20del%20art%C3%ADculo-716-1-10-20190604.pdf 

domingo, 18 de diciembre de 2022

NO QUEPO EN MÍ DEL ANSIA QUE ME COJE

 

(Gramatiquería)

149/2022

        Ando esta mañana de domingo decembrino en la indefinición de dos pretéritos, antes indefinidos y ahora perfecto simple, −cupo versus cogió−, que me están tamborileando las ganas de leer, y andan en levantarme vejigas en la piel gramatical del cerebelo.

        ¡Cómo va a ser “cupo” equivalente a “cogió”!

        ¡No te digo…!

        De toda la vida de Dios, desde que me sentaba en un pupitre, lo de “cupo” fue para mí semejante, más o menos, a “entró”, a pudo “colocarse dentro de…”, mientras que “cogió” lo identifiqué con “atrapó” y sus semejantes.

        Pues, ¡hala! Otro jarro de agua fría que me cae en el cogote gramatical.

        ¡Oh, Dios santo! Busco de nuevo sinónimos de “cupo” en Word.

        Ahí sigue incluido el término “cogió” como sinónimos “cupo”, haciendo que un nuevo escalofrío me recorra el espinazo.

        ¡Cómo pueden confundirse ambos tiempos verbales (pretérito indefinido se llamaba en mis tiempos) de uno y otro verbo como semejanzas de lo mismo!

        ¡Cómo va a ser lo mismo “cupo” que “cogió”!

        Pero ¿eso qué es lo que es?

        Si es que esto del Internet…

        Investida de esta petulancia plasmática −y algo añeja ya− en la que pululamos los añosos, me pongo a indagar, buscando apoyo en el Diccionario de la Real Academia, no tanto por el hecho de indagar en sí mismo como por el afán de corroborar en las páginas de semejante libraco, sesudo y multiuso, lo mucho que una servidora cree saber del asunto de las palabras, por muy tornadizo y titubeante que lo haya visto yo manifestarse al de la RAE a lo largo de los ya largos años que llevo forjados encima de mi andamiaje. La jactancia se me entumece, esta vez con regusto a madera de majoleto apolillada. Una sonrisa oblicua se me emboba y se me queda congelada en la comisura izquierda de la boca como si me hubiera dado un “paralís”.

        “Esto no me está pasando a mí” −trato de reanimarme en un autoboca-a-boca, con la palabra “coger” encajada entre los dientes, sin que acabe de “queperme” semejante afrenta en la cavidad bucal, mientras procrastino y remoloneo, renuente a cogerle las mañas al numeral de la definición, cuyo significado me ha majado el estado de ánimo hasta dejármelo convertido en un guiñapo semejante a un revoltijo de estopa embadurnada en aceite de linaza con pestazo a chabacanería.

        ¡Resulta que en la entradilla número 30 la RAE se identifican los términos “coger” y “caber” como equivalentes!

        Y yo reprochándole a ese primo tan primo mío semejante uso, digno por otra parte de mejor pesebre…

        ¡Un tabardillo!

        ¡Una alferecía es lo que me va a coger/agarrar a mí si no le pongo remedio a que quepa/entre en juego de manera inmediata!

        Tras embuchar al alimón una tila simple y un carajillo doble, con la sana intención de apaciguarme el amago de síncope y aguijarme el aliento de la fachenda herida, merodeo una vez más por el Diccionario dicharachero, demandándole una explicación a tan alevoso desplante.

        ¡Vaya…! ¡Menos mal!

        (Como dice el refrán, quien no se consuela es porque no quiere).

        Por lo que veo, tan menesterosa identidad del numeral 30 viene precedida de esa abreviatura vergonzante por abreviada −que no “vergonzosa”−  de “vulg.”, equivalente a “vulgar”.

        No… Si ya decía yo…

        ¡Por lo menos resulta VULGAR lo de identificar “coger” con “caber”, sea lo que sea lo que “se coja”, quepa o no quepa por donde quiera que entre.

        Lo que, unido a que lo identifica como “intr.”, que es tanto como decir que lo de “coger”=”caber” convierte la ramplona “complacencia” diccionarial en una situación de segunda categoría complementaria; en un verbo, titubeante él, que introduje complementos indirectos, taimados y vergonzosos −que no vergonzantes en esta ocasión− para quienes aprendimos una gramática menos “evolucionada”, aunque más segura, sesuda, pulida, brillante y esplendorosa.

        (Mal empezamos el domingo).

 En CasaChina. En un 18 de Diciembre[1] de 2022.

 

 

COGER:

Del lat. colligĕre 'recoger, reunir'.

 

1. tr. Asir, agarrar o tomar algo o a alguien. U. t. c. prnl.

2. tr. Recibir en sí algo. La tierra no ha cogido bastante agua.

3. tr. Recoger o recolectar algo. Coger la ropa, el trigo.

4. tr. Tener capacidad o hueco para contener cierta cantidad de cosas. Esta tinaja coge treinta arrobas de vino.

5. tr. Hallar, encontrar a alguien. Me cogió descuidado. Procura cogerlo de buen humor.

6. tr. Descubrir un engaño, penetrar un secreto, sorprender a alguien en un descuido.

7. tr. Captar una emisión de radio o televisión.

8. tr. Tomar u ocupar un sitio u otra cosa. Están las butacas cogidas.

9. tr. Dicho de una cosa: Sobrevenir o sorprender a alguien. Me cogió la hora, la noche, la tempestad.

10. tr. Alcanzar a quien va delante.

11. tr. Incorporarse a algo que ya ha empezado. Cogió el curso a la mitad.

12. tr. Tomar, prender, apresar a alguien o algo.

13. tr. Tomar, recibir o adquirir algo. Coger velocidad. Coger fuerzas. Coger una costumbre. Coger unas entradas de teatro.

14. tr. Entender, comprender algo. No he cogido el chiste.

15. tr. Aprender algo. Ha cogido enseguida el acento.

16. tr. Tomar por escrito lo que otra persona va hablando. El taquígrafo coge 120 palabras.

17. tr. Escoger, elegir algo. Cogió tales asignaturas opcionales.

18. tr. pillar (‖ aprisionar con daño). La puerta le cogió un dedo. U. t. c. prnl.

19. tr. Dicho de un toro: Herir o enganchar a alguien con los cuernos.

20. tr. Dicho de un vehículo: Atropellar a alguien.

21. tr. Montarse en un vehículo. Ha cogido el avión.

22. tr. Dicho del macho de determinadas especies: Cubrir a la hembra.

23. tr. coloq. Ocupar cierto espacio. La alfombra coge toda la sala.

24. tr. coloq. Contratar o alquilar.

25. tr. coloq. Contraer una enfermedad o empezar a padecer cierto estado físico o anímico. Cogió una pulmonía. Cogió una rabieta.

26. tr. desus. acoger (‖ servir de refugio).

27. intr. Dicho de una cosa: Encontrarse en determinada situación respecto a alguien. Tu casa me coge de camino. Eso coge muy lejos.

28. intr. Encaminarse, tomar una dirección.

29. intr. coloq. tomar (‖ resolverse a efectuar una acción). Cogió y se fue.

30. intr. vulg. caber. Esto no coge aquí.

31. intr. vulg. Am. Cen., Arg., Bol., Méx., Par., R. Dom., Ur. y Ven. Realizar el acto sexual.

32. intr. desus. acogerse. aquí te cojo, aquí te mato

1. expr. coloq. aquí te pillo, aquí te mato. coger a alguien de nuevas algo

1. loc. verb. coloq. Enterarse inesperadamente de ello. cogerla

1. loc. verb. coloq. emborracharse (‖ beber hasta trastornarse los sentidos).

cogerla con alguien

1. loc. verb. coloq. tomarla con alguien.

cogerlo suave

1. loc. verb. coloq. Pan. y P. Rico. No apresurarse o no enfadarse.

coge culo

 



[1] En mayúsculas porque es un día único: nunca volverá a existir un 18 de Diciembre de 2022.

lunes, 12 de diciembre de 2022

INMINENCIAS ANUNCCIADAS - Brevería20

 

(Brevería20)

 ¿No será…

 que una sórdida bullanga analfabeta

está engullendo

“a dos carrillos y bola en medio”

una menesterosa urbanidad subyacente?

 

En CasaChina. En un 12 de Diciembre de 2022

 

JUEGO DE TALENTO. Responde a estas preguntas

1ª)  ¿Qué significa "ElectroParlograma plano"?

2ª) ¿Qué significa "comer a dos carrillos y bola en medio?

3ª) ¿Es la ilustración el antídoto contra la falta de urbanidad?

DE BIEN NACIDOS

  Jaeneando - 28/2025 Ay, DonMinistro de los trenes, si supiera usted lo conmovida que estoy con lo que está pasando. Ni dos días han ...