VA DE...Batiburrillo literario

viernes, 28 de julio de 2023

UN CANTO A LA TERNURA

(Estoy leyendo un libro…)

78/2023

A ANA MORENO SORIANO, que, desde que leí ese libro suyo, acude a mi memoria cada vez que emerge un ¿Y AHORA, QUÉ?

         Que me encontraba ante el trabajo de una erudita lo supe nada más abrir el libro <EL LABERINTO DEL PATRIARCADO>, cuya lectura he rematado haciéndome trampas a mí misma para evitar acabarlo, con esa dedicatoria dirigida por la autora a tres hombres de su vida: a la memoria de su padre; al reconocimiento de su esposo; a la confirmación de su hijo. Bien empezábamos −recuerdo que me dije− si un libro de vindicación feminista comenzaba por reconocer que esta batalla del feminismo, sin ellos, no tendría un sentido de autenticidad.

     Traspasadas las dedicatorias, acometo la lectura del prólogo −de ANA DE MIGUEL ÁLVAREZ− que ya desde el tercer párrafo me confirma que vamos bien cuando se refiere a “…las mujeres y los hombres feministas”.

        Me detengo un momento para hacer examen de conciencia sobre mi “pecado” de pensamiento, regodearme en esas ideas preconcebidas que me lastran (y me han impedido muchas lecturas que ya no podré hacer). ¡Y yo que creí, desde mi desorientado y tozudo descreimiento del marxismo, que unas marxistas confesas jamás podrían razonar con semejante ternura hacia nuestros compañeros de vida y de convivencia terrestre…! ¡Qué le vamos a hacer! Cualquiera tiene/tenemos nuestras cautelas irracionales y nuestros miedos adquiridos o inducidos. También yo; pero he aprendido a quererme, y mucho, con esos desconchones en los cimientos.

        El tránsito por el libro de esta marxista confesa y paisana irredimible ha sido como un baño de alberca quinceañera en mitad de los agostos de entonces: un tierno gozo libertario, que se iba convirtiendo en desazón según se acercaba la hora de salir del agua (de la lectura) y regresar a la siesta solitaria del “y-ahora-¿qué?”.

        Cuando subo el escalón de la página 227 siento como un vahído de pérdida: algo así como el desaliento de aquel poema del <Y AHORA, ¿QUÉ?> ya mentado, que escribía algunos años atrás, y que reproduzco aquí para que se sepa de lo que hablo.

¿Y AHORA QUÉ?

22/2017

Ya cumplí

con todo el ritual de seguir viva.

 Ya me desperecé deshabitada,

ya me lavé los dientes,

ya me bebí sin ganas

la oscura soledad del desayuno,

mordisqueé palabras silenciadas

como un perverso postre sin azúcar.

Ya recorrí el pasillo

sabiéndolo vacío y silencioso,

deshice una nostalgia,

hice la cama,

me senté en el sillón de pensar lenta

muy lentamente,

apenas sin un plan al que agarrarme.

Ya me desperecé de otra congoja.

Regué un par de macetas con desgana,

escuché las noticias de la tarde,

me hice un bocadillo de pan solo,

bebí un vaso de vino,

lloré un poco…

Crucé cuatro palabras

con este desconsuelo taciturno

que llega por las noches,

en el que arden nombres sin regreso.

Ya miré las paredes y los cuadros

y las fotografías desalmadas.

Ya di de mano hoy.

 Ya estoy cumplida.

 Y ahora,

¿qué…?

 En “CasaChina”. En un 24 de Junio de 2017

 

        Después de leer de nuevo el poema, y sin acabar de decidirme a cerrar el libro de Ana Moreno Soriano, sospecho que, tras su lectura, no volvería a escribir semejante poema, porque la respuesta a ese desalentado “¿Y AHORA QUÉ?” tendría el nombre y el apellido de esta mujer tan llena de ternura hacia nuestro género, para quien la palabra amistad es un jubileo de entendimientos en torno a un café o a un vasillo de vino peleón.

        La cosa la tengo clara: como reza aquel himno que siempre me malograba el rímel en los más conspicuos actos militares de los que viví con mi compañero, antes de que él mismo se fuera a cantarlo por lo desconocido, “LA MUERTE NO ES EL FINAL”. Lo que, aplicado al libro de Ana Moreno Soriano, a quien conocí por casualidad, pero no es una casualidad el que la ame en su esencia de feminista, el final de la lectura de este libro no es el final del libro. En lugar de llevarlo a descansar en el estante de Mujeres de mi biblioteca, lo dejaré en mi mesilla de noche  de mujer a medio comprometer para que me haga compaña cada vez que me asalte un “¿Y AHORA, QUÉ?”.

        Pero, antes: gracias, mujer hermosa.

 En CasaChina. En un 28 de Julio de 2023.

…Y te escribo, Julio, con mayúscula porque nunca volverá otro 28 de Julio de 2023

lunes, 24 de julio de 2023

PASEN Y LEAN... Hoy a Manuela Rosa Jaenes

...Hoy a Manuela Rosa Jaenes

Mujeres como ella –como Manuela Rosa Jaenes—, capaces de analizar hechos políticos como si fuera lo más sencillo del mundo, son mis “héroas”.

Será por mis propias carencias; pero, desde siempre, he envidiado a dos tipos de mujeres: las que manejan las matemáticas como quien hace punto y las que saben hablar y escribir de política de corrido como si ya nacieran aprendidas en una materia que para mí es un verdadero galimatías.

¡Hay que ver lo que se aprende leyéndote, Manuela!

Yo no me perdería el artículo de esta erudita en urnas que hoy nos trae el DIARIO JAÉN en su página 15.

 En CasaChina. En un 24 de Julio de 2023

 

domingo, 23 de julio de 2023

DESDER-H-ECHIZADA


 

68/2023

Principiaba el mes de julio guasapeándome con una de esas criaturas a las que, por aliviarles nostalgias, les dicen “jurista-de-reconocido-prestigio”, magistrado en la reserva por más señas, excusándome por no escribirle antes, y de cuyo mensajeo rescataré algún parrafejo para justificar lo que en realidad quiero decir sobre las “desder-h-echización”, que viene a ser algo así como un descreerse del Derecho en estado puro y hechizarse por la Mediación, a la que muchos −juristas y terapeutas principalmente− ven como la gran amenaza intrusista de nuestros tiempos:

“Muy buenos días. Sí, de vez en cuando nos silenciamos. O tú o yo. Quizá estos silencios sean necesarios para mantenernos vivos. Es como “cerrar-por-inventario” la cañería de los afectos y así poder catalogar y ordenar distancias. Acertaste al buscar compañía para este último trayecto; a veces los espacios de lo que queda por vivir se hacen demasiado silenciosos. (Ya ves: vuelvo a lo de los silencios)”.

Seguía mi mensaje hablándole de los habitantes de mi jardinillo urbano “…pisito bajo madrileño…donde viven un cerezo, propiedad exclusiva de las urracas; dos ciruelos "reina Claudia", un manzano, un granado, dos cipreses, un abeto, un albaricoquero −del que me han salido 15 frascos de mermelada−, tres olivos −picual, gordal y cornezuelo−, un caqui, un níspero, un limonero, un celindo, un chopo, una higuerita, un aprendiz de nogal, un avellano y muchos, muchos rosales, entre otros matojos, apretujados unos a otros como Dios les da a entender. En un mínimo cenador de la esquina he colgado un comedero de pájaros, y ahí están ellos, pendencieros y glotones, sembrando alpiste en el suelo. El conjunto lo cierra un estanquillo artificial donde malviven 4 peces que se comen las larvas de mosquito y boquean al atardecer. Ay, esos peces sin palabras... Me hacen recordar todas las palabras que se nos quedaron en los labios a los que hemos vivido ya más de la cuenta…”.

Tras tan deslavazada descripción, me ladeaba hacia mi querencia por lo de escribir: “Mientras tanto, también yo sigo escribiendo, aunque no de Derecho. Cada vez estoy más "desder-h-echizada" desde que vivo en la Mediación −que ya va para casi un cuarto de siglo−”.

¿Pillan lo de la “desder-h-echización?

Seguía mi mensaje con una afirmación que es a donde yo quería llegar: “Lo de la Mediación viene a ser algo así como un “mire-usted, que-esta-pelea-es-mía-y-me-la-apaño-yo”. Y seguía: “Esta misma mañana pensaba que los juristas somos como traficantes de armas: si no hay guerra, nos la inventamos para que no se detenga la cadena de producción, empezando por los diseñadores de armamento hasta llegar a la tropa; y, cuando digo tropa, me refiero a la de trinchera. A los que disparan al aire de puro miedo a que, si lo hacen a ras de tierra, acaben matando al enemigo y se queden sin clientela a la que seguir matando, y luego se quejan de que caigan del cielo ángeles heridos de muerte”.

Necesitaría yo un espacio mayor que este pedacico de hoja de periódico para poder referir todo lo que hay que decir sobre la Mediación; pero es lo que hay: 4000 caracteres. Así que echemos hilvanes, que tiempo habrá dentro de poco para los pespuntes.

Conocí la Mediación cuando el siglo XX estaba dando las boqueadas, y yo comenzaba a boquear con cierta fatiga en lo de las leyes en ese juego perverso de ganadores/perdedores, repitiéndome cada día “no-es-esto; no-es-esto”. Me apliqué a lo de mediar cuando algunos terapeutas del alma, conscientes de que el conflicto es conflicto, pero no enfermedad, decían lo mismo que yo: “no-es-esto; no-es-esto”. Cuanto más avanzaba en lo de devolverle a los antagonistas su protagonismo dentro de sus querellas, entonando un convencido mea culpa por la expropiación emocional, más me desderechizaba del mundo del Derecho, y más me hechizaba descubrir la capacidad resolutiva de los contendientes. Así fue mi conversión: como santo Tomas, me caí del caballo cuando iba a cazar a mi Damasco legal.

Y aquí estoy: Med-hechizada.

 

En CasaChina. Julio de 2023

 

TU DERECHO A DECIRLO

  (Periodiqueando)   ¿Tolerante yo? ¡Vamos, anda! A ver: ¿quién de nosotros nos atreveríamos a sostener que "toleramos" a quiene...