VivenDiario - 121/2025
“Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón”.
- Machado
En 1963, cuando ese edificio que
aparece hoy en el Diario Jaén de la mano de Fran Miranda era simplemente
LaAcelerada, y yo no había cumplido los veinte años, llegué a Jaén desde
Madrid, como maestra primeriza, más osada que prudente y menos sabia de lo que
se esperaba de mí.
Dada la calificación obtenida en las oposiciones de Magisterio, pude elegir incorporarme a la recién inaugurada "Campaña de Alfabetización de Adultos", impuesta a toda prisa por ElRégimen en su intento por remontar la rémora del índice de analfabetismo en la España rural, que nos cerraba el acceso a muchas posibilidades europeas.
El alumnado era adulto, el horario de trabajo en alfabetización era vespertino y en dos turnos: de 18 a 20 y de 20 a 22 horas, lo que me dejaba todo el día libre para seguir a lo mío que fue enredar hasta límites no muy bien vistos en una muchacha discreta.
Tras un paso casi anecdótico por el barrio Belén, (deprimidísimo y paupérrimo por entonces) en el grupo escolar Alcalá Venceslada, pedí el traslado al lejano barrio de Santa Isabel, donde casi todos mis alumnos del segundo turno, entre 20 y 30 años, iban a "La Acelerada" a ver si conseguían su titulación de oficiales o maestría, y por la noche venían a mi escuela a "reforzar” su aprendizaje. No era lo mismo ser peón que oficial y ellos lo sabían.
La campaña de Alfabetización de
Adultos, de la que el InspectorJefe de entonces, don Isidoro Vilaplana, propuso
que se me nombrara como coordinadora en Jaén, era como era: yo necesitaba
alumnos para seguir en ella porque tenía ciertas ventajas para maestras. Ellos
necesitaban mi ayuda para conseguir su título en LaAcelerada, pero, por
razones más que explicables aunque a mí se me ocultaran, los alumnos no querían
que en mi/su clase se hablara ni de religión (“obligación de decirle los
pecados al confesor”) ni de política (“los Principios del Movimiento”). Así que
llegamos a un trato: "nosotros, señorita, le completamos el cupo que
necesita para mantener su puesto y usted nos completa la formación que
necesitamos para que LaAcelerada nos dé el diploma”.
Aún acordamos algo más: adelantaríamos el horario de los dos turnos de clase media hora (de 17,30 a 19,30 y de 19,30 a 21,30) para que yo pudiera tomar el último autobús que salía de Santa Isabel, que en 1963 estaba demasiado lejos y… demasiado oscuro.
Un último acuerdo fue que los sábados −por entonces los sábados se trabajaba en las escuelas− no habría clase, porque era el día que ellos cobraban su jornal y tenían que "convidarme y yo aceptar un chato de vino cada uno" -25 en total- para sellar nuestro convenio semanalmente. Sabido es que ni el agua ni la escuela valen para hacer tratos.
Esas cosillas, unida a una no menor, que tuvo que ver con mi obsesión por los libros hasta llevarme a formar una más que bien surtida biblioteca en aquella escuela de Santa Isabel por métodos que mis superiores consideraron NonSantos, me valieron ser expedientada por primera vez por el entonces gobernador de Jaén, José Manuel Pardo Gayoso, expediente que entreveró momentos tan desastrosos como hilarantes, y vericuetos de no olvidar por quien ostentaba un PoderVicario, dado que, entre otras circunstancias, yo era menor de edad y el gobernador no podía ordenar mi detención como intentó, teniendo que echar mano de otras “estrategias” para probar a hacerme entrar en razón como a él “le demandaban” desde arriba.
La historia, que tiene una intrahistoria que yo desconocía, es mucho más compleja de lo que se pueda pensar a primera vista, y un día quizá la complete para que todos podamos reírnos juntos.
Vaya por delante que aquellos alumnos míos (y de "La Acelerada"), que provocaron el primer expediente de mi primera carrera, fueron también los que me "salvaron", como supe días después por boca de ellos mismos: −“señorita: en confianza, tendríamos que haberle dicho que somos integrantes del partido comunista de Jaén, pero no queríamos que se enterara y se enojara usted, siendo como es nieta de un fusilao en Paracuellos”−, y que guardaban abundante "documentación sensible" sobre las actividades de ilustres miembros de aquella sociedad jaenera de los años 60, obtenida al parecer en una "casa de lucecitas" que había entonces en la carretera de Martos.
Algo de todo ello me lo confirmó el propio Pardo Gayoso cuando, ya como abogada, nos sentamos ambos en el mismo estrado en el juicio del 23F como defensores de distintos procesados.
Larga ha sido la vida... Y paradójica… y... ¡divertida! 😊.
A pesar de todo, pienso que en aquellos sábados jaeneros de vino alarife, aún alcancé a tener "ligeros síntomas de hematíes en el torrente alcohólico" a causa del obligado trasiego de los 25 vinillos con cargo al jornalillo de mi alumnado, para ratificar y no tener la tentación de faltar al compromiso adquirido.🫣
Son los recuerdos jaeneros de una mujer que por fin, de la mano de sus paisanos, regresa a sus orígenes. Quizá un día formen parte sugestiva de una historia pasada en la que ninguna de LasDosEspañas de Machado eran tan analfabetas como suponían LosHunos o LosHotros de don Miguel de Unamuno.
En CasaChina. En un 29 de Julio de 2025
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