06/2023
Recuerdo que sentada en su destierro de espacios interiores
decía: “me duele el alma”.
−E inclinaba los ojos hacia el suelo
como buscando
entre el azul ya algo desteñido de todas las distancias
un desfile de hormigas invisibles.
Improbables
en la suave penumbra de “La Gloria[1]”−.
Afuera, las hormigas
gateaban con frentes sudorosas
el tronco retorcido y descarriado del albaricoquero.
Iban ellas formadas en hileras larguísimas y rubias
y acarreaban,
−lo supe algo después− con fines escabrosos,
una carga de lúbricos pulgones
que aprovechando el sol de media tarde
al fin percudirían los brotes más jugosos a la savia
Y yo no lo sabía.
Yo era solo una nena
(no una sabia experta en hormigueos)
para quien las hormigas aún por descifrar
eran la luz del sol y el aire libre.
Y la incógnita
la invisibilidad sombría, doliente y despoblada
del alma de mi abuela.
En CasaChina. En un 23 de Enero de 2023
[1] “LA GLORIA” fue la sala de estar del Barranquillo, caldeada en invierno por una gloria subterránea, y fresca en verano por algún misterio todavía sin resolver.