(Todo América)
24/2023
Era su piel de bronce un afluente de luz pulimentada.
Un torrente metálico y pacífico
desembocando, oscuro, en hondonadas
de lúbrico deseo displicente gris-urbano.
Eso fue en Medellín.
Eran sus abundancias metafóricas de tez antropomorfa
como una excitación sin regocijo,
como una invitación a la inocencia velando lo escabroso
con alas de paloma.
Luego fue en Cartagena
de Indias.
Gertrudis:
quizás un inorgánico deseo apenas cincelado
por urgencias de dedos zahoríes
que creaban mujeres de la nada.
(Y hombres de miradas pedernales al fondo de una fragua).
Núbil incitación,
turgente y azuzada la piel trémula,
satinada,
saturada de oscuras intemperies.
Sobre un lecho de piedra al aire libre
yace
intacta de tersura,
en una plazoleta desflora con nombre venerado,
y exhibe sin pudores ni lisonjas
toda la exuberancia femenina de inerte seducción
venciendo y enviciando las aristas
de una torre oblicua e imposible,
y es
como una esclavitud acarreada aún sin flagelar
por sórdidas miserias de negreros.
En CasaChina. En un 21 de Abril de 2023
Porque ya nunca habrá otro 21 de Abril de 2023, te escribo, Abril, con mayúscula
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