VA DE...Batiburrillo literario

miércoles, 16 de julio de 2025

FRAN MIRANDA, LUMINOSO

 

FranMiranda

Periodiqueando – 125/2025

-¿Me leíste? −pregunta Fran−. Y yo le respondí:

¡Cómo iba a dejar de leerte!

🤗

Y... ¡Cómo no sentir que tienes razón!

🤔…

Que hay pequeños filamentos luminosos

que unen a determinadas personas

para mantenernos vivas

cuando los cuerpos ya no lo estén

👻😳.

Tú serás uno de mis filamentos

¿Aceptas, Fran?

😊

 

En CasaChina. En un 16 de Julio de 2025

lunes, 14 de julio de 2025

EL DERECHO AL REGRESO

 

(ProfetiDiario)

RuralismoProdigioso – 123/2025

Una cosa es dar noticia de lo que ya pasó y otra es trazar la profecía sobre lo que pasará o debiera pasar.

De repente, nada más abrir el DiarioJaén, alzan el vuelo los dibujos de un muchacho de altos vuelos rurales. En un solo segundo me doy cuenta de que los pájaros que pinta DavidUclés son la materialización de mi profecía lanzada no hace ni dos días en la presentación del libro del cronista de Bedmar José Manuel Troyano Viedma. Porque bueno es informar sobre el hecho de que el cronista de Bedmar ha escrito un libro sobre la vida, milagros y trastadas de una servidora en su condición de PoeTisa, tilde que, por cierto, incluye un sufijo, este de “tisa”, que, lejos de considerarlo irritante como ahora se lleva, lo veo yo como la más sutil y potente expresión del lenguaje inclusivo en tanto que, cuando se nos llama PoeTisas, se nos convierte a las mujeres nada menos que en SacerdoTisas de las palabras poéticas.

Paro volvamos a los PájarosProdigiosos.

En ese acto de Bedmar enuncié, entre otros tres, un derecho que de repente se materializa en las alas de esos pájaros de DavidUclés: el derecho a volver.

DavidUclés maneja como nadie eso que yo vengo llamando el RuralismoProdigioso. Quizá por eso, nada más ver sus pájaros, con las alas vueltas, he sabido que las intenciones de DavidUclés no pueden ser mejores. Él sabe que los pájaros, como la gente de nuestra tierra, aunque emigren por necesidad o por instinto, se mueren por regresar, aunque les reviente el corazón en pleno vuelo. Y este muchacho, cuyo corazón renquea de vez en cuando hasta dejarlo sin alientos, no ha encontrado mejor manera de ponérselo fácil a quienes vuelan en sentido inverso que pintarles las alas dispuestas al regreso, porque regresar es el derecho más poderoso y solemne de quienes se van.

¿Es o no es este dibujante de pájaros un ser prodigioso dentro del ruralismo?

 

En CasaChina. En un 14 de Julio de 2015

DADLES UN HILO Y VERÉIS

 

ProfetiDiario – 122/2025

PROFETIZO: Prueben a darles un hilo, un solo hilo, y verán lo que tardan nuestras mujeres, las Enganchadas de un Hilo de Sierra Mágina, en entoldarles las calles para que puedan descansar de tanta solanera como la que está cayendo.

Así son ellas, las de la Orden del Enganche de un Hilo. Las que jamás cortan amarras con lo nuestro ni se enredan entre sí.

 

En CasaChina. En un 14 de Julio de 2025

lunes, 7 de julio de 2025

DOCTORES TIENE LA PRENSA - Antonio Martín

 

PeriodiqueandoPersonas - 118/2025

Para denunciar, antes de caer en la tentación de tomarse la justicia por propia mano, están las comisarías de policía o los juzgados.

Para chismorrear están las esquinas y las farolas.

Para crear opinión productiva, desde esa higiene que supone la reciprocidad asertiva, está la prensa que puede y sabe distinguir entre chismorreo y maestrías

 

La diferencia entre un chisme y una maestría está en la posición finalista del sujeto activo: chismoso versus maestro.

 

Distinguir al chismoso es bien sencillo: cual el famoso impostor de Molière, lo descubriremos porque el chismoso cuenta lo que cuenta con el único fin de destruir o descalificar a alguien, usando siempre tonillos taimados y ambiguos. El maestro cuenta lo que él ve sin permitirse inflexiones tartufas ramplonas, a lo que hay que añadir que el maestro jamás concluye sin ofrecer soluciones diversas, que pone a disposición de los escuchantes sin buscar ni beneficio propio ni mal ajeno.

También a eso lo llamo yo asertividad

Una vez más tengo la oportunidad de dirigir la atención hacia lo que nos dice desde el Diario JAÉN este maestro de la narrativa económica que es Antonio Martín, y que hoy, desde la página 5, arranca con un enunciado tan contundente como “Falta mano de obra” (planteamiento) y, tras glosarse a sí mismo en manera asequible hasta para el más lego, en el escaso espacio que otorga una crónica (nudo) concluye dando una solución múltiple o desenlace multiusos: …actuemos en el sistema educativo y de formación profesional, adecuando las enseñanzas a la demanda del mercado…Y, cómo no, espetemos y valoremos la aportación de la mano de obra emigrante que es la que “nos saca las castañas del fuego”.

Podremos o no estar de acuerdo con las propuestas de este ilustre economista de andar por casa, e incluso podremos objetarlas y rebatirlas con argumentos complementarios, suplementarios o colaborativos −que para eso están las libertades de pensamiento y opinión−. Lo que no podemos en modo alguno es descalificarlas sin aportar soluciones propias a riesgo de convertirnos en simples chismosos parasitarios en lugar de arrimar el hombro a la causa del común, informando sobre la mejor manera de “sacar las castañas del fuego” antes de que se conviertan en incomestibles para todos.

¡Gracias, maestro! 

 

En CasaChina. En un 7 de Julio de 2025

sábado, 5 de julio de 2025

EL PRODIGIO DE "LasHotras"

 


RuralismoProdigioso. 117/2025

        ¡Cuántas veces habré repetido yo lo que decía mi hombre recordando a su padre! “Quien no tiene un viejo en su vida debiera ponerlo”.

        No sé yo si la vejez es la mejor parada en el viaje de los recuerdos. Lo que sí sé es que hay edades en las que hablar de los lugares del pasado nos redime del dolor de huesos presente.

        Mi propio viejo, mi padre, de Villacarrillo por más señas, hablaba y no paraba de los prodigiosos aledaños de su pueblo: Batanejo, Mogón, cueva de Peinero… Él hablaba y hablaba hasta embelesarme los escasos  siete años con los que lo escuchaba, pero siempre se quedaba en suspenso cuando llegaba a un nombre que acabó por convertirse en mi particular Ítaca:

Bujaraiza.

        “Qué lástima que no nacieras antes para haberte llevado a conocer la aldea donde yo escondí mi primer tesoro siendo chiquitillo” −decía mi padre, sin descubrir jamás cuál fuera aquel tesoro−; y para mí el nombre de Bujaraiza se convirtió una especie de nebulosa habitada por todos los fantasmas y por todos los genios de la infancia de mi padre convertidos en guardianes eternos del escondite enterrado.

        En esos instantes llenos de volatilidad que todos tenemos a mitad de la vigilia y el sueño de cada noche, una parte imprecisa de mí misma sigue trasladándose a Bujaraiza, esa aldea serrana a la que ya nunca podré viajar al haberse aprovechado por los MandaMases el mismo año que me vio nacer a mí para comenzar ellos a embalsar agua hasta dejar sumergida para siempre la ansiada Bujaraiza como una Atlántida en miniatura. Nunca llegaría a verla ya más allá de mi imaginación, pero cincelé su nombre, Bujaraiza, en mi memoria para siempre; supe que era apenas una aldea a cielo abierto en la que mi padre, siendo un chiquillo, enterró su primer tesoro, y me ha afligido de por vida el recuerdo intermitente de que, de una sola bocanada, fuera engullida por el pantano del Tranco antes de que mis piernas me sostuvieran de pie.

        Mientras escribo esto, percibo que mis piernas, que tanto y tan buen servicio me vienen dando, comienzan a revenirse hacia emergentes impedimentos.

        Ellas han traído y llevado acuestas a este CuerpoMío de acá para allá por todos los caminos del mundo sin el menor miramiento, como si mis hechuras siempre cambiantes no fueran mucho más que una maleta que arrastrar, conteniendo en su interior lo indispensable para, al abrirla en cualquier sitio al que llegáramos, poder tentar con la mano por encima, a ciegas, y, tras desechar lo fútil que es casi todo, acabar sacando de ella mi propio tesoro: lápiz y papel que me reconstruyen y me hacen sentirme como en casa.

        Ahora que este cuerpo mío comienza a renquear y ladearse en busca del banco más próximo en cualquier parque donde sentarme a tomar alientos, procuro viajar acompañada por esas personas a las que me gusta llamar “Atanoras”, término que tengo definido y aclarado a mi manera en mi eterno “EXPRESIONARIO DE MÁGINA” de la siguiente guisa:

ATANORA: Femenino de ATANOR. Las Hotras; las que comunican y trasiegan agua, refuerzo, frescura o entendimiento entre dos secarrales, inconveniencias o desavenencias.

CUCHICHEOS: Pues claro que no existe la palabra “ATANORA”, ni la he escuchado nunca en SierraMágina. Pero lo mismo da que da lo mismo. Este EXPRESIONARIO de SMB me lo estoy trabajando yo, y me tomo el derecho de inventarme palabras y palabros a granel. Para mí ATANORA es el femenino de ATANOR, y la aplico a la persona comunicadora de pura raza; esas gentes capaces de facilitar el trasiego y acoplar al mundo de lo que pasa en el mundo con el mundo de los que están a verlas pasar mientras se atoran en su sequía por falta de “atanoraje”.

        Quiero decir que busco esa compaña viajera, más que nada para no tener que seguir hablando a hurtadillas con los papeles habiendo tantísima persona con la que poder hablar con embeleso.

        El penúltimo viaje, −me refiero a viajes de larga distancia− lo hice a Marruecos; el último viaje fue a París. En ambos fui en compañía de Gloria Nistal Rosique, una colega JuntaLetras con la cabeza tan bien amueblada, y tan organizada en lo de buscar asiento cuando el cuerpo no da más de sí, que viajar con ella se convierte en puro disfrute capaz de aplazar la hora de dar de mano en esto de seguir andando. Así ha sido cómo ella se ha convertido en una atanora, en una de mis Hotras preferidas, entendiendo por “Hotras” lo que primero escribía Unamuno[1] para hablar de lo innombrable de aquella DobleEsapaña que nos partió para siempre el corazón a los españolitos; luego remedó David Uclés dentro de los figurantes de su deshabitada “Península”, y ahora hurgo y espurreo yo en lugares varios de ese EXPRESIONARIO DE MÁGINA que lleva ya veinte años de andadura sin acabar de llegar a destino.

        Somos Gloria y yo unas “Hotras” que en París nos encontramos con otras “Hotras” llegadas desde SierraMáginaBendita, Monstserrat y Tana, quienes me hicieron reparar en lo imprescindible que es para NosOtras, las mujeres, poner en nuestras vidas unas “Hotras” que nos ayuden a remontar montañas mientras el cuerpo aguante y sepan buscar bancos en los parques de cualquier ciudad cuando el cuerpo pide armisticio.

        En ese último viaje a París, y haciendo la consabida visita por la ciudad en el piso de arriba del autobús turístico, recordé la anécdota que cuenta Cossío sobre Unamuno a propósito de la ciudad de la luz. Refería el autor de “Confesiones” que, cuando Blasco Ibáñez se deleitaba mostrándole a Unamuno la Opera de París[2], le preguntó entusiasmado, palabra arriba, palabra abajo: ¿Se puede echar de menos algo ante este prodigio?

        A lo que Unamuno respondió sin una dudarlo un instante: “sí; echo de menos Gredos”.

        Cuando pasábamos por la Ópera en París, a punto estuve de decirle a Gloria que, salvo SierraMágina, en ese momento no había nada más que se pudiera echar de menos.

        Entonces recordé nuestro viaje por el Atlas. Y guardé silencio.

        Se que las montañas, sean las que sean, son ahora unas insurrectas siempre dispuestas a declararle la guerra a este cuerpo mío tan harto de trincheras. Las montañas se han convertido en mis particulares “Hunas” de referencia.

        Mis compañeras de viaje son las “Hotras”: las “Atanoras”.

 

En CasaChina. En un 6 de Julio de 2025

 

FRAN MIRANDA, LUMINOSO

  FranMiranda Periodiqueando – 125/2025 -¿Me leíste? −pregunta Fran−. Y yo le respondí: ¡Cómo iba a dejar de leerte! 🤗 Y... ¡Có...