22/2023
La radio se ha quedado muy viejuna
−pienso−
con esa cancioncilla de Serrat, que descarrila
igual que una distancia sin barrera.
Mientras tanto,
estaba yo pensando esta mañana
(algo así debe ser lo de estar viva)
que aquella vez
en la que me pusieron calcetines de hilo de perlé
se me quedó olvidada sobre un banco
de la estación de tren que fue la adolescencia
recién almidonada
en medio del recuerdo de un muchacho
de pantalones largos domingueros.
Hecha a ir de bureo a cualquier trance,
he ido a la taquilla
(¿por qué no?)
dispuesta a un viaje de regreso.
Pero el viejo factor de la estación,
entumecido, y un poco desconchado
en la placa colgada de un recuerdo de la sala de espera
me ha dicho: no hay billetes.
La herrumbre en los raíles oxidados
pesa ya mucho más que el desaliento.
Y aquí me tienen hoy, como a Penélope.
En CasaChina. En un 12 de Abril de 2023
Porque ya nunca habrá otro 12 de Abril de 2023, te escribo, Abril, con mayúscula.
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