21/2022 (Micro150)
Él sospecha que está escrito para él, aunque no lo sabe.
Yo sé para quien lo he escrito, aunque sospeche de él.
Y los dos lo sabemos, aunque no le pongamos nombre.
No somos mucho más ni nada menos que unos nostálgicos que han tomado conciencia de lo que ya no harán nunca o a dónde ya no irán.
Quizá lo único que nos mantiene vivos es la inercia. Bueno, la inercia, y aquella casualidad ya remota que nos hizo converger en un determinado lugar del planeta el mismo día y a la misma hora.
Que, después de tanto todo, sigamos regresando a aquel lugar, y a los que después recorrimos juntos, aunque solo sea con la parte aún no lastimada de nuestra memoria, es lo que nos ha convertido en unos nostálgicos… a quienes no les importa no volver a hacer o no poder ir.
Ahora, por fin, estamos donde debemos estar, haciendo lo mejor que se puede hacer.
No seré yo quien le ponga nombre a lo que hacemos.
El nombre del lugar al que nos dirigimos lo sabemos los dos.
En CasaChina. En un 14 de Febrero de 2022
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