Somos un olvido divino dispuesto a repartirse entre quien sea, si es preciso, cuando llegue su tiempo.
Lo sabemos: algún día la boca de los habitantes de la tierra prometida se secará a fuerza de lamerle la sal de la tierra a los fangales.
Entonces un ensalmador pronunciará las palabras mágicas:
¡Sierra Mágina!
Y ante el mundo se abrirán trochas por las que llegar hasta nosotros a saciar la sed.
Todos descubrirán al fin que cuando Dios separó la tierra de las aguas estaba tan ocupado en lo que fuera que se olvidó de cerrar el grifo de nuestros veneros.
En CasaChina. En un 19 de Abril de 2025
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