VA DE...Batiburrillo literario

sábado, 31 de agosto de 2024

QUE SÍ, QUE LAS COSAS CAMBIAN

 

(Periodiqueando)

143/2024

         Como cada día, lo primero que hago al despertarme es alargarme a la cocina y beberme dos vasos colmados de agua por aquello que leí en algún sitio de que nuestro cerebro es mayormente agua, que el probetico mío se me pudiera deshidratar en la brega del sueño, y que es preciso repostar regularmente para que conserve su conveniente espesor.

   Luego, también como cada día, sacudo la cabeza con tiento para comprobar si el agua trasegada ya ha llegado a su destino en cantidad suficiente como para suplir lo perdido, pero siempre tratando de no excederme ni en el meneo verificador ni en la cantidad bebida, no sea que se me licuen los sesos, cosa a la que tantísima prevención le tomé yo en plena adolescencia cuando aquel cura, aprovechando la seguridad que le daba el estar embutido en una sotana y agazapado en la casetilla de los perdones y las condenas, en lugar de conformarse con imponerme la penitencia que tocara por el pecado de tocar, se ensañó en aterrarme con lo de que tuviera buen cuidado de no reincidir en el mismo pecado del que acababa de confesarme o la sesera se me pondría líquida, y yo terminaría en “Los Prados”, que por entonces era el manicomio de Jaén.

¡La cantidad de veces que meneé yo por entonces la cabeza, dispuesta a comprobar si mis sesos perseveraban medianamente sólidos o ya eran puritita leche aguada!

Pero esa es otra historia. Muy triste, y muy fastidiada con “j” de Jaén, pero otra historia.

Como iba diciendo. Tras el jarrucheo[1] mañanero, lo siguiente en mis inexcusables tareas diarias es abrir y leer el Diario Jaén en la pantalla de mi ordenador, ya que aquí, en los Madriles, es tan difícil encontrar a pie de calle un ejemplar en ese papel fragante y sedicioso en el que todavía, gracias a Dios, a periodistas “full time”  y a empresarios postineros, se siguen escribiendo los periódicos.

Lo cual que −y volviendo a las disquisiciones subordinadas que no consigo erradicar por mucho que me lo amoneste ese amiguillo que tengo yo en Motril, JavierElSabio− ello me lleva a aguijonear a quienes tienen la fortuna de vivir por allí, por los Jaenes, a que bajen al quiosco, o al estanco, o a la papelería, o a donde quiera que vendan el periódico en su pueblo, y se compren su ejemplar, y lo tienten, y lo huelan, y lo lean y lo manoseen. Y si, como suele sucederme a mí cada día por ser un periódico tan rural como nuestra propia tierra, encuentran algo que le remueva las pajarillas, que no tengan reparos; que lo capturen, lo recorten y lo guarden en esa carpeta de pastas de cartón azul y cierre de gomillas en la que cada cual guardamos pedacillos de nuestra propia historia en recortes y notas sueltas para ordenar cuando se tenga tiempo y por quien lo tenga.

Hoy el señuelo lo he encontrado a la primera, en la página 2. Ahí donde ponen cada día lo “DE AYER Y DE HOY, devolviéndonos a los que ya somos más de ayer que de hoy a las tendenciosas indecisiones coloriles de La Yenka, –“Izquierda izquierda/ derecha derecha/ adelante detrás/ un dos tres”−.

Nada más saber que hace 50 años, ¡nada menos que 50 años!, y tal día como hoy, …el Gobierno de España aprobó el proyecto de ley sobre igualdad jurídica de la mujer …en el Pazo de Meirás me he puesto a husmear marcha atrás, dispuesta a investigar cómo se tomó, por parte del personal, eso de que las mujeres pudieran opinar sin preguntar, o abrirse cuentas bancarias, o hacerse el pasaporte, o montarse en un tren o en una camioneta sin autorización de su guardián, o simplemente, trabajar fuera de casa, (y, además, dentro) sin permiso previo de su padre, de su marido o de cualquier macho al mando de la tropa.

Por entonces, 1974, con 30 años recién cumplidos, llevaba yo ya TRECE AÑOS trabajando como Maestra Nacional, viajando, y disponiendo de mí a mi libre albedrío gracias a que me había quedado sin padre a los 13 años, me hice maestra en un pis-pás, me destinaron a Jaén capital, y mi madre, ya dueña y señora de un territorio antes vedado, fue tan “feminista” a su manera, tan “matrística”, que, nada más morir el hombre de la casa, nos dio suelta a nosotras sin censura de colorines peliculeros, y como “mayores sin reparos”.

En un principio, mientras leía, y recordando los sudores padecidos por el expediente disciplinario que mando instruirme el entonces gobernador de Jaén, el tal don Manuel Pardo Gayoso, mi expurgue por internet sobre aquel amago de liberación de 1974 me ha dejado algo desalentada al descubrir este video espeluznante, hecho con motivo del tal proyecto legal: https://www.youtube.com/watch?v=V5I2jOnm-IA

 Luego, ya más templada, he reflexionado con regocijo.

¡Tranquila! De entonces a acá, los tiempos han cambiado para nosotras mucho más de lo que parece. Y, a pesar de que a unos poco/as −ellos y ellas− les pique todavía entre las ingles el gusanillo del miedo a la insumisión o la cultura del feminismo, son muchos los hombres que, convencidos, se han implicado en que las cosas avancen como deben avanzar. 

Como bien dice Maturana: Lo matrístico y lo patriarcal no tiene que ver con lo femenino y con lo masculino. Se es matrístico, hombre o mujer. Y se es patriarcal, hombre o mujer.

Son culturas

 

 

Y la cultura, ya se sabe: se aprende y se desaprende

 

según los talentos.

 

…Y los talantes

 

−Porque… digo yo− digo en voz alta sin darme cuenta: ¿Qué respondería el personal si se le hiciera la misma pregunta que se escucha en el vídeo a día de hoy? ¿Ven cómo han cambiado los tiempos? −pregunto a voleo.

Pues que entonces se mataban menos mujeres −responde esa “sosias”, la Facunda, cortita de empatía ella, que siempre está a la que salta para llevarme la contraria, a poder ser en público, exhibicionista ella, y que por una vez logra sacarme de mis casillas:

−¿Se mataban menos mujeres, o se “permitía” y se justificaba lo de matar mujeres siempre que no se le diera demasiado pábulo al asunto de puertas para afuera?

−¿Qué se permitíaaaaaaa…? ¡Que se justificabaaaaaaaaaa...¡ −se encrespa la Facunda, despatarrada en posición de "en jarras paroxísticas", segura de que la razón va a estar siempre de parte de quien más suba el volumen y suelte más "aaaaaaaaaaaaaa..." por centímetro cuadrado de éter.

−¿Tengo que recordarte la eximente más vergonzosa de nuestro Código Penal de aquellos tiempos? ¿Eh, eh? −me desgreño yo a mi vez,  tratando de meter aunque sea de canto mi “¿eh, eh?” entre dos “aaaaaaa −−− aaaaaaa” y un resuello furibundo de la Facunda, quien, para mi estupor, enmudece de repente como si la hubiera pillado en renuncio, lo que yo aprovecho para porfiar mi  “¿eh, eh?”.

No sabe/ no contesta. (La Facunda siempre tiene que pensarlo, o buscar en Internet una respuesta que a ella se le antoje más o menos brillante antes de contestar una pregunta medianamente científica).

A ver: opinen ustedes: ¿Qué responderían si se les preguntaran eso mismo micrófono en mano?

 

En CasaChina. En un 31 de Agosto de 2024



[1] JARRUCHEO: [en mi EXPRESIONARIO DE MÁGINA]

1.    Acudir al trasvase y trasiego de líquidos de un jarrillo a otro con un fin determinado, como pueda ser el enfriarlo, comprobar su espesor, etc.

2.    Especial manera de llover a ráfagas variables y bulliciosas de manera que es difícil librarse de la lluvia ni llevando paraguas.

3.    Faena casero o labor campesina insignificantes.

 https://piturda.com/palabras-jaen/ay-lo-que-te-gusta-el-jarrucheo/

 

1 comentario:

  1. Soco, ¿estás refiriéndote a esto?:
    "El marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer matare en el acto a ésta o al adúltero, o les causare alguna de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si les causare lesiones de otra clase, quedará exento de pena. Estas reglas son aplicables en iguales circunstancias a los padres, respecto de las hijas menores de veintitrés años y sus corruptores mientras aquellas vivieren en la casa paterna. El beneficio de este artículo no aprovecha á los que hubieren promovido o facilitado la prostitución de sus mujeres o hijas". Art. 438.
    Aunque en sentido estricto, no existía una exención, nos encontramos ante una notable minoración de la pena, en relación al "mismo delito común".
    Rafael Ubal López

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