VA DE...Batiburrillo literario

sábado, 6 de febrero de 2021

EL LABERINTO DE LAS PALABRAS - REVERTIR

(Palabras espantosas y enamorosas)

 Un diccionario es un laberinto de palabras en duermevela                                                                                 18/2021

 Hoy, REVERTIR 

          ¿Puede una sola palabra enamorarnos o espantarnos? Yo diría que sí, que hay palabras amorosas y enamorosas en su esencia y palabras espantosas en sí mismas.

¿O no?

¿Acaso, son los ojos que escrutan en esas miniaturas, y los oídos que ciñen la atención a su reclamo los que las visten y las desnudan de amor o de espanto?

         Yo pienso que las palabras son versátiles como la vida misma. Hay palabras −como alberca, por ejemplo− que nos toman de la mano y nos devuelven a la infancia; las hay que se convierten en un fardo que nos lastra hasta paralizarnos en una cuneta − engaño podría ser una de esas−. Hay palabras que parecen amenazarnos en la oscuridad dispuestas a darnos el golpe de gracia, como olvido. Y las hay que son como una bocanada de aire colándose por el sofoco de una ventana en siesta hasta tornarse en adormideras. (¿Beso?).

Hay palabras de luto, de alivio de luto, de medio luto y de luto inmortal. Y también hay palabras tan cargadas de luz que sólo con pronunciarlas se produce un estallido multicolor y asombroso.

Hoy alguien saca de su laberinto la palabra <REVERTIR>, y sólo con escucharla me posee una contentura irracional.

¿Revertir?

Por poner un ejemplo de lo que pudiera indicar, ¿y si se revirtieran todos los tijeretazos, las dentelladas y los mordiscos que se le han venido dando a nuestra sanidad?

Pero ¿y para los demás? ¿Qué tipo de cosquillas o de arañazos producirá esta palabra en quienes la escuchan y se detienen a escudriñarla?

         Adivinémoslo.

        Contadme, os lo ruego. Contadnos: ¿qué idea, o qué reflexión, o qué historia, grande o chica, os sugiere la palabra “REVERTIR”?

 En CasaChina. En un 5 de Febrero de 2021

 

viernes, 22 de enero de 2021

EL DÍA EN QUE LA ABUELA VOLÓ

 (Cosas de familia)

         Unas alas.

   Nadie va por ahí perdiendo unas alas

 aunque pierda la cabeza

Nadie regala unas alas sin más; así que, durante mucho tiempo, tuve la seguridad de que sería alguien que viniera a visitar a mis padres el que tenía que haber olvidado aquellas alas que colgaban en la pared de enfrente de mi cama desde que yo tenía memoria.

Tendría yo siete años cuando un día, en el que todos estaban en la alcoba de la abuela con las caras muy tristes, yo preferí volver a mi dormitorio a hablar con mis juguetes.

Poco después entró la niñera a ver si yo estaba bien, y yo aproveché para pedirle que descolgara las alas y me dejara jugar con ellas un rato mientras los demás se entretenían en lo de estar tristes.

Según les acariciaba las plumas, y las miraba de cerca, sentí como si algo muy suave se agitara entre mis dedos. 

Antes de darme cuenta de lo que estaba pasando, a mis alas les creció un ángel que, tras varios intentos no especialmente graciosos, consiguió alzar el vuelo.

De pronto el ángel recién alado me guiñó un ojo, y escapó volando por la ventana, en el mismo momento en el que escuché a mi madre romper a llorar a lo lejos.

En CasaChina. En un 22 de Enero de 2021

lunes, 18 de enero de 2021

EL CEGA CIEGO

 

(Libros ajenos que gloso)

         “Si pides, a lo peor no te dan. Si ofreces, te recompensan cuando menos lo esperes o necesites”. Así recapacita el Saturniño, uno de los personajes reales con los que Apuleyo nos hace cruzarnos en este viaje, mitad fluvial mitad terrestre, y totalmente fantástico por el que nos hace transitar a través de un libro que viene a ser como “hacer el camino”. sólo que sin un Santiago granítico a la espera.

         Voy avanzando con interés (suele sucederme con los libros bien escritos y cuidados en su estructura), y tengo ganas de seguir (suele sucederme con la literatura de contenido tipo matrioscas misteriosas).

En mitad de mi eterna carencia de tiempo, no me ha quedado otra alternativa: he sacado tiempo de debajo de mi almohada para leer (y disfrutar) este libro que, si en un principio creí que era un recorrido geográfico, pronto pude comprobar que, con la disculpa de llevarnos por unos paisajes reales, el autor nos arrastra hacia otro recorrido mucho menos perceptible, sutiles, emocionales, sólo para iniciados: el de le reflexión poliédrica. En este libro he “visto” parajes hermosos. Pero, sobre todo, he conocido a personajes sublimes, de esos de andar por casa, como si hubiera sido yo misma la que saltada de las páginas.

¡Ha merecido la pena el viaje! Me siento mucho mejor ahora. Y mejor dispuesta para hacer este viaje que es seguir viviendo.

No puedo por menos, querido Apuleyo, que agradecerte tu generosidad; esa con la que un día e hiciste llegar tanta belleza.

En CasaChina. En un 18 de Enero de 2021

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