VA DE...Batiburrillo literario

jueves, 8 de junio de 2023

COMOSA Y PUNTOAPARTERA


(Gramatiquerías. El oficio de escribir)

58/2023

Entre poner o no poner una coma en condiciones podemos estar provocando en raudal tanto la tacha de indigencia comosa como la de exuberancia comatosa.

O, lo que es lo mismo: meternos en comatear o entrar en coma.

¡Hay que fastidiarse! ¡Será posible que algo tan chico, tan retorcido y de hechuras tan insignificantes pueda significar tanto que hasta consiga arruinar un texto por defecto o por exceso…!

Pues así es.

Quien no me crea, que lea el famoso librito de <PERDÓN IMPOSIBLE>, y se va a enterar.

Puestos a rizar el rizo, no hay nada más que pasar de la pobretica coma al jacarandoso punto y coma para acabar de desesperarse.

El autor del librito de marras, <PERDÓN IMPOSIBLE>, José Antonio Millán, pone un ejemplo incontestable, afirmando que  «…No hay mayor prueba de que la puntuación es un arte, un reto y también una necesidad»:

Dicen que a Carlos V le pasaron para firmar una sentencia que rezaba: «Perdón imposible, que cumpla su condena». El monarca se sintió magnánimo, y simplemente cambió una coma de lugar: «Perdón, imposible que cumpla su condena». Con ese gesto, el sentido de la frase y el destino del condenado cambiaron completamente.

 

Pues eso: que una miserable coma se convierte en cuestión de vida o muerte, por exceso, por defecto, por ubicación, o por todas esas cosas juntas.

¡Y cuando alguien se pone abundante, y va y mete de rondón una coma entre sujeto y verbo! Eso es como cuando dos se pelean, echan las patas por alto, y cada uno se va por su sitio sin repartirse los papeles que deben interpretar.

        Comentario aparte merece lo del valor de profusiones y silencios dentro de los textos, y su administración en la artesanía de lo de escribir, cosa que se consigue administrando con talento la separación, largura o mengua de párrafos. Vaya: lo de ir haciendo apartadicos literarios a golpe de puntos o punto y aparte, dependiendo de la parte del relato en la que estemos. Sobre todo, cuando el lector se va acercando a un desenlace previamente organizado y orquestado con esa habilidad mañosa con la que un buen cuentista va administrando la información,  organizando los detalles y valiéndose de puntos, comas, signos, carencias, abundancias, verborreas y silencios, hasta conseguir que los asistentes al espectáculo comiencen a jadear y sientan que la excitación de la lectura conduce sin piedad a un clímax explosivo y cegador.

        Comas, punto y coma, punto y seguido, y punto y aparte, ahí donde los tienen, son el abracadabra sin cuyo hábil manejo resulta imposible escribir un buen relato, por muy buenas palabras y mejor historia de las que se haga alarde.

        ¿Fácil?

        ¡Pues claro que no lo es!

        Si será verdad lo que digo sobre semejante galimatías que hasta yo misma, con toda mi carrera de Maestra de la vieja escuela, mi licenciatura en leyes de la primera promoción, en esa universidad diabólica que es la UNED, mis amagos con la acogedora Filosofía y Letras en aquellos desaparecidos cursos “comunes”, mi amorosa relación con el latín y sus declinaciones, mi afición por la gramática y, sobre todo, con mi abundancia en años, he conseguido todavía una mediana destreza axiomática en ese juego de manos que es la ortosintáxis, donde se juega con fuego en el que podemos achicharrar la expectativa de que se nos lea, si el primer libro que aireamos está percudido y chamuscado.

        ¿Entonces?

        Entonces, pues eso, colegas: escribir, leer, releer, consultar, revisar, corregir, volver a corregir, y… con un poco de suerte −en lo de encontrar editor−, y un mucho de arrestos para enfrentarse con propiedad al propio “amorpropio”, ¡PUBLICAR!

        Si es que este oficio de escribir es da rescoldera…

 En CasaChina. En un 8 de Junio de 2023

miércoles, 7 de junio de 2023

DIS-PUTI-LANDIA

 

 (DE-batir o DIS-putar)

57/2023

        Que no; que va a ser que no. Que, aunque el conflicto en sí mismo pertenezca a la esfera de la privacidad, en cuanto aflora y se manifiesta en contienda en forma de disputa, se convierte en un algo de dominio público, se pongan como se pongan los disputantes.

        ¡Hay que intervenir!

        Cuestión aparte es cómo es eso de cómo “intervenir”.

        Si me permiten una sugerencia, échenle un vistazo al suelto de FRAN MIRANDA en el periódico JAÉN de hoy. No tiene desperdicio.

        Está claro que un padre o una madre tienen, no ya el derecho, sino la obligación de establecer reglas para con sus hijos; pero si esas reglas se convierten en regletazos en los nudillos…, pues mire usted: ¡No! Hay que intervenir sí o sí, y alzarle la regla al vareador.

        Por supuesto que en una relación de pareja es la intimidad la que establece los ámbitos privados como espacio de desenvolvimiento. Pero, si en esos espacios aparecen resquicios de hostilidad incompatibles con la libertad individual…, pues muren ustedes: ¡No! Hay que intervenir, sí o sí, y meterle las ínfulas por donde le quepan a quien se embosca en el tanto “la maté porque era mía”.

        No cabe duda, porque su propio nombre lo indica, de que el Parlamento es el lugar idóneo para debatir sobre lo divino, pero, sobre todo, sobre lo humano integrado y propiciado por los ciudadanos. Pero si ese lugar sagrado de la palabra que es el Parlamento se convierte en una casa de fieras, donde en lugar de vocabularios se escuchan bramidos, y en lugar de debatilandia didáctica se convierte en una disputilandia de trinchera… pues miren ustedes: ¡No! Hay que intervenir, sí o sí.

        Y los ciudadanos, que, quitados unos pocos adoradores de diosecillos con tribuna, detestamos lo de ponernos a mamporrearnos al más puro estilo disputeril, lo hacemos… ¡Claro que lo hacemos!

        ¡En las urnas!

 

En CasaChina. En un 7 de Junio de 2023

miércoles, 31 de mayo de 2023

¿YO? CIGÜEÑAS

 


30/2023

¡Diiinnnggg!

¡Dooonnnggg!

 

¿Clamor o melodía?

 

¿Badajos o campanas?

¿Acaso no son una misma cosa?

Puestos a preferir, ¿qué es lo que vale?

Ambos visten de bronce.

Ambos cuelgan

lo mismo que un ding-dong ajusticiado

por edictos de lúgubres silencios

pautados por los sordos.

Ambos llaman a misa,

o a maitines,

o a rebato,

o a lloro por el último vecino

muerto.

 

Por cierto, que ahora caigo:

¿alguien sabe

si se ha inventado un toque de concordia, de boda o de bautizo?

 

Anochece.

Me barrunto que están tocando a vísperas.

Señal de que el badajo y su campana

siguen ahí

dispuestos a completas.

 

¿Y luego?

¿Y si lo oscuro?

¿Y cuando la sordera de las bichas?

 

Tendré que dimitir de las campanas.

 

Amanece de nuevo.

Lo sé por las cigüeñas

que vuelan por encima del orgullo transitorio

de la torre

en busca de culebras.

 

En CasaChina. En un 31 de Mayo de 2023

lunes, 29 de mayo de 2023

ADIVINA ADIVINANZA

 (Politicastrerías)

50/2023

    ¿Quién fue el tal Valindín? −pregunta el resuello de humo recién escapado de los JuegosReunidosCasper.

    ¡Qué contestar sin acabar hablando de cegueras!

    Como casi todo lo historiable, también esto sucedió entre unos cuantos ojeadores con la vista puesta en un mes de julio, en el que siempre anda suelto algún Valindín, dispuesto a encontrar acomodo en el gran teatro del mundo.

    Los anales de la historia cuenta que poco o nada se sabe del tal Valindín. Incluso se dice que no hubo un solo Valindín, sino muchos Valindines. O imitadores. O aficionados a serlo. Pero lo que es la vida, pasión y muerte del tal Valindín lo refería un tal Casper de esta manera:

    Va el PadrePrior y, aprovechando que los que podían ya no pueden, que los que aprovecharon para llevárselo crudo, o ya no están o lo están asando a la parrilla, y que tal parece que alguien se ha hecho un zumo con los restos de los ZumoSoles, tan fornidos ellos en otros tiempos, va ElSusoDicho y manda tocar a rebato.

    Fieles e infieles, todavía con las pitañas puestas y las ojeras hinchadas de ojerizas sin maquilar, salen entonces en manada de sus madrigueras, a las que habían vuelto apenas de madrugada, y se echan a patear de nuevo todos los caminos, con sus perchas en ristre, oficiosos ellos, dispuestos los unos a procesionar a SantaRitaLaLlorona, los otros a SanPascualBailón, y los más obsequiosos, a SanQuiénSeDiga, con tal de que se les permita llevar las angarillas del santo que se les asigne y les corresponda, aunque tengan que hacerlo a codazo limpio.

    Tras un momentáneo desbarajuste al más puro estilo vocinglero OcasDelCapitolio, los que pudieron, los que ya no pueden, y los que se figuran que pronto podrán porque lo dice su señorito, se afanan en buscar laboratorios farmacéuticos donde afilar los diapasones de sus todavía maltratadas cuerdas bucales con algún bebedizo o algún sahumerio antiinflamatorio, para poder así enfrentarse al nuevo y desconcertado ConciertoDeSanOvídeo.

    Ni se molestan en replicarle a un merodeador de paso que les advierte desde su atalaya un “vais-como-ciegos” cuando comienzan a arrojarse por el acantilado.

    Según saltan al vacío, recitando la jaculatoria milagrosa de HazloSinPensar, recuerdan que sus respectivos amos les han asegurado que para pensar ya están ellos, y que, cuando vayan por mitad del precipicio, si no dejan de creer, les saldrán alas y podrán volar.

    Cuando LosVolanderos caen en la cuenta de que cualquier promesa alada es puro plumón, ya es tarde.

    Se estrellan.

    Han pisado fondo.

    En el fondo de la sima se agita y estremece una mezcolanza pulposa e indiscriminada de PortaSantosRedivivos que alguien confunde desde lo alto con un banco de peces.

    En ese momento los caídos comienzan a ver bajar brillantes sedales con sus anzuelos ricamente cebados.

    ¡No pican!

 

En CasaChina. En un 29 de Mayo de 2023

domingo, 28 de mayo de 2023

¡ME DA UNA RABIA...!

 (Jaeneando)

       (49/2023)

ME DA UNA RABIA comprobar que ya han salido los periódicos, todos jacarandosos, con un “número de la suerte” −el 28− repetido hasta el hartazgo en su página de portada, para anunciarnos que, en semejante fecha, los bienaventurados urbanitas podremos salir a la calle, acercarnos en dos zancadas hasta ahí mismico, a ese centro multiuso donde aún anoche estaban montando las urnas…, echar mano de un par de papeletas de distinto color, meterlas en su sobre correspondiente −de semejante color− y, previa mostración exhibicionista a quien corresponda de nuestro igualitario DNI, meterle los sobres a las urnas por donde les quepan, sin que nos quepa duda a nosotros de que eso no esté al alcance de cualquiera…

        ME DA UNA RABIA ver en la página 3 del DIARIO JAÉN mi artículo “SEÑORITOS, SEÑORES Y BEHETRÍAS”, que va de lo de las urnas de hoy y del diario ejercicio profesionalizado del señoritismo rampante, y pensar que hay lugareños de a pie, y lugares de no saber ni su nombre, que están tan apartados de todo y de todos, (incluidos los que se nos llena la boca de lo de la “España vacía”), que, no ya el periódico donde escribo cada último domingo de mes, sino ni tan siquiera las urnas de las que escribo hoy, van a llegar a esos paisajes y paisanajes tan ¿nuestros…?

      ME DA UNA RABIA pensar que aquí, en los Madriles, si las urnas nos quedan más allá de las ajenas desidias o de las propias ganas de andar, no tenemos más que echarnos por encima de los hombros la gabardina de moda, echar mano de nuestra tarjeta transporte, subirnos al autobús y acercarnos a donde poder decidir a quiénes vamos a montarles las manifestaciones durante los siguientes cuatro años, sin calcular siquiera que haya algunos que lo más que tienen en la cuadra es un borrico, una pelliza en la cómoda, y una trocha enlodada que atravesar durante horas si lo que quieren es manifestar sus preferencias urnales…

…ME DA UNA RABIA enterarme por el periódico de que, en esta España nuestra, capitalina y capitalista, no hay dineros para poner urnas en esos mínimos núcleos rurales −como La Hoya del Salobrar− para que, como terrenales padrenuestros, quienes nos guardan el campo cada día puedan ejercer por un día cada cuatro años su derecho a elegir a los que siempre nos gobiernan desde tan lejos...

 

−Y, encima, lloviendo a cántaros desde hace una semana, −le comento de pasada a Facundo, un paisano con el que coincido a pie de urna, y que, como yo, se vino p’a la capital hace ya muchos años a mudar de aires, de don y de zahones.

−Eso les pasa por no conformarse con lo que Dios les da. ¡Mira que  tener la ocurrencia de sacar a procesionar al “Abuelo” a deshora, y pedirle lluvia, como si el agua fuera de todos! Al Señor no hay que andar pidiéndole lo que Él no tiene a bien darnos. Y menos siendo como son y votando a quien votan esos ateos.

−Pero es que el campo estaba en un ¡ay!, Facundo, −amago frente a semejante cara de fieroche, color ira verde-manzana con gusano y rezumando catequesis "Ripalda".

−¡Pues que se aguanten!, que no hay que querer ser tan señoritos cuando no hay de qué, ni pedir tanto como si alguna vez lo hubieran tenido. Si es que los del campo no aprenden. Pero para eso está Dios.

-Lo que tú digas, Facundo.

 

¡ME DA UNA RABIA!

 En los Madriles. En un 28 de Mayo de 2023

TAMBIÉN ELLOS

  ( GitaneandoEnVerso ) Gitaneando en verso - 09/2025 También ellos… No es un grito fugaz y destemplado. Tan solo es un murmullo...