VA DE...Batiburrillo literario

miércoles, 13 de junio de 2018

ESTOY LEYENDO...


ESTOY LEYENDO UN LIBRO...
 Antes de revelar el libro que estoy leyendo, quiero hablar de las magias del que yo estoy escribiendo -VIRGO CLEMENS- que, junto a VIRGO POTENS (Sial Pigmalión -España- 2016 y Pijao Editores ‑Colombia 2017) y VIRGO FIDELIS (pendiente de publicación inminente) forman una trilogía sobre la condición femenina de los años de la posguerra en la Andalucía profunda. Cuento esto porque, como explico en la introducción de VIRGO FIDELIS, la gestación de estos libros ha estado llena de hechos verdaderamente inquietantes y mágicos, como pudiera ser el que cuento en la introducción del segundo: cuando estaba buscando documentación sobre la Guerra de la Independencia en la provincia de Jaén, cayó desde lo más alto de mi biblioteca uno de los doce inmensos tomos de Historia que guardo, quedando abierto por la última batalla del general Riego en Jódar. ¡Precisamente en Jódar!, en cuyos aledaños se mueve la novela.

Así podría contar mil anécdotas.
Olegario a la izquierda de la imagen
Algo así me sucedió anoche, cuando trataba de colocar piezas del bisoño VIRGO CLEMENS, cuya vocación es escudriñar una forma de emigración de los años 40: la de los “perdedores” de aquella Guerra INCIVIL que nos regaló la historia. De repente, apareció en mi ordenador un mensaje de Olegario González Prado, con el que no he tenido más contacto -ni menos- que el haber sido convocada el pasado verano -a través de la Editorial Sial Pigmalión- a visitar su pueblo extremeño, Santa Marta de Magasca, para participar en un recital.
Olegario, hombre cordial, divertido y magnífico anfitrión, nos dio de comer y de beber en abundancia, nos acogió en su hermosísima y recia casa -un establecimiento a mitad de camino entre el cuidado hotel rural y la simbólica hospedería de arrieros-.
En Santa Marta de Magasca 2017
Y lo mejor de todo: me regaló su libro <LA VENTANA DEL REY>.
Anoche, -como ya he adelantado- un año después de nuestro primer y fortuito encuentro, me encontré en una ventana de mi ordenador una pregunta sencilla de Olegario: “Soco ¿has leído mi libro?”.
Le dije que me ponía a ello. Lo busqué. Lo encontré de inmediato -estaba en la cola de los libros por leer-. Aparté a un lado el teclado del ordenador donde comenzaba a pergeñar <VIRGO CLEMENS> y me puse a la tarea. Y ¡Oh, maravilla! Nada más comencé su lectura, comprendí que era el libro IMPRESCINDIBLE para que <VIRGO CLEMENS> encuentre su camino.
Ya la dedicatoria es una auténtica reafirmación de las esencias de Olegario:
“Sólo me siento capaz de ser yo cuando regalo amistad. Si se me agotase ese elemento dejaría de ser yo, me convertiría en contradicción y dejaría de ser feliz viendo huérfana mi obra”.
El prólogo de Lucio Poves Verde habla de fidelidades familiares, de maletas de emigrantes, de trenes acarreando miedos y miserias camino de una Europa que se lamía las heridas de la Guerra Mundial, y de un muchachito, Olegario, con una misión muy concreta asignada por la vida: encontrar a su abuelo solo por el hecho de encontrarlo.
Sin revanchas.
        Sigo.
        Esta vez con la Introducción del propio Olegario que ya, desde las primeras líneas, nos hace ver la luz de la humildad (…sin herir sensibilidades”) y del ingenio.
        Definitivamente, éste es el libro imprescindible para que VIRGO CLEMENS vea la luz, porque me va a ilustrar en el cómo ser emigrante sin sentir rencor y sin olvidarse de la clemencia.
De momento me quedo con un “dicho” del padre del autor que me sujeta a una página del primer capítulo:
        El que habla, siembra. Y el que escucha, cosecha”.
        Traslado esa frase al hecho de escribir y leer:
       “El que escribe, siembra. El que lee, cosecha”.
        Estoy leyendo el libro <LA VENTANA DEL REY> de Olegario González Prado, sin duda dispuesta a cosechar maravillas.
        Y a sorprenderme a través de sus ojos de niño cuando, a la vista de la ronda de la pareja de la Guardia Civil en bicicleta, que visita el prado donde él guarda las cabras de su padre, se pregunta maravillado:
“¿Será posible que paguen un sueldo por montar en bicicleta, cuando yo tengo que pagar dos pesetas por dar una vuelta de cien metros en las bicicletas que alquilan por las fiestas del pueblo?”.
Gracias, Olegario, por aparecer justo a tiempo ‑¡mágico!- de decirme que, sin leer tu libro, el mío, <VIRGO CLEMENS> se encontraría muy perdido.


domingo, 27 de mayo de 2018

LOS COMICIOS


 


(Cuentecillo para un día electoral)
En el salón de plenos acabo el recuento de los votos. El perdedor se acercó al ganador, le dio una cariñosa palmada en la espalda, le guiñó un ojo -"ahora os toca a ti y a los tuyos"- y se retiraron festivos a la sala donde los camareros de siempre servían champán y caviar para los próceres con cargo al fondo de pensiones.
Abajo, en la plaza, los partidarios de unos y otros seguían insultándose y aporreándose sin piedad. Casi hasta la muerte.
De lejos se escuchaban sirenas de ambulancias. En un momento de descuido, una puerta entornada dejo llegar el aullido de las ambulancias hasta la sala del festejo. Entonces, el perdedor, con gesto amoroso, se dirigió al ganador:
-Ahora que te toca mandar a ti, tendrás que ocuparte de la sanidad pública; no sea que los tuyos maten o me dejen inservibles a más de los censados entre los míos, y no podamos celebrar las próximas elecciones por falta de cuórum.
-Tranquilo; todo está previsto, que para algo somos colegas. Si a esos idiotas se les va la mano, propondré subvenciones a la natalidad; tú apoyas la moción, y asunto resuelto. Y ahora, -dijo dirigiéndose a los invitados- brindemos, hermanos, por el esfuerzo de esos pobres diablos.
-¡Por los nuestros!
-¡Por los nuestros!
-¡Por lo nuestro! -bramaron los elegidos.

        En CasaChina. En un 27 de Mayo de 2017

viernes, 25 de mayo de 2018

LLUEVE EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2018


Foto de Internet
 34/2018
Hoy se inaugura 
la FERIA DEL LIBRO DE MADRID.

Y ¡cómo no! Llueve.
       En la Feria del Libro de Madrid, SIEMPRE LLUEVE.
      
 Recién llegada como quien dice de la FERIA DEL LIBRO DE BOGOTÁ, a donde voy cada año desde hace algunos, rebusco en mis recuerdos:
       Y recuerdo que en la Feria del Libro de Bogotá SIEMPRE LLUEVE.

       Estando como estamos en tiempos de sospechas, ante semejantes detalles, más que significativos, sospechosos, voy yo a proponer una rogativa para tiempos de sequía: que, en lugar de darle la matraca a los santos y a las vírgenes, sacándolos de sus casas a deshora y aperreándolos como a una balumba de támaras, saquemos en rogativa una procesión de libros cada vez que nos arda el gaznate de sed, y el corazón de hastío.


       Pero, eso sí: LOS LIBROS LOS SACAMOS LOS DE A PIE: LOS QUE ESCRIBIMOS Y LOS QUE LEEMOS. No sea que a los otros les entren las malas ideas de siempre y se echen a la quema de lo único que va quedando fuera de la cárcel sin cargos.

       Y, ahora que lo pienso: ¿No será que el Dios de los Libros sabe de la manía genética de sus acólitos y arrimaos en eso de reducir a cenizas el conocimiento, y cada vez que le ponemos delante la tentación del árbol de la ciencia de tanto libro irresistible, va Él y remoja el campo de lectura por un por si acaso fogonero…?
      Por si acaso, yo, aunque sea con mi paraguas de MaryPoppins, mis botas katiuskas colorás, y mi impermeable antilujuria, voy a alargarme a la FERIA DEL LIBRO DE MADRID a ver si rescato del fuego del olvido alguna joyita antes de que el olvido le meta candela.
       ¡Ah! Y a saludar a mi último libro: EL AÑO DEL VESTIDO AZUL, en la caseta 122.

       En “CasaChina”. En un 25 de Mayo de 2017

TAMBIÉN ELLOS

  ( GitaneandoEnVerso ) Gitaneando en verso - 09/2025 También ellos… No es un grito fugaz y destemplado. Tan solo es un murmullo...