Politicastrerías117 – 53/2025
Salieron a su encuentro sus secuaces coronados de flores de adelfa, agitando sobre sus cabezas ramas de manzanillo, mientras gritaban enardecidos: “es él, es él, es él…”.
El escorpión apareció delirante a la puerta de su ratonera, se arrellanó en el podio recién mullido, se rodeó de zarzas secas y les prendió fuego.
“Reduciré el mundo a cenizas” −gritó−.
El fuego, que había fanfarroneado con transfigurarse en eterno, sitió al escorpión incendiario.
Entonces, el escorpión alzó hacia las alturas el aguijón de su trasero y se lo clavó en el vano del cerebro.
El amago de fuego eterno se extinguió.
En todos las muros del cosmos comenzó a aparecer una misma advertencia: “Por sus obras los conoceréis”.
En CasaChina. En un 10 de Abril de 2025
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