Pensamientos de una anciana a la que
le mientan la muerte. Y al hilo de una noticia triste:
Hay cosas tan sin amo, tan nuestras,
tan sensitivas, TAN DE TODOS Y TAN DE NADIE, que no debieran utilizarse como
proclama mitinera disparada desde cualquier tribuna; ni como sermón de ningún
púlpito orientado al quemadero de las almas en pena.
Porque esas cosas duelen.
De verdad que duelen.
Si supierais cómo duelen…
Hablo de los dos polos del planeta
de la vida: los VIEJOS y los NIÑOS.
Y de aquello de que "Nuestras
vidas son los ríos/ que van a dar a la mar/ que es el morir" que decía
mi colega, Jorge Manrique, cuando pasó lo de su padre.
Los que están instalados en la tan cálida
como pasajera zona del ecuador de la vida, debieran saber que en los polos hace
demasiado frío.
Y, como en el cuadro de Rubens de El
Niño y la Vieja, solo tenemos velas para calentarnos las manos.
Así que no sopléis con tanto júbilo.
A mí me duelen los VIEJOS, porque sé
de lo que hablo.
A mí me duelen los NIÑOS; porque, a pesar de todo, aún me
acuerdo y añoro lo de entonces.
A mí me duele LA MUERTE. Cualquier muerte ante la que no se
guarda un reverente silencio.
Ya sé que lo nuestro, lo de los
viejos, es morirnos. Y eso, aunque no lo parezca, nos asusta.
Los jóvenes parece que no lo saben;
y hablan de NUESTRA muerte sin tiento; como algo que se puede rentabilizar lo
mismo que un kilo de bacalao o una entrada para los toros.
Si un VIEJO muere solo, sea donde
sea el lugar en el que le llega la muerte, seguramente no suceda así porque el
político de turno esté atrapado entre dos periodos electorales. Ni porque el
clérigo esté fuera de servicio, demasiado solo para echarse a la calle a llevar
los oleos, sin palio que lo cubra ni monaguillos que se le sujeten el palio.
Los VIEJOS y los NIÑOS viven y mueren solos porque LOS
MEDIANOS están demasiado atosigados con lo de llegar a donde han de estar poco
tiempo, porque otros vendrán a moverles el nogal para llevarse sus nueces,
aunque ellos no lo sepan.
La responsabilidad (Dios me libre de
usar esa feroz palabra llamada “culpa”) es de cualquiera de nosotros; de TODOS.
Porque TODOS llegaremos a ese trance llamado MUERTE, con el que no debe
mercadearse con utilitarismo; y, sin embargo, cuando aún estamos a tiempo de
decir lo que nos duele y lo que nos asusta, nos callamos, no sea que le siente
malamente a los soplavelas.
De verdad que pienso -más bien,
siento con inmenso dolor- que TODOS debieran/mos saber que esa VIEJA se está
muriendo sola, porque políticos, clérigos y humanitas en general (que no
“humaniStas) nos encontramos demasiado distraídos; cegados por nuestra viga;
demasiado ocupados en buscar pajas en los ojos ajenos.
¡Qué infinita tristeza!
Nosotros, los que ni somos políticos
ni clérigos, seguimos con la cantinela de “a-ver-qué-me-das” a cambio de mi
voto o de mi vela, en lugar de pensar en un “vamos a ver qué debiera dar yo”. O
qué vela puedo compartir.
¡Y qué decir de los NIÑOS!
¿Quién se ocupa de verdad de ellos,
salvo en fechas puntuales?
O en los Tribunales (¿de justicia
ciega?) sin recursos.
O en los Servicios Sociales
(institucionalizados y sin mesa de camilla).
Yo veo a diario cómo se utiliza a
los niños como moneda de cambio en los fieros mercadeos de los adultos, y
recuerdo aquella terrible novela de mi juventud, donde todos leíamos desgarros,
sin comprender quiénes hicieron posible “La cabaña del tío Tom”.
Los políticos (de cualquier sigla),
y los clérigos (de cualquier creencia) no debieran utilizar para su causa lo
que es de todos:
• Ancianos
• Niños
• Muerte
Porque duele.
De verdad que duele.
Claro está que tampoco nosotros
debiéramos hacerles coro a unos y a otros, impidiéndoles pensar/sentir en
silencio.
Ni debiéramos hacerles un vocinglero
corro de PALMEROS o de DETRACTORES, como se les hacía en otros tiempos a los
chamarileros que, desde la trasera de su camioneta ambulante estacionada en
medio de la Plaza, engañifaban a grito pelado, pregonando falsos crecepelos, y
colgando de ramalillos amarrados a los postes municipales unas mantas zamoranas
que no alcanzaban a cubrirle los pies a TODOS.
En CasaChina.
En un 29 de Diciembre de 2019
He publicado estas letras al hilo de la noticia aparecida en prensa, en
la que todos (incluidos los hijos) piden responsabilidades, o censuran al
contrario; pero nadie estuvo junto a esa mujer... https://www.diariojaen.es/provincia/ubeda/el-caso-de-la-mujer-que-murio-en-el-hospital-de-ubeda-aun-en-instruccion-YA5442607