Dicho queda
Ayer amanecí en Jaén y me dormí en
Madrid, ahíta de emociones, después de haber sido huésped parlante de la Real
Sociedad Española de Amigos del País, donde me invitaron nada menos que a “lenguajear”,
que es como mi maestro, Humberto Maturana, llamaba a esto de ser y
sabernos seres humanos.
¡Cómo poder describir a mis anfitriones! Fueron mis
compañeros de mesa e introductores en el
acto un hombre, que preside con especial elegancia esa institución conocida
simplemente por “La Económica” −Antonio Martín Mesa−, y una mujer, Manuela
Rosa Jaenes, que hace que muchas mujeres nos sintamos orgullosas y pagadas
de serlo porque ella dignifica nuestro género desde su puesto de adjunta a la
dirección del Diario Jaén. ¡Esta mujer inmensa…!
Pensaba yo durante mi viaje de regreso
a casa en esas buenas gentes de Jaén, que me hacen regresar una y otra vez a mi
tierra en busca de la bonhomía, y volvía sobre la idea de que vivir no es otra
cosa que escribir con actos propios lo que van a leer los que nos siguen, como
nosotros leímos en la vida de quienes nos precedieron. Somos lo que leemos,
concluí anoche, antes de dormirme.
Esta mañana me despierto con una CARTA
AL DIRECTOR en la edición digital de mi periódico de cabecera, que me confirma
mi último pensamiento de anoche: somos lo que leemos. Y yo leo con verdadera aplicación esa carta al
director. Escrita por Oscar Pérez González, el enfermo de ELA, con una
incapacidad del 67%, a quien su médico le dice que debe andar una hora por la
mañana y otra por la tarde si quiere seguir medianamente en condiciones, pero
cuyo andador no se lo ponía nada fácil, hasta que lo aborda por detrás una tal
Ana, sin más señas, y le regala un andador que ella (o quien quiera que antes
estuviera junto a ella) ya no lo necesita.
Esa carta de Oscar que leo apenas
levantarme es como una bocanada de aire fresco que me llega desde mi tierra, y con
la que me desayuno a falta de poder desayunarme una rebanada de pan recién
tostado, sentada al fresquito mañanero de la Plaza de las Palmeras.
Me refocilo. Es Jaén, que sigue ahí,
dispuesto a dejarse leer y aprender en toda su largueza.
Cada cual tenemos nuestros propios
andadores, inservibles si no es para que otros puedan usarlos cuando lo
necesiten más que nosotros.
Mi andador multiuso son las palabras; y a fe mía
que las comparto.
¿Se dan cuenta lo que me hubiera
perdido si no tuviera yo cada mañana un periódico de cabecera que leer?
En CasaChina. En un 29 de
Septiembre de 2023