16/2020
Levantó su puño
cerrado,
y tuve miedo
al golpe irracional
que presagiaba el gesto.
(Ya sé que un gesto no
es una certeza)
Levantó su mano
abierta
y tuve miedo
al desdén azaroso
que presagiaba el
gesto.
(Ya sé que un gesto no
es una certeza)
Vi su mano
extendida.
Extendí yo mi mano
hasta enredar mis dedos
con los suyos.
Entonces
tuvimos la certeza de
la piel
igual que una caricia
en blanco y verde.
Ahora sé que una
certeza de amor irrenunciable
honrado
irreverente
está en la superficie
de los gestos.
En “CasaChina” En un 28 de
Febrero de 2020
Día de Andalucía
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