26/2020
A todas las NoMadres de la tierra en el Día de La Madre
Ya se: no te
parí.
No lo repitas.
(¿O acaso la yermez deliberada merece algún castigo?)
Es cierto:
No acarreé al final por mucho tiempo
la indulgencia; la dulce liviandad
de un vientre florecido.
Ni fui la minuciosa fontanera
que va empalmando arterias
y milagros
hasta que un corazón recién resuelto
palpita por su cuenta.
No pudo ser. No fui ¿acaso nunca?
(o acaso poco tiempo)
macizo de cerezos promisorio
ni cuenco,
ni pistilo fecundado,
ni árbol cuyos brazos se levantan
prontos a la nidada y al gorjeo.
Ni me asumí sembrada y germinada
después de las primeras lluvias del otoño.
Ni me vacié hilo a hilo, derramándome,
agotando en tu boca perentoria
la absolución del geiser de mis pechos.
No velé tus infantes calenturas
ni recogí tus lágrimas primeras
junto con tus juguetes.
Sin embargo
remendé con mi amor algo tardío
(a veces, con mi rabia advenediza)
los lienzos desgarrados en tu infancia.
las duras pubertades de prestado,
las penas de lo adulto.
El desconsuelo
que lleva aparejado hacerse grande.
Ya sé: no te
parí.
no lo
repitas.
¿O acaso te pedí un ramo de flores?
Pero he dejado el mundo bien colmado
de todo lo que fui sin ser tu madre.
Te toca a ti atrojar esta cosecha
sembrada en campo ajeno.
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