(Encuentro Internacional de Escritoras)
33/2008
Para Mayda: La MuchachaPoeta resumida en versos
que una noche me regaló su tiempo inédito y virgen.
Cuadernos.
Tantos cuadernos como ojos
como manos
como pubis
como Mujeres muertas de sorpresa.
Y de poesía.
Cuadernos de Mujeres:
bocas regurgitando letra a letra
(temblor y expectativa)
todas las emociones del Encuentro.
En Caracas
–otra vez-
durante algunas horas
la voz de las Mujeres
reclusa en mil cuadernos
turbada en mil cuadernos
disuelta en mil cuadernos
eran híbridos ires y venires,
impudicias escritas en el aire
o en el yeso de todos los pasillos,
insinuaciones díscolas mudadas en poemas.
En Caracas
las Mujeres
–me dijo otra mujer recién llegada
que no era de las nuestras–
no deben entrar solas en un bar
y pedir en la barra
una consumición de espera inútil
si es que la espera del hombre que no llega
tuviera que alargarse.
En Caracas
una Mujer no debe
–me hostigó aquel oscuro vigía de lo casto
con píngano en la oreja y pelo al cero–
sentarse en el respaldo del sofá del lobby del Hotel
(Paseo-de-las-Mercedes por más señas)
o todos pensarán en lupanares
y en MujeresBusconas “…que desdicen
de nuestra distinguida clientela”
y tendrán que venir los vigilantes
con impolutos ternos de negrura
masculina
para poner orden en el paisaje de piel a barlovento,
y atarles los desmanes a las féminas
que no saben estar y comportarse
–ahora hablo de mí, cuando en Caracas–.
Pero en Caracas
en ese mismo espacio del “no debe
una mujer sentarse sin decoro”
yo sé que me llené de aliento fresco
como la fruta verde ferviente e inmadura.
Aire sin respirar aún.
Y luminoso.
Mujeres
inmortalmente libres y feraces,
insubordinaciones inocentes
menudeo de decires sincopados,
intercambio
de pujantes señales, de palabras
homilías furtivas, pecadoras
sin arrepentimiento y entre líneas
en todos los cuadernos de Mujeres.
Mujeres
de precoces sinónimos del verbo
táctil, apasionado y epicúreo.
Mujeres
conmovedoras, vivas.
Desmañadas
en sujetar las riendas su voz
ardiente, accidental y disoluta.
Allí
en Caracas,
entre todas las Hembras
preñadas por los faunos de lo escrito
una Mujer boricua –una muchacha apenas–
Poeta
–bendita entre todas las MujeresPoetas de la Tierra–
Mayda
me entregó aquella noche su ternura
hecha de exaltación de pan y vino
sobre la mesa
de una cervecería crepuscular
con asombro de ojos.
Avizores del vuelo de un poema.
Esas locas Mujeres habladoras
de las que ahora hablo en la distancia,
rendidas
al licencioso abrazo de los versos
sembraron de poesía
la tierra embaldosada e impoluta
del Hotel
–Paseo-de-las-Mercedes por más señas–
en Caracas
delante de los ojos vigilantes de los hombres
vestidos de custodios.
En Caracas. En un 21 de Abril de 2008.
VIII Encuentro Internacional de Escritoras
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